lunes, 17 de noviembre de 2014

La alegría va por barrios



        Si esta alegría que ha surgido en plena hipnosis de atolondramiento colectivo, fácilmente constatable, no solamente en Montevideo, sino por todo el Uruguay, ha de durar mucho o poco, es un tema de una complejidad tal, que ni un Joseph Alois Schumpeter podría estar en condiciones de parametrizar el estado de ánimo de la gente, con las variables macro económicas.
          En ningún momento en este blogger se ha hecho futurismo, porque si algo me caracteriza es la convicción de que el futuro no existe, existe el presente y más nada. Ese minuto que precede al actual es el futuro, un futuro que cuando se vuelve tal, se convirtió en presente. Usamos la palabra “futuro” como forma de ponerle un nombre a lo indeterminado, porque nadie tiene condiciones de vidente para saber lo que ha de suceder. Esa gente que “ v e “ el “futuro”, en realidad lo que “ v e “ son las concomitancias concretas de este presente y comprende que, quien mal anda, mal acaba.
        Tampoco se podrá encontrar aquí profecías de fatalidad, porque la fatalidad es la única profecía autorrealizable. Es decir, si yo pienso que las cosas van a salir bien, no porque crea eso, han de resultar como quiero, pero en su deferencia, si estoy convencido que van a salir mal, es una fija, salen mal. Conviene mirar el mundo con relativo y razonable optimismo, sin ingenuidad y con espíritu crítico. Como decía José Martí: “La crítica es el ejercicio del criterio”.
        En economía como en la vida misma el optimismo y el pesimismo tienen que ser prácticos. Se la ve fea, se la ve buena, se la ve fácil, se la ve difícil, pero eso no significa que las cosas no puedan ser de otra manera, cuando otros lo mismo, lo ven distinto.
        Así como están planteadas las cosas en el Uruguay de hoy, Cándido y su maestro Planglos de Voltaire, es un poroto al lado del uruguayo y la uruguayita común. Viven en el mejor de los mundos posibles y todo, hasta un atentado, violación, asesinato o rapiña es por algo en la vida. “Algo habrán hecho para que les pase eso”.
        La humanidad camina a pasos agigantados hacia una nueva Edad Media, pero ese sería tema de otros análisis más genéricos.
        El hecho cierto es que no podemos estar contra el presente. Si se tardó eones de tiempo para llegar a esto, estar contra esta realidad, es estar contra el desenvolvimiento humano, así la democracia se haya pegado un tiro en los pies y decidido dejar de caminar.
        La vida tiene siempre razón.