Cuando
en la dictadura no soplaba ni una mosca y no había forma de saber qué es lo que
estaba sucediendo en ese momento, en CX 8 Cisneros hacía el informativo y
Fontoura con su voz timbrada, lo decía.
Al
final se lo cerraron porque, si bien era un informativo meteorológico, decía en clave lo que estaba sucediendo.
Esos
informativos eran realmente, obras de arte para estudiar a San Benedictino y la
manera en que supo decir las cosas, en los tiempos de la Inquisición.
Viendo
como viene la mano con una fuerza de gobierno que perdió toda racionalidad y
va para más me temo que voy a
terminar como Cisneros escribiendo informativos de este tipo:
“Avanza como una nube de mejillas negras,
en un horizonte espeso y cargado de nubarrones, una fuerte corriente aérea que
sopla desde el Sur, amenazando estas costas del Plata. Colapsa un sistema
eléctrico por la fuerte carga que trae de la Patagonia, mientras el cielo
oscurece impiadosamente, sobre nuestras cabezas.
Fuertes vientos anuncian la advertencia
amarilla, con copiosas lluvias sobre la sufrida y castigada Colonia, San José,
Montevideo, Canelones, Maldonado y Rocha.
Son vientos de una intensidad que se
estima comprendida entre 60 y 75 km por hora y que mientras no hacen mayores
estragos, van dejando la sombra de muchas dudas. Desde diferentes temperaturas
de condensación, estos cristales de hielo nos transmiten por ahora al menos,
simples gotitas de agua, pero todos sabemos que el movimiento de aire asociado al
desarrollo de las nubes, también afecta a su formación. Estas precisamente, no
son nubes creadas en reposo y que aparecen como capas y estratos, sino gestadas
en función de vientos con fuertes corrientes verticales.
Nubes cirros con sus cristales de hielo y
bandas delgadas, finas y acompañadas de copete, van formando un velo propio del
cirroestrato. Velo que impide ver la razón por la cual son indistinguibles una
de las otras. Moviéndose por encima de una capa de aire, van rompiendo las
capas más bajas y más rápidas, en direcciones variables, que nadie puede
predecir. Clara indicación de turbulencia de alto nivel.
Sin embargo, es difícil de visualizar
porque los cristales de hielo que caen, se evaporan antes de alcanzar el suelo.
No se puede, al menos por ahora saber, si eso ocurre por calentamiento o
enfriamiento de la Tierra.
La predicción climática se vuelve difícil,
porque el albedo de nubes de diferentes tamaños y formas de los cristales es
por ahora difícil de precisar y sin embargo, una sola cosa es cierta, son el signo
de un sistema frontal o bien, que una perturbación de las capas altas se
aproxima. También, pueden estar indicando una tormenta.
Grandes capas de cirros y de
cirroestratos típicamente, acompañan los flujos en alta altitud de huracanes y
tifones. Como una estela persistente, los pilotos sospechan que están en
presencia de un cambio importante, en donde la atmósfera climática sigue
insistiendo impiadosamente, sobre nuestras cabezas.
El cielo se va llenando de nubes cada vez
más gruesas y densas y en consecuencia, la luz no llega a nosotros. Es un cielo
gris que amenaza cada día que pasa, en volverse más negro.
Polvo atmosférico llamado a convertirse
en lluvia o granizo y que gracias a nuestro Estuario del Plata, no puede
trasuntarse propiamente dicho, en nieve.
Los nimbos que vienen del Sur, esperan su
turno para formar precipitaciones. Los cumulonimbos desde columnas de aire cálido y húmedo
se elevan en forma de espiral rotatorio y están llamadas a producir lluvias intensas
y tormentas eléctricas. Se pueden formar aisladamente, en grupos, o a lo largo
de un frente frío en una línea de
inestabilidad. Las causas vienen porque hay mucha humedad en el ambiente,
una masa inestable de aire caliente, y una fuente de energía muy pronta para
subir esa masa caliente y húmeda, rápidamente.
Ascienden porque el aire frío que, al ser
más pesado se introduce como una cuña girando en sentido horario y levantando
al aire caliente y húmedo que se convierte rápidamente, en un tobogán nuboso
ascendente, empieza a girar al revés de las agujas del reloj y se va
extendiendo en forma de yunque cuya parte más prominente se va quedando atrás,
con relación a la dirección general del viento.
La fuerza de los vientos alrededor de una
línea de frente frío, cerca de los
océanos, en donde hasta la brisa marina viene a proveer de energía a la
tormenta en ciernes, obliga al viento a elevarse ocasionando que el aire más
caliente (menos denso) ascienda, dando origen a fuertes precipitaciones y
tormentas.
Este ascenso de las masas de aire no cesa
y avanza para más.
Por la fuerza de la gravedad las gotas
caen, causando un movimiento descendente de algunos, que deben competir con el
otro ascendente.
Esa inestabilidad que sufrimos entre las
ráfagas en ascenso (con humedad y nubes) y las ráfagas en descenso (aire frío y
seco) produce cargas de electricidad estática que se van acumulando en el
cumulonimbus. Sólo cabe esperar, relámpago y trueno.
Si esto que es dable esperar para el
otoño ocurre en pleno invierno, es porque el
frente frío empuja al aire ascendente en irrupción rápida de las masas
inferiores de aire frío, El aire caliente en demasía es cortado en un efecto
navaja, por el aire frío,
Esto es lo que puede ocurrir a cualquier
altura del año y eso explica el carácter concreto que tiene este invierno sobre
nuestras desoladas costas y atónitos habitantes”.
Me acorde del grande de Cisneros y de la voz
maravillosa de Fontoura.
Espero
que esa nueve de mejillas negras se vaya de nuestro cielo y horizonte.