viernes, 4 de julio de 2014

Cosas veredes, Sancho.

       Cuando se analiza el populismo, como hacía Alfredo Palacios en la Argentina, sacando la conclusión de que el peronismo es un populismo de derecha, se pierde de vista que en política lo central no es tanto qué cosa es determinada fuerza política, sino concretamente, qué es lo que hace.
       Cuando en las elecciones de 2009, escuché a políticos explicar minuciosamente el populismo del Frente Amplio, este hecho me motivó a una reflexión que por diversas razones no quise manifestar en ese momento, porque sería trágico que la oposición al Frente Amplio cometa los mismos errores que el anti peronismo en la Argentina.
       El drama argentino, no me cansaré de repetirlo, no es el peronismo, la tragedia política del vecino país está en la oposición. El peronismo de cimbronazo en cimbronazo y marchando a los bandazos, estuvo siempre pronto para perder, pero la oposición solamente dos veces, estuvo pronta para ganar.
       El populismo es una variante de un estado que es paternalista en las formas, pero Juez y Gendarme en su configuración real. Para jugar el rol bonapartista de mediar entre los diversos intereses difusos inventa una falsa dicotomía y juega ese rol, pero hacia adentro de su fuerza política, no hacia el conjunto de la sociedad.
       Este hecho explica la no sintonía de los populistas –que son totalitarios disfrazados-, con el resto de la ciudadanía. Hablan como si todo el mundo perteneciera a esa fuerza política. Están siempre adentro de una barricada calmando no se sabe bien a quién.
       En el caso de Juan Domingo Perón atomizó a todo el mundo con la palabra compañero, cuando todos sabemos que compañero en latín es aquel con quien se comparte el pan. Cualquier parentesco con el Uruguay es pura coincidencia casual.
       El populista se encuentra con una sociedad de individuos que carece de nivel político para expresar sus opiniones. Gente ignorante y sumergida que tiene muchos motivos en la vida, pero ninguna razón. Piensan mal, viven mal.
       En Argentina el populismo clásico de derecha y el neo populismo actual, “el progre”, encontró un punto débil en la configuración de las matrices sociales bajo las cuales esa sociedad se fue formando y vio, con perfecta nitidez que el Complejo de Indio es lo que unifica a los argentinos. De ahí a patear el tablero geopolítico mundial y volver al Cono Sur en área de guerra, hay un solo paso, porque viven en función de sus tendencias internas, que son muchas y con intereses creados muy distintos. Ni el resto de la gente, ni los países vecinos, existe para ellos.
       En el Uruguay no hubo posibilidad de populismo porque nuestro estado tuvo siempre una relación paternalista, aún en las épocas en que era Juez y Gendarme. Eso le permitió jugar el rol bonapartista con mayor eficacia. Las épocas de alta conflictividad que tuvimos fue cuando se rompió el pacto social, pero son instancias completamente circunstanciales en el proceso político uruguayo.
       Se podía decir mi Presidente aunque no se lo hubiera votado; hoy es imposible, porque el populismo a la uruguaya encontró en las barriadas, el barra bravismo barrialista que necesita para fronterizar psicológicamente a la sociedad. Se ve que quieren llevar las cosas al mismo punto en que se manejaba Noriega, en Panamá.
       El tema da para más, porque el populismo para perpetuarse destruye  a la educación, y costea gente con planes trabajar para que no trabajen. Son los que cuando le critican esa fuerza política se arremangan para pelear. Es significativo de su nivel mental, no hablan, solo ladran y gruñen.
       Para entender claramente el desfasaje de esta gente con la realidad política nacional e internacional, me voy a centrar en las declaraciones de Astori para consumo ruso: Como si Uruguay fuera Ecuador y él un continuador del pensamiento de Correa va y dice que Estados Unidos “ha incurrido en omisiones o en contradicciones graves a lo largo de la historia”, a principios fundamentales en materia de política internacional, como la no injerencia y el respeto a la soberanía de los países. “Estas omisiones o contradicciones han hecho mucho más daño que ayuda”, sostiene buscando que los rusos le financien la campaña.
       Todos sabemos que ni él, ni Gabriel Oddone piensan así, de modo que se lo toma como de quien viene, pero más allá del chiste de mal gusto que lanzó a la prensa internacional, hay un hecho que esta lumbrera de la economía progre, pierde de vista.
       Estados Unidos es el único país del mundo que no coloniza a nadie. Se lo critica cuando interviene y también cuando no interviene, eso hace que el carácter de la intervención siempre sea tardío. Es como un bombero que llega tarde para apagar el incendio.
       Interviene a la fuerza, molesto y porque el socio local se lo pide. Luego se va y retira hasta que una situación que iba camino al descontrol total, se normaliza.
       Uno se pregunta cuál puede ser la razón para que un "bocho" así, haga esas declaraciones, más allá de las necesidades de financiamiento que tiene para la campaña electoral en curso.
       No se le ve otra explicación en el hecho de que la puja internista del populismo al estilo frentista, lo dejó tan descolocado allí adentro, que ni el dedo de Vázquez puede hoy sostenerlo. Tiene que posar de No Alineado y el árbol del internismo del Frente Amplio, no le deja ver el bosque del colapso argentino.
        Cosas veredes, Sancho.