sábado, 6 de julio de 2013

Chile en su hora decisiva.

 
        Que Argentina entre en un colapso económico, es algo que a esta altura del partido y de las cosas, carece de la más mínima importancia y esto es así desde que perdió el invest grad financiero en los tiempos de Arturo Ilía. Lo otro que viene después es una consecuencia de los caminos que conducen al infierno.
        Pierde el invest grad financiero con Arturo Ilía por no respetar los depósitos de los ahorristas, razón por la cual la banca argentina no es creíble desde la década del 60’ para nadie. Se convierte en área de guerra con la guerra de las Malvinas en el 82’ y pierde el invest grad en los bonos de deuda externa con Cavallo y De la Rúa en el 2001.
        Nadie hoy se hace la más mínima ilusión de nada con respecto a dicho país.
        Lo de Chile es otra cosa. Está a las puertas de lo que no debe ocurrir.
        La democracia es el único sistema político que puede suicidarse a sí mismo por sus propias reglas de funcionamiento interno.
        Es evidente que la figura de Bachelet desde el punto de vista psicológico es algo digno de admiración. Obtiene el 74% de los votos de sus partidarios en una elección de algo más de 3 millones de votantes, el 22 por ciento del total. La mitad de los votantes de ese día, estaba con ella.
        Si se quiere proyectar las primarias al escenario general –cosa en la cual nunca estuve de acuerdo, porque son realidades diferentes-, fue una elección pareja, del tipo, mitad y mitad, a nivel de la participación, en donde el peso político interno de Bachelet es mayor que el de Longueira. El peso político interno en materia de liderazgo personal dice mucho, pero no dice todo en materia de arrastre general de otros sectores de opinión. Para sacar la conclusión que todos estamos suponiendo se necesitan otras ponderables. Se necesita dar con la razón crítica de un liderazgo ante un gobierno preferentemente moderado que le cuesta endurecerse –esa es la interna conservadora. Endurecerse o no endurecerse  that is the question- y una oposición que viene con viento de cola.
        La política siempre es lo más difícil de todo, porque paga tributo a las señales que consideramos como relevantes.
        Bachelet en sí, ya lo he dicho en post anteriores, no es una mala persona, el gran problema es quién la asesora.
        Hoy tiene que cumplir con un sector –el partido comunista chileno- que le gusta chantajear su apoyo. Por eso es problemático, no porque ella en sí sea mala persona.
        Tiene un señor desafío encima: Reforma de la constitución, reforma tributaria para costear la educación universitaria gratuita, participación ciudadana, igualdad social, no perder de vista el equilibrio financiero de las macro variables de la economía y apuntar a un desarrollo sustentable en términos ecológicos. Cualquiera entiende que habría que ser el Mago Merlín, el último de los magos, para además de todo eso, posibilitarle a todo el pueblo de Chile, incluso el croto, el acceso a las nuevas tecnologías.
        Algo me dice que si para el conservadurismo viene feo, para el progresismo, no viene más fácil.
        Piñera en todo esto ha sido el punto de equilibrio que no se puede perder.
        Bachelet será la encargada de convocar a las nuevas generaciones y hacerles entender la difícil tarea que tienen por delante.