jueves, 29 de octubre de 2015

Cristina piensa que los demás mascan vidrio.

       En el preciso instante que Argentina está dejando atrás la partidocracia, Cristina cree que los demás se chupan el dedo.
Hoy no hay dólares para importar insumos básicos, con una inflación del 26 por ciento, el dólar real a 16 y un rechazo generalizado en la gente a las políticas que se han llevado a cabo, fundamentalmente, en el agro que es donde se especializaron en destruir.
El justicialismo por ahora, se muerde los dientes y apoya a Scioli, pero todos sabemos que de perder, se ha de iniciar una piñata de pase de facturas de cuentas.
Si algo la caracteriza a Cristina es levantarse todos los días para pelearse con alguien diferente. Tiene conflictos con todos los países con los cuales Argentina mantiene un comercio exterior significativo.
Vive en una lógica política más de confrontación que de otra cosa y cree que los otros son tontos. Se cree viva, no es. Todo lo de ella es un proselitismo de corto plazo; de discursos incendiarios para la hinchada. Siempre posando de víctimas, siempre con una cursilería a lo Evita Perón.
Los argentinos ya no quieren confrontación, quieren departir en el terreno elevado de las ideas.
Hay un cambio profundo en la sociedad que no saben interpretar, cuando creen que solamente, en pequeñas cosas la gente está  en contra, pero que en lo esencial, piensa como ellos.
  El cambio que hoy vive Argentina en su atmósfera moral es de fondo.
El asistencialismo no tiene porqué pasar por el Estado, sino por las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), que cuando asisten a la gente de humildes recursos lo hacen mejor y sin politizar la relación.
El Estado que no es eficiente en el manejo de los dineros del contribuyente tampoco lo es en la asistencia a los más necesitados.
El cambio en Argentina, evidentemente, ha de tener una repercusión entre nosotros, porque los crotos y villistas de aquí y sus capangas, los barones del Frente Amplio, ya están poniendo las barbas en remojo; más les valdría poner sus depósitos bancarios a buen recaudo en el colchón bank.
El peronista pone sus dinerillos en las Islas Caimán, Miami, Washington o en cualquiera de los 34 paraísos fiscales, el frenteamplista en cambio compra casistas y apartamentos para alquilar. Recién ahora se acuerdan de defender la propiedad privada y en que haya que pagar el alquiler por tarjeta electrónica. En eso el PIT-CNT la tiene clara y sabe cómo se actúa a nivel peronista.
  Endeudar en dólares a empresas que facturan en pesos y perder 600 millones en el último período, son consejos bolivarianos al servicio de los desvíos de fondos. Sobre facturar por aquí y sub facturar por allá es todo lo que saben hacer con proyectos pensados desde una rentabilidad insuficiente.
Tanto Cristina como los Sarratea uruguayos son unos delincuentes del primero al último, por eso discutir con ellos es como hablar con la pared. Compran el silencio, por eso combaten a gente que como en este foro, levanta la voz ante la esquilmación colectiva que estamos viviendo.
Les preocupa tanto a los peronistas de aquí, como de allá, el informante, no la información. Eso sí ¿Verdad? Tienen patente de corso para opinar de cualquier cosa. Hablan para lechuguinos encorpetados, cacatúas y quirimbos de Comité de Base y entre mate y mate, los chupamaros no dejan gobernar a  quien votaron.
Con Mucha Maduré, menos Marx Durex y pensando en cuánto Más Durex, el Frente Amplio tiembla ante la realidad regional, pero no se corrige. El gobierno se embandera con el peronismo anti liberal, mientras se desgarra las vestiduras en la misma Francia que tuvo enormes problemas de relación con Cristina.
Tanto aquí como allá se especializaron en fracturar la sociedad y hoy esa sociedad fracturada pone en el escenario político un nuevo bipartidismo. Ustedes y nosotros, como decía Lorenzo antes de ser indagado por la justicia. La oposición desde su impotencia, como dijo el iluminado durante la campaña electoral y ellos desde dónde; desde la omnipotencia y la soberbia.
Tanto Argentina como Uruguay necesitan un cambio.
Los cambios no vienen solos en la región. Hubo dictadura de Terra en el Uruguay, porque existió Uriburu en Argentina y Getulio en Brasil, existió el neo batllismo de Luis Batlle entre nosotros, porque existió Perón y Getulio 2. Existió dictadura militar porque hubo Pinochet en Chile -país hasta entonces tan atípico en América latina como Uruguay-, Geisel en Brasil y Videla en Argentina.
Existió democracia gracias a Tancredo Neves en Brasil, Sanguinetti en el Uruguay y Alfonsín en Argentina. Existió Lacalle porque hubo Menem en Argentina y Fernando Collor de Mello en Brasil. Existieron Vázquez y Mújica con Lula y Dilma en Brasil y los Kirchner's en Argentina. 
Pregunto yo, con la crisis política que tiene Bachelet en Chile, Dilma en Brasil y el kirchnerismo en Argentina, ¿Cuánto tiempo les queda a los Vázquez?
No es que un cambio en la región favorezca a la oposición de aquí, sería simplista ver las cosas así, sino que otro aire en los vecinos, le quita espacio a la prepotencia de los de aquí. Ellos creen que el Uruguay es una isla y no se dan cuenta que es un país bisagra.
Lo de Argentina nadie se lo esperaba, daban por descontado que es un feudo del populismo peronista y no se dan cuenta que las sociedades de alta movilidad social, son sociedades dinámicas y no estáticas aunque lo parezca.
Con una Venezuela que no paga, con un Brasil al borde del colapso, con una Argentina en default técnico, con un Chile convulsionado y un Piñera que se perfila como el futuro presidente, qué destino tiene ésta secta que gobierna el Uruguay.
Hombres como Mauricio Macri y Edgardo Novick evidentemente, son el futuro.
Seguirán poniendo la evidencia en jaque y haciendo la del avestruz que esconde la cabeza en un agujero cuando la corren y porque deja de ver el peligro, cree que todo se terminó.
Seguiremos escuchando cánticos internistas a la unidad intestina hasta el día que la gente comience a sentir retortijones al escucharlos.
La disparidad en los términos de intercambio con Brasil y con Argentina pone a todo el comercio exterior uruguayo ante una caída abrupta de las exportaciones y un encarecimiento de las importaciones aún con el dólar planchado. Pierde capacidad de competencia bilateral con ambos países. Hoy basta ir a Brasil o Argentina y vestirse de arriba a abajo, para terminar desquitando el pasaje, después de haber visitado los mejores lugares. Salir a comprar dólares por debajo de su precio para sostener esto es tan suicida como criminal, porque cuando llegue la hora del ajuste de la paridad monetaria -hora de la verdad-, la poca industria que existe ya desapareció. 
Argentina es el ejemplo palmario de lo que no hay que hacer. Hoy le quedan 27 mil millones de dólares y si levantan el cepo cambiario, según declaraciones de Aníbal Fernández, tienen dólares para tres días.
  Una sola cosa es cierta. Tienen los días contados, como Cristina que se va a una isla, donde no existe extradicción.


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