Según la promoción de la imagen que se pretende vender de la senadora
Constanza Moreira, se dicen varias cosas que buscan hacerla atractiva para los
desencantados del Frente Amplio, que al parecer son más de lo que a primera
vista se puede creer.
Es la mujer que reta al seguro presidente de los uruguayos, pero que al oficiar
como oposición interna, lo alivia mucho a Vázquez, porque le quita la gente
rara que reclama cualquier despropósito. Es, según lo plantean, una competencia
que viene a darle interés y motivación a la gente, porque ir a una interna con
un candidato único, le quita centralidad en el escenario político a una fuerza
de la magnitud del Frente.
Al rastrillar desde posiciones ideológicas –poniéndose a la izquierda del aparato
político-, evita la dispersión, barre por izquierda y todo eso manteniendo un
perfil que los politólogos llaman catch
all, esto es, agarra todo.
El Frente es vida y milagro. Es coalición por su historia, movimiento por las
organizaciones sociales que controla y partido a todos sus efectos por el
aparataje interno burocrático que tiene, en el sentido más estricto de la
palabra burocracia, -buró oficina, cracia poder. Son oficinas con poder
político interno.
Gana las elecciones metiendo pechera con las organizaciones sociales y gobierna
desde un aparato avejentado y estalinista puro y duro. Algo que llama la
atención a cualquier observador extranjero, porque gente así es precisamente,
la que fue marginada y expulsada hace ya bastante tiempo atrás, a nivel
mundial. Se ha dicho, no sin razón, que si Gramsci no hubiera estado preso,
hubiera también marchado a una purga.
Mientras el Eurocomunismo, para quitarse a los estalinianos hablaba en los años
70’ de un socialismo de rostro humano, frente al impersonalismo de la
burocracia de izquierda, Constanza Moreira habla de “ponerle el cuerpo a las
ideas”, porque como todos sabemos, como consecuencia de esa socio-cultura
que inventó el Frente, los ángeles son asexuados y no hay “angelitos negros”,
ni angelitas mujeres.
En esa puja tan grande con la Presidenta del Frente, Mónica Xavier, dice
Constanza Moreira, “Hablé con la jefa, le dije ‘allá voy’, voy a decir que sí”,
prometiendo, tuvo que decirlo, “una campaña lo más fraterna y lo más solidaria
posible”.
Son alternativistas, y buscando una alternativa lo ponen al Partido comunista
entre la espalda y la pared, porque
entre la espada y la pared hace rato que ya no están.
Ente la sellada –Vázquez- y el alternativismo –Moreira-, ponerse del lado de
ella es ligárselas todas, ya que nadie va a creer que ese sello que se llama
PVP mueve los hilos de algo. Al Partido Comunista nunca le hizo gracia que le
usen su aparato para el aventurerismo alternativista, y menos cuando tiene
la sartén y el mango todo junto a la vez, poniéndose al lado de Vázquez.
Al Partido Comunista le seduce ponerse a la izquierda como crítico, pero en ese
juego de máscaras para incautos, no le hace ninguna gracia llevar de abanderada
una cosa que escapa a su control. Solamente en Chile, en donde tiene que
ocultarse, acepta eso. No es el caso del Partido Comunista Uruguayo, más
preocupado en el dos de la muestra, que en la abanderada de una supuesta
alternativa sin base social que se identifique claramente. El PCU entre ser
cabeza de ratón o cola de león, no duda por la última opción, a condición de
que acompañe a Vázquez un hombre que estudio y se formó en Cuba, como Raúl
Sendic.
Mientras argumentan estar preocupados por las bases programáticas, tema que los
inhibe al parecer para hablar de candidaturas, van haciendo sub lema con otros
sectores internos y fundamentalmente, con el de Sendic.
Nada indica, por lo que se percibe, que Constanza Moreira represente
alternativa alguna. Basta oírla razonar:
“No veo que los derechos de las personas puedan hacerse efectivos si no hay
una propuesta por izquierda desde el punto de vista económico. No podés
satisfacer derechos a todas las personas si no redistribuís. Yo no conozco otra
que sacarle un poco a los de arriba y darle a los de abajo. La lógica de
distribución que nosotros tenemos es impuesto
versos gasto público social. Cuando empieza este gobierno hay algún
discurso que dice que la manera de redistribuir es el gasto público social,
después el eje va cambiando ideológicamente hacia un discurso de tocar la
política tributaria. Entonces tenés política tributaria, empleo y gasto público
social, esa es la ecuación distributiva. ¿Por qué los gobiernos de izquierda
son más exitosos redistribuyendo que los de derecha? No es solamente por un
problema de ideas, sino porque los gobiernos de izquierda alteran la ecuación
económica. Entonces aquellos que ganan el poder político les pueden imponer a
los que tienen el poder económico el precio de vivir en comunidad, poniéndoles
límites a las ganancias derivadas del capital”.
Como se puede apreciar es exactamente lo que no hay que hacer: alterar la
ecuación económica y matar la gallina de los huevos de oro para despilfarrar a
expensas de los que trabajan y producen.
Si esta es la alternativa a Vázquez, más vale malo conocido que peor por
conocer.