La campaña electoral dirimió varias
interrogantes que la sociedad uruguaya tenía planteado en ese momento.
En primer lugar, permitió ver que las
tendencias filo chavistas en el Frente Amplio son mayoría exclusivamente, en el
marco de la sopa de letras de su Plenario.
Pregunto yo: Alguien que esté en su sano
juicio cree o piensa que por ejemplo, por citar unos pocos, el Partido Obrero
Revolucionario (POR), el Partido por la Victoria del Pueblo (PVP), el Partido
Socialista de los Trabajadores (PST), y una cantidad increíble de cosas raras
que existen allí ¿Son partidos?
¡No se les ocurre pensar que esos son
sellos que ambientan el paraguas protector que tupamaros y comunistas necesitan
para quitarse el parche que llevan de sus macanas ante la sociedad uruguaya!
Esta gente no es que esté en la ultra
izquierda, es peor que eso lo que les sucede, se tienen que disfrazar de ultras
en Montevideo y medrar en una atmósfera moral de malvivientes, porque si
dialogaran con la sociedad uruguaya, encontrarían el rechazo inmediato que
tuvieron toda la vida.
Esa es la gente que la candidata que quedó
en minoría tras las internas quiere ante ponerle a los demás. Hugo Batalla, por
ejemplo, se fue del Frente Amplio, porque no aguantaba más que una cosa así
venga a decir que es lo que tiene que hacer gente que se ganó su lugar en política
con el voto popular.
Es típicamente, la expresión de un
funcionamiento político imperfecto surgido al calor de una realidad política anómala,
como la que se vivía a fines de los años 70’. Qué exista gente con su adolescencia mal resuelta y que aún
hoy, en la vejez, siga jugando a las
escondidas es entendible, pero que eso marque el tono y el ritmo de los
tiempos políticos es inadmisible. Si son así, problema de ellos, pero no
tienen derecho a imponerle a 3 millones de habitantes los problemas que existen
entre ellos.
Felizmente, hoy todos sabemos que esta
gente internamente, representa una minoría. Es eso lo que les molesta del resultado reciente de las internas.
Quedar pagando, como en la época en que Batalla no tuvo más remedio que irse de
allí.
Hubo tanto blancos, como colorados que estaban
con el Frente en el 71’, que al ver eso se horrorizaron. Era la Cueva de Ali
Babá y los 40 ladrones. El partido comunista estaba desesperado por encontrar
el «Ábrete, Sésamo», que suponía que Seregni tenía.
La reforma constitucional que hoy nos
rige opera como un «Ciérrate, Sésamo», para los que conquistando amplias mayorías
y tras una serie de instancias comiciales transparentes, han logrado el «Ábrete,
Sésamo» que en una democracia solo puede dar el respaldo popular.
No hay ninguna trampa jurídica para
evitar el perjuicio de nadie, y fue justamente el Frente Amplio quien hasta
ahora, más se benefició de la misma. Si hoy no les gusta, es tema de análisis
peculiarizado.
Estamos hablando de gente que gobierna
con inconstitucionalidades a sabiendas. Ya la Suprema Corte de Justicia les objetó
7 leyes y van para otra más, pasadas las elecciones. Esta gente cuando habla
tan suelta de cuerpo de reforma constitucional ¿Creen que los demás se chupan
el dedo? Es indudable que en algo muy sucio andan.
Los partidos fundacionales tienen
fracciones, pero no son estructuras fraccionalizadas.
El diseño de las estructuras políticas
uruguayas no es, como alguien pueda creer la causa de la inestabilidad de las
instituciones, porque todos sabemos que el Uruguay es la democracia más estable
y consolidada.
Cuando los intelectuales y los politólogos
la emprenden contra supuestos defectos en las instituciones políticas
uruguayas, se encuentran que no hay buenas razones para cortinas de humo
totalmente infantiles que exigen mayorías que no pueden tener, que no saben qué
cambiar en las reglas electorales y por qué, que no tienen ni noción de cómo opera
la verticalidad y la horizontalidad en política. Se encuentran con que el
balance que dejó la reforma del 96’, le permitió al Frente Amplio ser gobierno
dos veces y que la crítica que tienen que hacer es a la inconducta de una década de oprobio y tontería y muchos se suman a esa cortina de humo.