lunes, 21 de julio de 2014

Agustín Magaldi en esta encrucijada histórica.

       Cuando yo era chico, en los tiempos de Radio Artigas, en donde entre Targo y mate cantaba Carlos Gardel a las 8 de la noche y después venía España Cañi y ahí sacaba la radio y ponía Clarín, el tanguero de aquella época, estaba dividido entre Carlos Gardel y Agustín Magaldi.
       Gardel fue un cantor de voz aflautada y gracias a la operación en la garganta que se hizo, pasó a ser un cantor de voz timbrada, que transluce una sentida emoción, pero Magaldi mantuvo su voz.
       Con el tiempo Agustín Magaldi desaparece y hoy nadie se acuerda de él. Sin embargo, gracias a esa cosa maravillosa que se llama Internet, escuchar a Magaldi es reconfortante, hoy en día.
       Agustín Magaldi lo escuchaba mucha gente. Esta voz sentimental de Buenos Aires, murió a los 39 años, porque como nos enseñaba Florencio Sánchez, los elegidos de los dioses mueren jóvenes.
       Todos lo recuerdan como un hombre bueno, que manejaba códigos de nobleza. Nunca quiso desplazarlo a Gardel, como quería, por ejemplo, Charlo; él y Corsini fueron al velatorio y entierro de Carlitos, invadidos por mucho dolor.
       A Magaldi en aquel entonces, se lo escuchaba en los Frigorificos y entre mafras de toda índole, era un hombre que hacía recapacitar al servicio  del camino del bien.
       Hoy vamos a un acuerdo con los rusos en el preciso instante en que masacran a Ucrania y con los chinos en el momento en donde su sistema financiero, anclado al norteamericano, tiene un excedente monetario, que no puede volcar al mercado.
       Hoy estamos en una burbuja en dónde los únicos que manejan los grandes flujos de capital son las grandes corporaciones que no pueden volcar ese dinero al mercado, porque estallaría una inflación descomunal y caería el dólar, como divisa de pago y repago.
       Hoy lo rusos están de vivos y estamos en las puertas de una nueva guerra fría.
       Una cosa es venderles vino y pájaros de colores criados con alpiste especial y otra lo que ronda, ante una Argentina que van a sostener ante una virtual cesación de pagos, como la soga sostiene el ahorcado.
       Se están frotando las manos y a una Argentina que nadie quiere la van a usar como trampolín, para obtener lo que no pudieron en la línea  Vladivostok, Santiago, Montevideo. Ahora los argentinos van a trabajar para los rusos y ese país está llamado a ser como Cuba, a quién le condona 35 mil millones de dólares. Lo que está indicando que tienen planteado todo un plan operativo en etapas.
       Están en las puertas de un desastre muy grande y no es nada improbable, que empiecen a patear el tablero geopolítico mundial.
       Buscan en el Uruguay, como en Bolivia o Ecuador, puntos de apoyo nepalino.

       No sé por qué, escuchar a Agustín Magaldi, me resulta reconfortante.