En
nuestros días, parece que todo hubiera caído y por ende, aquellas cosas que
dimos por supuesto durante tanto tiempo en nuestras vidas, hoy hay que
explicarlas minuciosamente.
El
comercio exterior es la parte fundamental de la economía, por la sencilla razón
de que los países no crecen hacia adentro, sino hacia afuera. Es la misma
situación de una familia. Tienen que salir todos a trabajar para sostener el
hogar, porque si deciden comprarse y venderse entre ellos y el ingreso exterior
no es suficiente, sencillamente, van a parar a una situación de calle.
Existen
países como Brasil, que pueden crecer hacia adentro y también hacia afuera, por
dos razones básicas: Porque al recibir el 37% de la inversión internacional
directa que llega a América Latina del exterior, también obtiene nuevos
mercados en el entorno de estos capitales. Por esa causa, durante todos estos
años Brasil no creció tanto hacia adentro –la conflictividad actual lo pone de
manifiesto-, y en cambio fue comprando las empresas fundamentales de Argentina
y Uruguay. La presencia del Banco Itaú, es una clara señal de que hoy somos
importantes para el empresariado brasilero. Si ambos países, hoy en día, están
atados a la burbuja brasilera, que aparece en el 2008, cuando comienza a
desinflarse en el resto del mundo –fenómeno curioso-, es porque Brasil fue comprando
las empresas que vertebran el parque industrial uruguayo y argentino. Si
devalúa por ejemplo, va a tener un señor problema con el
crecimiento externo que tuvo, que es impresionante.
El
empresario brasilero invirtió hacía afuera de Brasil y ese es un dato
no menor, a la hora de evaluar una macro política.
Pese
a eso, hay una razón por la cual igual crece hacia adentro con el dólar
planchado.
Brasil
no es un país único en el sentido que lo concebimos nosotros, desde el punto de
vista uruguayo de ver las cosas. Brasil son muchos países en uno y cada
Distrito Federal es un mercado diferente al otro.
En
Brasil se fabrica todo, hasta un tornillo es Made in Brasil, y eso
hace que el brasilero no viva en dólares, como los uruguayos y los argentinos,
sino en reales y por ende, internamente, la devaluación no afecte al ahorro
interno, como en Argentina y Uruguay y, favorezca a los exportadores. Con ese
enorme crecimiento hacia afuera que tuvo durante estos últimos 6 años, una
devaluación ha de afectar la capacidad que hoy tiene Brasil de controlar
las economías de los vecinos.
Entender
de economía en Brasil es muy difícil, porque el árbol de la situación peculiar
de cada operador económico, no permite ver el bosque de la macro economía en su
conjunto. Cada Distrito Federal es, desde el punto de vista económico y
presupuestal, un país distinto, incluso culturalmente.
El
drama de Brasil está dado en aquellos Distritos Federales, sin salida al mar o
que están en lugares muy apartados y por ende, el costo del transporte para
llevar la mercadería hasta allí, vuelve irrentable venderle a ese mercado.
Más
allá de eso, desde el punto de vista económico hay dos motores básicos del
desenvolvimiento interno: San Pablo y Minas Gerais.
Tanto
los uruguayos, como los argentinos, estamos acostumbrados a razonar macrocefálicamente desde la capital
política, porque nuestro modelo económico basado en la ganadería y los
frigoríficos, condujo a eso. Las inversiones que ambos países recibimos de
Inglaterra, están pensadas para transportar el ganado a la ciudad puerto.
El
ferrocarril fue en su tiempo, el articulador del rol que tanto Argentina como
Uruguay, jugaron y aún hoy juegan, en el orden económico mundial.
En
Brasil no es así. La capital política, Brasilia, juega un rol
importantísimo, como Río de Janeiro –ex Capital política-, hoy capital
turística, pero más importante es San Pablo, la primera capital económica y
Minas Gerais, la segunda en importancia.
El
modelo de desarrollo tanto urbano como social, no es de carácter macrocefálico, basado en la
Ciudad-Puerto, como eje vertebrador de toda la economía en su conjunto. Cada
Distrito es autónomo en términos reales.
Nuestras
relaciones con Brasil siempre fueron conflictivas. Pese a que no tienen ese
carácter irritativo que adoptan con nuestros vecinos allende el mar, para ellos
somos él para choque de los conflictos que tienen con Argentina. No
es que no nos defiendan, sino que quieren evitar la guerra chica, que conduce a
la Guerra Grande.
Si
nos tomamos la molestia de estudiar un poco la historia económica de Brasil para conocer un conjunto de
elementos, acerca de cuál es la razón por la cual dicho país es la mayor economía de América Latina
desde el punto de vista del Producto Bruto Interno, la segunda, después de Estados Unidos, en América, y la séptima a nivel mundial, según los
estudios que hace el Fondo Monetario Internacional y según el Banco Mundial: la economía de Brasil en las décadas
siguientes, debe estar entre las cuatro
mayores potencias del mundo, junto a China,
Estados Unidos, la India y México, veremos que confluyen una serie de
factores, que son dignos de análisis profundo.
Soy
plenamente consciente que en el Uruguay hablar de esto, es como querer
explicarle a un chino, la gesta artiguista, y cada vez que uno rosa estos
aspectos en nuestro país, no hay nadie absolutamente, que tenga un interés
serio, por analizar estas cuestiones.
Brasil, pese a que es algo que está allí,
la gente saca la cara y no quiere saber nada, de nada. Pero hoy, va a tener que
saber al menos algo, porque ahora la economía uruguaya ya no está atada a la
Argentina, sino a la brasilera.
Hoy,
así como están dadas las cosas en nuestro país; el Uruguay es Provincia
argentina, desde el punto de vista político y Provincia Cisplatina, desde un
ángulo estrictamente económico.
Esto
es así, mal que le pese a cierta gente, que vive en una nube y cree que el
dinero llueve del cielo. Como decía Carlos Quijano: cabeza pueblerina y
mentalidad insular, es lo que ha caracterizado en gran parte, la conciencia
interna que se cierra al mundo.
No
fue lo que quisieron nuestros mayores, pero es lo que ha ocurrido con la
burbuja económica y esta década infame de gobiernos progre que sólo saben tirar
manteca al techo con nuestros dineros.
Brasil,
históricamente considerado, ya vivió épocas de aristocracias que vivían faraónicamente
tirando la casa por la ventana y sentados arriba de una materia prima específica.
Brasil
se llama Brasil, por el pau Brasil. Ese parece ser su destino, abastecer al
mundo de las materias primas que en ese
momento la división internacional del trabajo más precisa. Por eso pudo
paliar hasta incluso, la crisis del 29’.
Aprendieron,
tras una dilatada experiencia, lo que conversando con ellos, dicen abiertamente
en un dicho propio de allí: “banana não tem carozo, não”.
Ya lo he dicho, en economía 2 más 2, son
cuatro.
Brasil
les vende a todos los países del planeta y tiene una presencia mundial. Eso
explica que las exportaciones brasileñas sean de 200.336 millones de dólares. Su
economía es relativamente cerrada y tiene unos US$ 349.000 millones en
reservas y eso, pese a la fiesta progre
del lulalão.
Si
a Brasil se lo mira por la paridad del
poder adquisitivo, vemos que la brasileña representa, la 5ª economía del
planeta.
Los
mayores socios de Brasil son la Argentina, Uruguay, Paraguay, Estados
Unidos, China y la Unión Europea.
Brasil
también es peligroso. Porque es un Imperio. Siempre salió airoso de todas las
crisis dado que un producto básico le permitió regularizar su economía.
Tiene
todo: Petróleo, Carbón, Gas Natural, Oro, Diamante, Rubí, Esmeralda y ainda mãis.
La
economía de Brasil se basa en varios frentes, por un lado una intensa actividad
en agricultura (primer productor mundial de café), minería (piedras preciosas),
manufactura (equipos militares,electrónicos, automóviles, aviones) y servicios
(potencia turística).
Brasil
vivió un crecimiento espectacular a lo largo de los últimos años. Es un miembro
destacado de los países emergentes (BRIC) y el único de Latinoamérica. Su Producto Interior Bruto se ha visto
incrementado en un 284% en el período que comprende los años de 2000 al 2011.
Después de la crisis del 2008, Brasil se recuperó rápidamente del proceso de
estancamiento debido a las exportaciones y a la excelente salud del mercado
interno. Otro dato a tener en cuenta es su renta per cápita ofrecida
por el Banco Mundial, que en el mismo período (2000-2011), se vio incrementado
en un 225%, alcanzando los $12.500 en 2011.
Hoy
está en lo que en economía se llama, crisis
de crecimiento. Porque ocurre una cosa que nadie estudia, ni analiza.
Existen crisis cuando hay estancamiento y pobreza, pero también cuando hay un
crecimiento tan grande, que no acompaña el desarrollo en infraestructura y
servicios. Hay que exigirle al inversor que acompañe con infraestructura,
vialidad, energía y servicios esa plataforma económica y logística que trae. No
es captando inversiones y poniendo cara de qué qué lindo,
mientras el operador económico interno,
el empresario y el industrial compra empresas importantes hacia afuera.
Brasil
está obligado por las circunstancias de desaceleración económica que se avecina
a un ajuste de la variable monetaria. Cuando yo dije, en otro post refiriéndome
a Argentina que la fiesta progre se
termina, también es cierto para lo de Brasil.
Estoy
totalmente de acuerdo con la oposición brasilera al gobierno de Dilma; ellos
también están en contra el Mercosur, dado que lo ven como un puro divertimento
para perder dinero.
La
única solución seria es ir a un acuerdo bilateral privilegiado con
Brasil y Paraguay.
Lo
demás, como dicen ellos, é papo furado, esto es,
charla barata.
Con
el fin de la fiesta progre, también nosotros vamos a decir, como allí dicen: Vai
trabalhiar vagabundo.