Las
declaraciones de Huidobro sobre la formación del Partido de la Concertación,
suscitan una serie de reflexiones por provenir de un Ministro de Estado, que se
supone representa a todos los uruguayos y no a un sector político.
Lo primero que salta a la vista es el tono destemplado e iracundo, solo
comparable a los exabruptos del pachequismo en la época en que nació el Frente
Amplio. ¿Será que Huidobro tiene el síndrome de Estocolmo?
Todos sabemos que si hay alguien que no tiene autoridad moral para cuestionar
las alianzas que realizan o dejan de hacer los demás partidos, es precisamente
el Frente Amplio.
El hecho de que un miembro del gabinete frentista se enoje en los términos en
que lo hace Huidobro, un hombre que uno imagina que tiene que tener la cabeza
en los temas de la defensa nacional, algo está diciendo, alguna cosa viene a
expresar y poner de manifiesto, que es lo que hay que interpretar. Porque más
allá de que a él no le guste las alianzas que hacen los otros, el tema de fondo
es muy sencillo:¡Qué le importa! ¡Él, que está en la vereda de enfrente y que
además no tiene ante sí los temas municipales, sino los de la defensa nacional,
le va a decir a los demás lo que tienen que hacer por su bien! Si un blanco
vota a un Batlle, no es porque haya dejado de ser blanco por ese mes de
balotage, sino porque ante lo que tiene como desafío, está mucho más próximo
que lejano. Pero además, él, que no es ni blanco ni colorado: ¡Qué le importa!
Si un demócrata cristiano vota junto con un comunista, a los demás no les
incumbe, si un tupamaro vota junto con ellos dos, no es tema de los otros
partidos que están en la vereda de enfrente.
Lo de Huidobro es la expresión más clara de la doble moral frentista. Cada vez
que un blanco o un colorado se hacen del Frente festejan el pase, aunque esa
persona tenga muy pocos votos propios y con el tiempo desaparezca del escenario
político. Pero si las cosas son al revés gritan furiosos “traición”. Quiere
decir que dejar un partido tradicional y hacerse del frente, no es traición, lo
contrario sí.
Ir con blancos y colorados y cualquier otra cosa más no es nada malo, es
acumular fuerzas, si los demás deciden unirse en un tema muy puntual como es el
de encarar la bancarrota de la Intendencia Municipal de Montevideo y concertar
sin perder la identidad para alcanzar una ciudad más limpia, eso sí es
imperdonable.
Es tan absurdo el razonamiento de Huidobro que aquí cabe aquello de que “cree
el ladrón que todos son de su misma condición”.
Era Wilson quien decía “juntos pero no entreverados” y esa es la idea del
Partido de la Concertación.
Saliendo del Uruguay vemos que se forman frentes para un fin específico como
los que hace el peronismo en la Argentina y luego se terminan y finalizan,
surgiendo otros frentes diferentes. Nadie se llama a asombro por eso.
La Concertación en Chile es otro ejemplo de que unirse no desdibuja la
identidad de nadie.
En política no se hacen alianzas para quedarse así toda la vida, como las
concibe la mentalidad estaliniana que el Frente tiene de estas cosas, sino que
se hacen acuerdos en pos de objetivos concretos y cuando cambian las
ponderables y el escenario político, otros agentes intervinientes buscan lo que
consideran más adecuado al momento político.
Además, el Partido de la Concertación no nace como un antojo de dirigentes
encaprichados en imponer una cosa en detrimento del sentir de los demás, sino
como una necesidad largamente sentida después de 23 años de Gobierno Municipal
de una fuerza que recibió la Intendencia con superávit y la condujo a un pozo
negro.
El Uruguay ya tuvo ejemplos inmediatos y concretos en un pasado no tan lejano,
cuando el Frente antidictatorial que permitió en el 82’ el triunfo de los
sectores opositores a la dictadura dentro de los partidos tradicionales,
ganando Sanguinetti y Tarigo en el partido colorado y ACF en el partido nacional.
Nadie perdió la identidad por unificar esfuerzos contra la dictadura.
Todos recordamos que a la salida de la misma, la C.O.N.A.P.R.O (Concertación
Nacional Programática) fue un punto de reflexión en donde el Frente Amplio era
el principal defensor. Nadie acusó a Seregni de blanqui colorado por eso.
Si nos remontamos un poco más en el tiempo nunca nadie acusó de
blanquicolorados a Michelini y a Erro porque fueran juntos en una Corriente, de
la cual Huidobro algo debe saber.
Es evidente que están en una crisis terminal por más que las encuestas
les hagan creer otra cosa y es indudable que el Partido de la Concertación es
un gran acierto largamente esperado por la gente que quiere soluciones a los
problemas y no partidos rivalizando por cargos.
Si un Ministro de Defensa que tiene información santa y non santa da esa
respuesta, quiere decir que algo gordo está ocurriendo en su alrededor. Lo que el gobierno argentino le está haciendo al Uruguay impidiendo que sus barcos de exportación pasen por el puerto de Montevideo ¿No es tema que acaso le incumba mucho más que la tontería de cómo se organizan o dejan de hacerlo los partidos de la oposición? Que la terminal capitalina se quede sin 150 escalas anuales de buques porta contenedores, 75 porta contenedores oceánicos de gran escala, y 75 porta contendores de menor porte de tráfico regional, que la actividad exportadora, en un país como el Uruguay que tiene toda su economía orientada al mercado externo, caiga un 26% y se pierdan entre 70 y 80 millones de dólares al año, ¿No le dice nada a un Ministro de Defensa? ¡La política partidista de la oposición es su tema en el ministerio! Se pierden 100 mil movimientos de carga de exportación de Argentina, 30 mil movimientos de importación de dicho país, y 67 mil contenedores vacíos que vienen a nuestro puerto, en total el puerto recibe 200 mil teus anuales menos y su tema es la supuesta promiscuidad de un partido de la concertación. ¡Esa es la respuesta del Ministerio de Defensa ante lo que ocurre con Argentina! El Uruguay pierde el 60 por ciento de los trasbordos para favorecer al puerto de La Plata. Los daños que ha de sufrir la Administación Nacional de Puertos, la Prefectura y el movimiento de lanchas y remolques, al parecer no tiene la más mínima trascendencia. Lo que los blancos y los colorados hacen para recuperar una Intendencia en virtual cesación de pagos es lo único que lo mueve a expresarse del modo más impropio para el cargo que ocupa.
Si alguien con acceso a información privilegiada que muy pocos manejan lanza
escupitajos de energúmeno ante la táctica y la estrategia electoral de partidos
que no son el suyo, es impensable el nivel de desquicio interno en que están, tanto a nivel municipal, como a nivel nacional que parece ser, lo que más le preocupa de un antecedente como el que puede dejar un Partido de la Concertación.
Como muestra basta un botón: Fue formarse el Partido de la Concertación y 400
funcionarios municipales votaron para su creación, lo que está indicando que es
falso que de ganar este nuevo partido, carezca de apoyos en la estructura
interna municipal.
Una enorme sensación de alivio hoy recorre Montevideo la que otrora fue llamada "La Coqueta" cuando era gobernada por blancos y colorados y hoy es la ciudad más cara y más sucia de todo el país.
Una enorme sensación de alivio hoy recorre Montevideo la que otrora fue llamada "La Coqueta" cuando era gobernada por blancos y colorados y hoy es la ciudad más cara y más sucia de todo el país.