Nunca
me gustó confundir deseo con realidad, pero a veces veo señales claras de
alejamiento de la gente, en el parque jurásico frentista.
En
la Élite de Poder Charles Wright
Mills da a entender que hay un momento en donde las élites por avejentamiento
empiezan a distanciarse del estado de ánimo colectivo hasta que llega un punto
en donde pierden toda legitimidad en lo que hacen. Eso no quiere decir que
automáticamente desaparezcan, porque aquella élite que ha de sustituirlos puede
que todavía no tenga la consistencia necesaria para hacerlo. Que una cosa esté
pronta para desaparecer no significa automáticamente, que la otra esté
preparada para emerger. Pero hay momentos dice Charles Wright Mills en donde se
nota y se palpa que algo tiene los días contados.
Visto
de afuera se lo ve con nitidez. Los partidos tradicionales entraron en un
proceso de renovación que fue largamente esperado. Lo que está indicando que
los liderazgos no se inventan.
En
el Frente Amplio se palpa que debe su existencia como fuerza política a un
tipo de gente que no le importa la figura que ponga, puede ser como bien decía
Sendic, una heladera. Estamos hablando de gente que en otro tiempo hacía
fórmulas electorales “científicas” para “un programa mínimo”. Hoy vota heladera
y por eso Sendic es el más votado.
Lo
significativo es el hecho que no fue la juventud quien dio esa respuesta en las
internas. A las primarias concurre preferentemente el veterano, la juventud
instruida, la mujer politizada. Es esta gente la que desautorizó a toda una
dirigencia partidaria que si bien apoya porque no le queda otra, se los ve a
todos con cara de trompa. Tienen que remar parejo en una elección en donde se
juega el destino nacional y hacerlo para gente que no es del aparato
tradicional.
Lo
que ocurre en el Frente Amplio es exactamente lo que no debe sucederle en
política a ninguna fuerza que sea opción de gobierno. Llegar a un punto tal de
chochez y decrepitud, que además de perder al votante clásico de una interna –tuvo
120 mil votos menos que en las internas anteriores-, los que van a votar en su
mayoría desautorizan al parque jurásico en su conjunto y lo obligan por disciplina
partidaria –en este caso férrea, rígida y estaliniana- a apoyar gente distinta.
La
interna no es una señal de lo que va a ocurrir en las nacionales, pero da una
pequeña pauta –hasta un 37% del electorado- de lo que puede estar ocurriendo en
el estado de ánimo colectivo en su conjunto.
Ante
estos nuevos datos de la realidad política la gerontocracia frentista empieza a
analizar qué es lo que pudo haber ocurrido y las conclusiones que va sacando
demuestran que efectivamente está gaga.
Como
dice el paisano: Un botón basta de muestra.
Por
ejemplo en el Comité Central del Partido Socialista empiezan a analizar y sacan
la conclusión de que la culpa la tiene la Secretaría de la Comunicación, por
una propuesta que no logró seducir al militante. Pregunto yo: ¿Siguen viviendo
en la época en que llevaban de la nariz a la gente, siempre a los bandazos y
los lineazos?
Indudablemente,
no están en el siglo XXI, es gente, pre Internet, que cuando compra tablets los
usa para picar chorizo al pan.
También
se cuestionó el hecho de que aparecieran 3 consignas diferentes en la campaña.
Desde el punto de vista del marxismo y el leninismo del Partido Socialista
Uruguayo, tres consignas resulta ser inadmisible, porque era Lenín quien decía
que las consignas hay que manejarlas de a una. “Una consigna, ya es todo lo
demás”, pero hay que saber dar con eso, es una operación científica muy
compleja que no es para cualquiera. 3 consignas están indicando pérdida de
dirección, falta de centralismo. Es eso lo que está cuestionando de la campaña
Una
consigna era “Más gestión, más hechos”
Otra
“Una manera de hacer izquierda”
Otra
“Rumbo, convicción y confianza”.
No
haber dado con la consigna centralizadora para este momento comicial es lo que
lo conduce al Comité Central de este partido a un análisis de lo que ocurre,
porque evidentemente hay tres tendencias diferentes, los que quieren marcar un
perfil como hombres de gestión que realizan cosas, los que reivindican la
ideología desde una manera sui generis de posicionarse en la izquierda y el
leninista puro, el que quiere rumbo, convicción, confianza, fuerza moral y
ausencia de timideces.
Hasta
ahora, aunque Tabaré Vázquez se fue de dicho partido por el tema aborto, se han
vivido pegando a él y en cada intervención en cuanto Congreso ha existido, el
delegado socialista al opinar siempre dice: “Cómo dice Tabaré”.
Tabaré
Vázquez es el único caso de disidente político que tuvo la suerte de ser
reivindicado constantemente por el aparato del Partido Socialista. Lo que está
indicando ausencia de liderazgos internos. Tienen que apoyarse en el liderazgo
de alguien que se les fue de allí.
Otra
que no tiene desperdicio:
Se
ponen a analizar la diagramación de las listas y como son todos expertos en
tipografía y artes gráficas –ahí llevan desde chiquitos el núcleo central de
las grandes diferencias internas-, constatan –ahora se dan cuenta- que las
listas impresas son las más feas en la historia del partido. Resulta que el
borde negro sobre la letra blanca dificultaba la lectura. ¿Saben ellos también
lo que estaban votando?
Darse
cuenta de eso ahora, para verdaderos expertos en afiches, publicaciones y artes
gráficas, está indicando que otra mirada los cuestiona cuando miran a ras de
tierra lo que hasta ayer miraban desde el aire.
Un
ejemplo claro de que estaban volados es el hecho de utilizar para la publicidad
–con todo lo que cuesta la propaganda televisiva-, un spot que había sido
utilizado en 2009 y el que hablaba era el ex ministro Álvaro García, en lugar
del senador Daniel Martínez que encabezó la lista.
Cualquiera
diría que además de ser un partido sin secretaria ejecutiva que controle lo que
se hace, tiene internamente una mano negra, pero no es así, es la mano la que se
viene negra.
Le
pasó lo mismo que a los aviadores en la época de Cesáreo Berisso, cuando los
primeros aviones tomaban una nube, muchas veces el aviador perdía la noción de
altura y se terminaba estrellando contra una columna. Evidentemente, se vino a
pique y el iluminado de Yerú Pardiñas al ver eso dice “hay que tener un trabajo
territorial de mayor impacto”, porque el impacto es estrellarse contra varias
columnas: la de las consignas, la letra ilegible de las listas y un spot que no
postula a quien tenía que ser.
Es
demasiado ¿Verdad?
Este
es un claro indicador de chochez, avejentamiento y esclerosis política.
Estamos
hablando de un partido, de la importancia del socialista dentro del Frente
Amplio, que es el que apadrina a Vázquez porque de allí vino y que logró poner
en la Presidencia a una representante de su espacio político. No es un
grupúsculo, tipo PVP, medrando con
Constanza Moreira, para crecer un poco.
El
PS tiene el Príncipe de La Teja, y la
Infanta Xavier, Duquesa del Cambalache.
Si
un partido que más que en el vértice, está en el vórtice de las decisiones
políticas que adopta el Frente Amplio en su conjunto da ésta respuesta de
ineptitud, allí en donde se juega su existencia, quiere decir que estamos ante
un claro indicador de chochez política.
El
socialismo ya estaba muerto en el 90’ cuando Vázquez gana la Intendencia de
Montevideo.
Vivió
un proceso que se puede resumir así:
Primera
época: Uno dice “hay que agarrar las armas” y el otro le contesta “En esta
instancia no se dan las condiciones”. Es la época de Trías, José Díaz, Eduardo
Galeano y Gargano.
Segunda
época: De Seregni para abajo todos dicen: “No va la cosa” y el partido
socialista contesta: “Pero podemos”. Es la época del Taba, el tábano.
Tercera
época: Uno dice “Vamos bien” y otro contesta “Bien mal”. Es la época de Mónica
Xavier y Yerú Pardiñas.
¿No se dan cuenta que son una especie en
extinción, que una situación anómala en el Uruguay al victimizarlos, les
prolongó su agonía, más allá de los límites naturales bajo el cual las especies
viven en el planeta?