martes, 15 de julio de 2014

Un gobierno agotado, para un país agostado.

        Estamos en un gobierno agotado, que existe porque la sociedad que generaron es la de un país agostado.
        De lo que se trata es de sortear con sabiduría este duro trance en que estamos, para poder pasar a vivir en un gobierno de todos, para un país abierto al mundo.
          Recomiendo que se lea este excelente artículo de Juan Martín Posadas, titulado  Programa de Gobierno 
        Lo puse en un lugar de mi bloger y hacia allí lo dirijo, por si llega a caerse del servidor. Es un artículo que hace a la reflexión de fondo que debemos tener, en un momento en donde estamos parados en la cruz de los caminos.
        Para entender mis reflexiones, conviene primero leer el artículo de Juan Martín Posadas, ya que lo que él pide y reclama, es como si me lo hubieran sacado de la boca.
        No voy a discrepar con él, sino a plantear lo que pienso al respecto y es importante leerlo, porque ha sido el primero que con valentía, supo poner el tema más importante, a consideración de la opinión pública.
        La fragmentación que sufre el Uruguay comenzó en aquel fatídico enero del 99’, cuando Brasil sin decir agua va, agua viene, devalúa su moneda y la campaña uruguaya se encuentra que no tiene margen de ganancia para poder comercializar con un país, en donde le bajaban los precios en dólares.
        En ese momento, la relación del Uruguay con el MERCOSUR era de un 60% de nuestras exportaciones y con Brasil, un 30% de ese 60%.
        Los productores rurales al ver que no podían sobrevivir en esos términos de intercambio, se lanzan en una manifestación a Montevideo, bajo la consigna: Rentabilidad o Muerte.
        Allí el Uruguay sufre la primera fisura grave, bajo la cual arranca la fragmentación social que vino después.
        Ese era un año de campaña electoral y Vázquez no encuentra nada mejor que lanzarse a una lucha de barricada a quema ropa, queriendo apagar el incendio con gasolina. Para gente que no entiende de política, el gobierno era todo lo malo, hiciera lo que fuere. Iban a mover las raíces de los árboles, le pedían a todo el mundo que cambie, comunismo cayó ahora podemos, agradezcan que los estamos tranquilizando y barbaridades.
        Por suerte, ganó raspando Jorge Batlle y uno registraba allí, claramente, que había en la sociedad uruguaya una seria y profunda fragmentación política de carácter social.
        Vázquez crea un comando de patoteros de esquina, que miraban a todo aquel que no fuera frentista, como si tuviera alguna anomalía moral. Parecían los comisarios políticos de los países totalitarios. Iban a la piñata.
        La fragmentación la estaban creando y profundizando.
        Lo que hicieron después es un operativo siniestro que se expresa en esta realidad que estamos sufriendo cotidianamente.
        Asistencialismo sin contraprestación, para que tengan bastante tiempo libre en hacer fechorías.
        Una Suprema Corte de Justicia que no procede ni allí en donde la delincuencia se lanza contra las Comisarias y se les muestra la filmación.
        Acogotar impositivamente al pequeño y mediano productor y exonerar de impuestos a las multinacionales, para que no les pase lo de Allende en Chile.
        Hacer del Uruguay con la marihuana un país cabeza de playa del narcotráfico organizado.
        No defender en ningún tema la soberanía nacional e ir al Mercosur a delegarla.
        Permitir el delito de propiedad como forma de expropiación indirecta.
        No discutir con nadie en las campañas políticas, como señal clara para esa gente, que es perder el tiempo conversar con el adversario político.
        Esto, como se puede apreciar, no se resuelve con un simple programa de gobierno, sino con un paquete de medidas inevitables.

        De este tema voy a seguir escribiendo, porque es lo que bien se podría llamar el experimento Soros-Raúl Castro.