domingo, 20 de julio de 2014

Esquizofrenia, falsa conciencia y alienación en la izquierda uruguaya.

       Esquizofrenia viene de (esquizo, que quiere decir corte) y frenia (que quiere decir mente). Esto significa corte mentaldisociamiento de la personalidad.
       La persona está como ida, como ausente del ambiente en que vive, hizo un corte mental con el mundo. Es una patología claramente introvertida. El individuo se cerró.
       Falsa conciencia, es una definición típicamente marxista, que se da en aquellos asalariados que piensan como el patrón, tendrían una falsa conciencia, porque no defienden sus intereses, sino los del otro.
       La dificultad de usar esta definición es obvia, porque acusar a alguien de tener falsa conciencia, significa que el único que tiene la conciencia auténtica soy yo.
       ¿Cuál es la verdadera conciencia que puedo tener, como para recriminarle a alguien que tiene la falsa, no la auténtica?
       Conciencia quiere decir (saber con). Ser consiente es entender desde los datos inmediatos de lo que se percibe y saber con eso que se tiene delante.
       Si yo tengo la verdadera y otro tiene la falsa conciencia de su situación, entonces soy un iluminado, que vine a darle la buena nueva a los demás, no solo de cómo deben pensar, sino de lo que es saber con las cosas; ser consciente de algo. 
   Tener conciencia de algo es tener algo en la conciencia. ¿Qué tienen en su conciencia que la hace verdadera, que otros no tengan en la suya?
       Alienación, en el sentido clásico del término, quiere decir, extrañar, poner fuera. La idolatría del becerro de oro, es un caso clásico de poner fuera y extrañar en un objeto.
     La alienación en nuestro tiempo no refiere exclusivamente a las sectas religiosas, sino también, a los que idolatran un Estado, un régimen político o lo que sea y ponen allí todo lo suyo. Por ejemplo: Lo mandan a una purga y él por disciplina, lo acepta. Está años preso y cuando sale, sigue siendo el mismo, con las mismas lealtades que tuvo, aunque lo hayan traicionado.
       Alienó, puso fuera, hasta volverse un extraño de sí mismo.

***
      
       Cuando la gente de Unidad Popular se enfurece con ellos, tiene razón en un punto de su nostalgia.
        La izquierda que a fines de los 60’, comienzos de los 70’, salía a manifestar por cualquier cosa, era una izquierda extrovertida que estaba en un estado de exaltación histérica. Querían dar la gran respuesta. Se decía en aquella época: Si van a hacer algo que será histórico, entonces que no sea histérico.
        La izquierda actual no es extrovertida, es totalmente cerrada y esquizotimica, Es introversa, versa hacia adentro. Todo se le complica cuando tiene que dirigirse a los demás; entonces insulta, agrede, ataca. Como no está en condiciones de hablar con nadie, ladra.
       Está alienada de sí. No le importa la persona que lleva, vota heladera, como quien idolatra un becerro de oro.
       Si a este cuadro se le agrega el concepto clásico de falsa conciencia en términos marxistas, uno ve que piensan y razonan, como si fueran empleados de alguna multinacional, de Soros o de las grandes corporaciones, en un país de pequeño y mediano comerciante.
       La falsa conciencia, esto es, la pérdida de noción de los propios intereses, se lo ve en todo. Hay que decirle al delincuente que nos ataca. “Pobrecito”, como dijo Vázquez. A los copadores de viviendas, hay que mirarlos como una consecuencia del hecho de que la propiedad en sí, ya es un robo, es el producto del cambio, de la plusvalía. A los que se meten en una vivienda y se quedan, hay que observarlos con mucho cuidado, porque las medidas represivas generan por acción y reacción, consecuencias indeseables. Y todo así.
       El Uruguay no era esto. Pero ahora es fácil de entender por qué en México, por ejemplo, desde tiempos inmemoriales, cada industrial tiene su porra y en el entorno de las multinacionales, el 20% de la inversión, se destina a seguridad.
       Hay un interés incluso, en que la gente se muera pasados los 40 años, para que el sistema jubilatorio no colapse.
       No estábamos acostumbrados, ni tampoco nadie podía sospechar, se ubicara en el punto político que sea, que este iba a ser un día, el destino cotidiano de los uruguayos.
       No van para más, porque si bien el Uruguay parece una isla, no lo es y además, todo el mundo hoy en día, tiene familiares en cualquier parte. Irse no es tan difícil, como en otro tiempo.
       Un ejemplo de esquizofrenia, falsa conciencia y alienación, todo junto a la vez es esta ola delictiva que estamos viviendo en plena campaña electoral. Hasta por razones de sobrevivencia política, los jerarcas que están en el Ministerio del Interior, que son los encargados de proceder en este tema, debieran extremar las medidas. Pues no, la culpa la tiene la oposición.
       Cualquiera diría que viven en un mundo paralelo, totalmente disociado de la realidad cotidiana de la gente –esquizofrenia, corte ambiental-, que están contra sus intereses –falsa conciencia-, y en estado de alienación, extraños en un mundo que les es ajeno, cuando precisamente, son los que están en el gobierno y deben rendir cuentas de lo que hacen.
       Los blancos y los colorados, esos sí, tenían que rendir cuentas ¿Verdad? Ellos no, son los esclarecidos, los lúcidos, los iluminados, los que tienen la verdadera conciencia, y entonces no es de recibo interpelarlos.
       Así vamos con esta gente.
       Bien mal.
       NO SE DETIENEN y van para más.