miércoles, 9 de julio de 2014

Recuperemos el Uruguay que nos robaron

       El otro día, conversando con un muchacho joven le decía: “Me siento como un extraño en este país. Este no es el Uruguay en el que fui educado y formado, es como si estuviera viviendo en un lugar que no es mío.
       No te voy a decir una cosa por otra. Siempre en el Uruguay existieron pobres y ricos, pero era otra cosa aquello. La pobreza, era una pobreza digna y la riqueza, una riqueza relativa. Globalmente considerado, el Uruguay era un país de clase media. Se decía que los pobres, eran pobres ricos y los ricos, ricos pobres.
       Tal vez tu, porque eres joven te resulte normal, de pronto, este nivel espantoso de degradación social en que estamos, pero a los que peinamos canas y nos formamos en otra atmósfera moral totalmente distinta a esto, nos subleva, nos indigna, nos resulta inadmisible, desde cualquier punto de vista.
       Nunca ocurrió que gente enquistada en el poder, agobie impositivamente a hombres como tú, que eres un trabajador y para sostener la peluquería debes pagar agua industrial, luz industrial y te supervisan todo, -el Estado uruguayo es un socio en tus ganancias, pero le importa muy poco tu comercio en las pérdidas-, mientras al salir a la calle careces de todo derecho humano y cualquier delincuente, hace lo que quiere contigo, sin que a nadie le importe nada.
       Pasaban cosas malas, no voy a caer en la tontería de aquellos veteranos de otra época, que no querían reconocer nada malo de lo de antaño y lo único bueno, había sido su época, ni me voy a poner a contar historias, anécdotas y cosas así, que a ti no te pueden decir nada. Me limito al hecho. Esto de ahora, al menos a nosotros, nos resulta intolerable, porque agravia nuestra dignidad de uruguayos esta gente que hoy nos gobierna.
       Vivir en una cueva de malvivientes en donde se le prende fuego a escuelas, se asaltan comisarias, el que mata a otro tiene derecho humano y el juez olímpicamente lo larga, el narcotráfico campea haciendo de las suyas en los barrios más miserables, se criminaliza la pobreza y entonces ahora al ver un pobre, en vez de tratar de ayudarlo disparás y te pones bien lejos, nunca pasó; es lo que está gente en 10 años de sabotaje sistemático, trajo y generó.
       En otro tiempo, cuando veías a un pobre tratabas de darle una mano, hoy lo ves como un posible delincuente, mientras se te miente descaradamente, diciendo que son ellos los que ayudan a los pobres y en realidad, complicaron más su situación.
       Si todo pobre es un posible delincuente como piensan los Huidobro, los Mujica y todos ellos, entonces hay que huir bien lejos de todo hombre en situación de calle.
       Ellos dicen que están con los pobres y es mentira, son sus enemigos, porque lo único que generaron es una guerra de pobre contra pobre.”
       El joven me escuchaba atentamente y sentía como yo, mi misma angustia; ese dolor interior que señala en política el camino del deber.
       Resulta que ahora, el subsecretario del Ministerio del Interior, Jorge Vázquez –el hermano de Tabaré Vázquez-, recomienda a las personas andar con poco dinero cuando tengan que realizar depósitos en los bancos –mirá dónde tiene la cabeza-, como forma de evitar los robos. También sugirió evitar que se realice la misma rutina cuando se deposita dinero, como forma de despistar a quienes puedan estar atentos.
       Para dar consejos así cobra el sueldo con nuestros dineros de contribuyentes, para hacerle algo a la situación no existe el buen señor, es un subsecretario que está de florero ahí adentro.
       Era Artigas, quien decía que “Nada podemos esperar, si no es de nosotros mismos”.
       Defendamos lo nuestro, recuperemos el Uruguay que nos robaron.