Bolivia está “enojada” porque a Evo Morales le retuvieron el avión y encontró allí una excusa perfecta para justificar cualquier barbaridad contestataria.
España,
Portugal, Francia e Italia, no son satélites de Estados Unidos que actuaron
bajo las ordenes de Norteamérica, sino países que desconfían de un estado como
el boliviano que le vende uranio enriquecido a Irán y no respeta la más
elementales reglas de juego económico en el tema del gas natural.
Ahora
resulta que Edward Snowden, el espía, tiene luz verde en Bolivia, como protesta
por las 13 horas que le hicieron pasar a Evo Morales en el aeropuerto de Viena.
Ni
España, Portugal, Francia e Italia piensan pedir disculpas, no son mujeres en
edad de merecer.
Evo
Morales no quiere que lo “humillen” y no se da cuenta de la situación que tiene
por delante.
Nadie
lo va a escarmentar porque sea indígena como piensa él, sino porque tiene
simpatías de dudosa occidentalidad.
Encocorado
el indio con complejo de poca cosa dice: "Como justa protesta, si
(Snowden) nos pide legalmente, vamos a dar asilo para saber informaciones y qué
nos controlaba el Gobierno de EEUU, sin ningún problema, que sepa todo el
mundo".
Lo
que no se da cuenta el indiecito es que Snowden está llamado a correr el mismo
riesgo que Noriega no bien pise suele boliviano.