Que
Argentina entre en un colapso económico, es algo que a esta altura del partido
y de las cosas, carece de la más mínima importancia y esto es así desde que
perdió el invest grad financiero en los tiempos de Arturo Ilía. Lo otro que
viene después es una consecuencia de los caminos que conducen al infierno.
Pierde
el invest grad financiero con Arturo Ilía por no respetar los depósitos de los
ahorristas, razón por la cual la banca argentina no es creíble desde la década
del 60’ para nadie. Se convierte en área de guerra con la guerra de las
Malvinas en el 82’ y pierde el invest grad en los bonos de deuda externa con
Cavallo y De la Rúa en el 2001.
Nadie
hoy se hace la más mínima ilusión de nada con respecto a dicho país.
Lo
de Chile es otra cosa. Está a las puertas de lo que no debe ocurrir.
La
democracia es el único sistema político que puede suicidarse a sí mismo por sus
propias reglas de funcionamiento interno.
Es
evidente que la figura de Bachelet desde el punto de vista psicológico es algo
digno de admiración. Obtiene el 74% de los votos de sus partidarios en una
elección de algo más de 3 millones de votantes, el 22 por ciento del total. La
mitad de los votantes de ese día, estaba con ella.
Si
se quiere proyectar las primarias al escenario general –cosa en la cual nunca
estuve de acuerdo, porque son realidades diferentes-, fue una elección pareja,
del tipo, mitad y mitad, a nivel de la participación, en donde el peso político
interno de Bachelet es mayor que el de Longueira. El peso político interno en
materia de liderazgo personal dice mucho, pero no dice todo en materia de
arrastre general de otros sectores de opinión. Para sacar la conclusión que
todos estamos suponiendo se necesitan otras ponderables. Se necesita dar con la
razón crítica de un liderazgo ante un gobierno preferentemente moderado que le
cuesta endurecerse –esa es la interna conservadora. Endurecerse o no
endurecerse that is the question- y una oposición que viene con viento de cola.
La
política siempre es lo más difícil de todo, porque paga tributo a las señales
que consideramos como relevantes.
Bachelet
en sí, ya lo he dicho en post anteriores, no es una mala persona, el gran
problema es quién la asesora.
Hoy
tiene que cumplir con un sector –el partido comunista chileno- que le gusta
chantajear su apoyo. Por eso es problemático, no porque ella en sí sea mala
persona.
Tiene
un señor desafío encima: Reforma de la constitución, reforma tributaria para
costear la educación universitaria gratuita, participación ciudadana, igualdad
social, no perder de vista el equilibrio financiero de las macro variables de
la economía y apuntar a un desarrollo sustentable en términos ecológicos.
Cualquiera entiende que habría que ser el Mago Merlín, el último de los magos, para
además de todo eso, posibilitarle a todo el pueblo de Chile, incluso el croto,
el acceso a las nuevas tecnologías.
Algo
me dice que si para el conservadurismo viene feo, para el progresismo, no viene
más fácil.
Piñera
en todo esto ha sido el punto de equilibrio que no se puede perder.
Bachelet
será la encargada de convocar a las nuevas generaciones y hacerles entender la
difícil tarea que tienen por delante.