Estamos en un gobierno agotado, que
existe porque la sociedad que generaron es la de un país agostado.
De lo que se trata es de sortear con
sabiduría este duro trance en que estamos, para poder pasar a vivir en un gobierno de todos, para un país abierto
al mundo.
Recomiendo que se lea este excelente artículo
de Juan Martín Posadas, titulado Programa de Gobierno
Lo puse en un lugar de mi bloger y hacia
allí lo dirijo, por si llega a caerse del servidor. Es un artículo que hace a
la reflexión de fondo que debemos tener, en un momento en donde estamos parados
en la cruz de los caminos.
Para entender mis reflexiones, conviene
primero leer el artículo de Juan Martín Posadas, ya que lo que él pide y
reclama, es como si me lo hubieran sacado de la boca.
No voy a discrepar con él, sino a
plantear lo que pienso al respecto y es importante leerlo, porque ha sido el
primero que con valentía, supo poner el tema más importante, a consideración de
la opinión pública.
La fragmentación que sufre el Uruguay comenzó
en aquel fatídico enero del 99’, cuando Brasil sin decir agua va, agua viene,
devalúa su moneda y la campaña uruguaya se encuentra que no tiene margen de
ganancia para poder comercializar con un país, en donde le bajaban los precios
en dólares.
En ese momento, la relación del Uruguay
con el MERCOSUR era de un 60% de nuestras exportaciones y con Brasil, un 30% de
ese 60%.
Los productores rurales al ver que no
podían sobrevivir en esos términos de intercambio, se lanzan en una manifestación a Montevideo,
bajo la consigna: “Rentabilidad o Muerte”.
Allí el Uruguay sufre la primera fisura
grave, bajo la cual arranca la fragmentación social que vino después.
Ese era un año de campaña electoral y Vázquez
no encuentra nada mejor que lanzarse a una lucha de barricada a quema ropa,
queriendo apagar el incendio con gasolina. Para gente que no entiende de política,
el gobierno era todo lo malo, hiciera lo que fuere. Iban a mover las raíces de
los árboles, le pedían a todo el mundo que cambie, comunismo cayó ahora podemos,
agradezcan que los estamos tranquilizando y barbaridades.
Por suerte, ganó raspando Jorge Batlle y
uno registraba allí, claramente, que había en la sociedad uruguaya una seria y
profunda fragmentación política de carácter social.
Vázquez crea un comando de patoteros de
esquina, que miraban a todo aquel que no fuera frentista, como si tuviera
alguna anomalía moral. Parecían los comisarios políticos de los países
totalitarios. Iban a la piñata.
La fragmentación la estaban creando y
profundizando.
Lo que hicieron después es un operativo
siniestro que se expresa en esta realidad que estamos sufriendo cotidianamente.
Asistencialismo sin contraprestación,
para que tengan bastante tiempo libre en hacer fechorías.
Una Suprema Corte de Justicia que no
procede ni allí en donde la delincuencia se lanza contra las Comisarias y se
les muestra la filmación.
Acogotar impositivamente al pequeño y
mediano productor y exonerar de impuestos a las multinacionales, para que no
les pase lo de Allende en Chile.
Hacer del Uruguay con la marihuana un país
cabeza de playa del narcotráfico organizado.
No defender en ningún tema la soberanía
nacional e ir al Mercosur a delegarla.
Permitir el delito de propiedad como
forma de expropiación indirecta.
No discutir con nadie en las campañas
políticas, como señal clara para esa gente, que es perder el tiempo conversar
con el adversario político.
Esto, como se puede apreciar, no se resuelve con un simple
programa de gobierno, sino con un paquete de medidas inevitables.
De este tema voy a seguir escribiendo, porque
es lo que bien se podría llamar el
experimento Soros-Raúl Castro.