Si
hay algo que todos tenemos claro es que Argentina en aquella época no existía y
que Artigas era un enemigo del centralismo porteño.
Artigas
defendía La Liga Federal, la confederación. Grupos autónomos federados que coparticipan entre sí. No un Federalismo
centralizado a lo Juan Manual de Rosas que fue lo que devino en Argentina.
Hay
un hecho, en Entre Ríos, en Santa Fe, en Misiones lo quieren a Artigas, porque
sus ideas fueron básicas al concepto de confederación, que los argentinos confunden
con federalismo a lo Rosas.
Artigas
no quiso ser ni argentino, ni uruguayo, ni santafecino, ni entrerriano, en todo
caso se podría decir que terminó siendo paraguayo a todos sus efectos.
Cuando
Artigas es vencido las provincias unidas de la Liga Federal entran en un estado
de anarquía y de balcanización. Como nos muestra Bartolomé Hidalgo, en Cielito patriótico
interesante, la Liga Federal se anarquiza y se vuelve ingobernable.
Cuando
se declara la Independencia uruguaya, le piden a Artigas que vuelva y no
quiere, prefiere morir en Paraguay. No hay que perder de vista que él había nacido aquí.
Ese
silencio de Artigas y su auto exilio, como decía Carlos Quijano es algo que nos
interroga a todos; es sostenía un Cristo a la Jineta; enseñó a pelear y enseñó
a esperar.
La
pregunta que me he estado formulando estos días después de la reiteración
contumaz de Cristina sobre esto: ¿Cómo Artigas iba a querer ser argentino, si
Argentina no existía y cuando comienza a conformarse la oligarquía porteña lo excluye?
Me hace reflexionar un par de cosas.
Para
un argentino de provincia, no para un porteño, como decía Luis Alberto de
Herrera, es inadmisible la existencia de Uruguay. Las posiciones se invirtieron
en el tiempo. En la época de Artigas las provincias pensaban como nosotros, hoy
están ensambladas y degradadas a la mecánica del Federalismo rosista.
En
cambio aquel porteño que en aquella época nos miraba de reojo y viceversa, hoy
no lo ve mal al Uruguay. Pero para un provinciano es inadmisible “que eso tan
chiquito sea un país”. A él, el poder central le quita el pan de la boca y
según quien gobierne las cosas son nacionales hoy, provinciales mañana.
Cristina
es la expresión del argentino de provincia, la Patagonia, y a ellos –no tanto
hoy a los porteños- les resulta inadmisible la sola existencia del Uruguay.
Este
tema carecería de importancia si en lo que va del último período no hubieren
ocurrido hechos que pusieron a toda la Argentina al borde de una nueva
balcanización. Me refiero al corralito y el corralón de fines de 2001.
Cuando
viene el corralito y el corralón a fines de noviembre de 2001, en las Provincia
se pagaba en bonos de provincia, Argentina había perdido su moneda única. Era
un país al borde de la disolución.
En
ese momento, hubo gente en diversos lados que quería independizarse y hacer la
de Uruguay. La actitud del peronismo enfurecido ante este hecho era decirles: “Si
haces la de Uruguay y te vas de Argentina, no me hables más, no pidas más nada
y arréglatelas solo”.
Es
algo que a nosotros nos cuesta entender, pero en muchos lados la figura de
Artigas resonaba como un recordatorio de que es otro modelo de federalismo el
necesario y si no es posible, entonces hay que hacer la de Uruguay.
Esa
es la causa por la cual, si bien siempre a los argentinos les molestó la sola
existencia de Uruguay, a partir de fines de noviembre de 2001, tomó el asunto otro carácter más concreto.
Hoy
Argentina está al borde de un colapso similar, como estoy tratando de demostrar
en el tema fuga de divisas. Y esa es
la causa creo yo, de esa tontería de que Artigas quiso ser argentino, cuando
gracias a Dios y a Lord John Ponsonby estamos muy lejos de querer ser provincia de una cosa así.
Como decía Luis Alberto de Herrera en el Uruguay Internacional, "las aguas del Plata, como grandes brazos nos acunan y nos defienden". El Viejo Herrera decía más, decía: "con los paraguayos somos distintos por nuestro origen, pero idénticos por nuestro destino"
Como decía Luis Alberto de Herrera en el Uruguay Internacional, "las aguas del Plata, como grandes brazos nos acunan y nos defienden". El Viejo Herrera decía más, decía: "con los paraguayos somos distintos por nuestro origen, pero idénticos por nuestro destino"