Que
el Partido Nacional ha sido el que ante los desbordes del autoritarismo, supo
plantarse, pagar las consecuencias de su determinación y decir “hasta aquí llegaste”, es un hecho
innegable.
Que
determinadas figuras del adversario fundacional tomaron esas
banderas y junto a ellos el Partido Nacional construyó el Uruguay moderno,
también hay que decirlo.
Hoy
la cuestión ya no es como en otro tiempo, y por ende, no tiene sentido discutir
quien tuvo más mérito en la construcción de la civilidad y la conciencia
uruguaya, fundamentalmente, porque con esta gente que hoy nos gobierna, vamos en
la dirección a un retroceso muy grande de carácter social, económico e
institucional.
Vamos
camino a la época de la balota, el fraude electoral, el látigo de 5 colas, el
caballo del comisario, los capangas
diciendo “andá votá o no comes”, las
tiras de asado arrojadas desde camiones para que la gente vote por el gobierno,
el acarreo de votos, es decir, todo aquello por lo cual el Partido Nacional y determinadas figuras importantes del
adversario fundacional¸ trataron de que en el Uruguay, no ocurra más.
El
Frente Amplio ha hecho lo que se llama la política de las piaras, que
significa en buen romance que de tanto
rascarle el lomo al chancho, lograron al final, que gobiernen los chanchos.
Que
ésta es la hora crucial de nuestra historia, en donde se juega el destino
nacional y que la prioridad es decirle a estos modernos Sarratea, entre todos, hasta aquí llegaste, no me cabe la más
mínima duda.
Hay
un proceso que conduce al autoritarismo y que la sociedad no siempre percibe
con la gravedad que suele tener. Es el
plato de lentejas, a cambio de toda la suma de poder político.
Cómo
decía J C Brown en Técnicas de
Persuasión una vez que compran la aquiescencia de lo más bajo en la escala
social, salen a señalar el diablo con el
dedo. Porque el análisis político no está a la altura del común de la gente
y el juicio fácil de valor cuando se
señala el demonio con el dedo, es un cheque al portador, da rédito
inmediato.
El
Uruguay, por primera vez en su historia, tendrá que aprender a deshacer el
molde fresco de la eterna figura del despotismo, que viene para no irse nunca
más. Que se sabe sin razones políticas, que es una máquina de contradecirse y
de vivir en las más inconcebible inconsistencias, que no tiene ni razón, ni
derecho en su lucha y que solamente, busca medrar con la condicionante
histórica que le permitió asomar la cabeza, avanzando para más hasta alcanzar la genialidad de un manejo político diabólico. Todos
estamos viendo que al Frente Amplio se
le llueve el rancho, por todos lados y sin embargo, desde una soberbia
contumaz, se burlan de los demás. Quiere decir, que tienen pensado algo, que
suelen ocultar.
Un
día caen, porque como decía Winston Churchill: “Se puede mentirle a mucha gente, durante mucho tiempo, pero no se
puede mentirle a tanta gente, durante tanto tiempo”.
Ese
día es una tragedia colectiva que toda la sociedad debe pagar, mientras
disparan a refugios financieros pensados para gente así. La sociedad hace la
dura y definitiva experiencia de lo que significan.