A
esta altura del partido, ya no importa quién ha de salir Presidente de la
República, sino de tratar de entender, qué condiciones de diálogo genera cada
candidato.
Está
en la tapa del libro, un hombre como Tabaré Ramón Vázquez Rosas no puede, ni
debe discutir con nadie, porque donde confronte, pierde como en la guerra.
En
política la cosa no es tengo una mayoría
y hago lo que quiero, me falta la mayoría y entonces “Vení, blanqui colorado
corrupto, que te necesito”. La
democracia no es el gobierno de la mayoría, sino el gobierno de la mayoría, que
gobierna con la minoría.
En el gobierno de Vázquez hubo gente que
presentó un proyecto de ley, se lo rechazaron y después lo presentaron cambiado
como proyecto frentista.
Vázquez
busca ideas para mentir y no hay por qué darle nada, a un canalla de esa
magnitud infame.
La
gente debe entender que el Partido Nacional tiene, no solo las mejores ideas, sino
también, los mejores hombres de la República.
Un
país se construye con ideas, pero si
falla el hombre, falla todo. El Frente Amplio fue durante años una máquina
de echar humito por la cabeza y cuando lo vimos actuar quedamos helados, como
el mismísimo aspirante a Vicepresidente $endic, que nos terminó proponiendo una
heladera.
Vázquez
es el prototipo de lo peor de la mentalidad estaliniana frentista: “Vení, ponela, que te la corto”. Yo sí sé que me la van a cortar, no la
pongo, no, pero hay jabones, tomates y chocolatines como Javier de
Haedo, que se venden a eso, por muy poquito. Son los blancos que se creen
vivos, -están más allá de la política-,
y terminan degradados, basureados y humillados como Nin Novoa, dos veces
Intendente blanco y fue hacerse frentista y murió políticamente.
Hoy
por hoy, cuánto vale la opinión de un Javier de Haedo: Astori bis y suficiente mariflú. Si no le gustaba la política
en su juventud, quiero ver a dónde va a
ir a parar, si pierde Vázquez.
El
Partido Nacional y los blancos de a pie, tienen que tomar nota de esto: Hacerse del Frente, es morir políticamente.
El
Uruguay –por ahora al menos-, es un país libre, de modo que quien quiera
suicidarse, puede hacerlo.
Un
minuto de silencio por Javier De Haedo y Nin Novoa.
***
Pasado
el minuto de silencio y con mucha maduré, no sea cosa que se
les ocurra mandarme al rincón de las arañas a hacer auto crítica, hay que
decirle al coso este, que tener mayoría
es una cosa, administrar la mayoría es otra bien diferente.
No saben administrar sus mayorías y quieren
encajarnos a nosotros, las incongruencias que ellos tienen, en esa puja
permanente bajo la que viven.
No
son una colcha de retazo, son Benitín y Eneas gobernando el Uruguay. Ese es el
tema.
Estamos delante del hombre dispuesto a tomar cualquier cosa, con tal de
ser como otro que no puede.
Mientras
otros priorizan a la hora de acordar con
el adversario fundacional, a Vázquez le cuesta horrores ponerse de acuerdo
en lo mínimo con los demás. Sólo él
existe en nuestro país, los demás están de sobra y si algo le falta, toma lo mismo que otro.
El
doctor –capitalista del cáncer y una de las fortunas más importantes que hay
aquí-, se siente más que los demás, porque
encontró el visto bueno de Bush padre y Bush hijo, pero la pregunta que uno se
hace es cómo va a cambiar la Constitución
existente, mientras rechaza un día sí y otro también, a la oposición que puede
darle esa mayoría que necesita.
¡Qué
condiciones de diálogo puede generar un elemento así, para tratar seriamente
cualquier tema!