domingo, 8 de junio de 2014

La inexperiencia de los contumaces

       Hay una cosa que se llama descompostura ideológica. Vázquez es hijo en los 90’ de la descomposición política del socialismo real. La mentalidad batllista del montevideano se apiadaba de la desgracia rusa y en vez de ver allí una clara concomitancia de tantos desaciertos, era como que los entendía a los rusos y se compadecía de ellos.
       Hasta a la CNN le llamaba la atención la preocupación que en el Uruguay existía sobre la catástrofe del socialismo real en Rusia.
       A Vázquez políticamente le favoreció el hecho de que Hugo Batalla se fuera del Frente Amplio, no se llevara ningún voto frentista y en cambio a los colorados le quitó aproximadamente 120 mil votos. Un clarísimo error político de Sanguinetti le dio a Vázquez la Intendencia de Montevideo. Si Batalla se hubiera quedado en el Frente, hubiera desaparecido en tiempo y forma y el Partido Colorado no hubiera quedado desfibrado como quedó. Luego Sanguinetti lo llama a Batalla y si bien gana, no lo vota nadie. Lo que indica que en la otra elección, la gente de Batalla saltó la barrera, lo que se llama “frontera psicológica” y votó al Frente Amplio.
       En política nadie es el dueño de la gente.
       Vázquez en ese momento se encontraba con frentistas enojados por el rol que jugó el Partido Comunista a la salida de la dictadura, el llamado CO-CO, Colorado, comunista y aprovechando la caída de los rusos a nivel mundial empieza a medrar con la cuestión.En ese momento los socialistas no tenían otro tema que emprenderla contra “los primos”, esto es, los comunistas.
       Como la palabra socialismo le complicaba la vida al Partido Socialista en plena caída del socialismo real, sacan de la manga al defenestrado de otrora Emilio Frugoni y salen a mentirle a la gente, como si Vivían Trías y Sendic no hubieran existido. Era evidente que Gargano quería blanquear sus posiciones de aquellos años.
       La gente se tragó la pastilla, porque una carta de persuasión que usó siempre el Partido Socialista Uruguayo fue explicarle a la gente la amistad enorme que había entre el Viejo Batlle y Emilio Frugoni. Jugaban con ese hecho hasta la cursilería más sensiblera.
       Vázquez a los portazos desde la Intendencia la emprende contra una gran piedra en el zapato que tenía para llegar al gobierno: El General (R) Líber Seregni, el otro Frugoni, el que a José Díaz y a Gargano le molestaban.
       La gente no entiende de todo esto y le parece cosas. Por ende, no se le puede reprochar lo que vota.
       Vázquez es el niño mimado de Reynaldo Gargano, por eso no pudo retirarlo del Ministerio de Relaciones Exteriores, ni siquiera cuando le faltó el respeto. Ambos fueron parte de una conspiración para hacerse de toda una fuerza política desde afuera.
       En ese momento Vázquez era una víctima y la ultra izquierda era vazquista en el momento en que todo el mundo decía que “no va la cosa”.
       Lo empieza a desautorizar a Seregni hasta ponerlo en ridículo. Cuando la reforma constitucional que hoy nos rige, Seregni estaba de acuerdo, el Frente Amplio dijo que estaba también y luego que Seregni hace el acuerdo, salen a decir que no lo están. Seregni desautorizado renuncia a la Presidencia del Frente Amplio.
       Era la mano maquiavélica de Vázquez la que lo defenestraba jugando entre los ultras y el bien mandado de Astori.
       A fines de los 90’ los ultras estaban enfurecidos y creían que Tabaré Vázquez era un líder revolucionario a lo Che Guevara cuando gritaba: “Hasta la Victoria Siempre”. Patoteaban en las esquinas insultando a todo el mundo y agarrándose a las piñas por cualquier cosa que les pareciera “el enemigo de clase”.
       Vázquez crea el “Comando Revolucionario” con nostálgicos de la década del 60’, gente que tiene una colección muy grande de la Revista Estudio, Praxis, Transformaciones y libros que desaparecieron.
       Los usa y en el último tramo de la campaña electoral del 99’ se los saca de encima, porque era evidente que le creaban serios problemas.
       En esa elección gana Jorge Batlle y el buen señor vuelve a ejercer la medicina, sin decir esta boca es mía.
       En las elecciones de 2004, ya no existía esa gente, se habían ido del país con la devaluación de agosto de 2002. El Comando Revolucionario vuelve a ofrecerse para la campaña y Vázquez le dice que no los necesita, que lo dejen tranquilo, que él sabe cómo hacerlo.
       El gran enojo de Vázquez es haber pedido esa gentuza malviviente que quería piñata en las esquinas. Se quedó sin el agente histórico para los cambios que necesitaba, porque bastaba verlos y era evidente, que tenían cara de comisario político a la estaliniana.
       “Muchachos sin barba, pero hirsutos. Combativos pero sin arrebato, todo lo contrario a los bolcheviques”, como pedía Stalín, en “Cuestiones de Leninismo”. Esa era la gente del Comando Revolucionario de Vázquez, que la devaluación de agosto de 2002 se llevó.
       Vázquez gobernando quiere hacer la de Stalín, atacar a la derecha, enfurecido, en el preciso instante en que le da un codazo a su izquierda y entonces la emprende contra “los blanquicolorados”, pero para neutralizar las tendencias a la izquierda del tipo Guillermo Chifflet que tenía. El tema es que en ese momento había desaparecido del mapa político aquella gente prepotente.
       Todos recordamos que antes de ir a conversar con Bush salió diciendo que “Las Venas Abiertas de América Latina”, del escritor Eduardo Galeano era el libro del momento. ¿De qué momento? ¡Del momento en que llamaba a Bush! Es el estilo que Vázquez tiene de manejar a su gente, ser ultra derechista y ultra izquierdista, todo junto a la vez. Es Salvador Allende y Augusto Pinochet en el mismo instante y porque lo dice él, todos le han firmado un cheque en blanco, para hacer lo que se le da la real gana.
       Cuando Lourier ve esto dice: “Evidentemente, este es un Frente en disputa” ¡Y qué esperaba!

       Resulta que era un romántico cuando llegó al Gobierno y ahora tiene otra panorámica. La única experiencia que tiene Vázquez es exactamente aquello de lo que no hay que hacer, y lo que hoy demuestra, tomándoles el pelo a los jubilados para no pagarles el aguinaldo es la demostración más palmaria de que no aprendió nada.