sábado, 8 de junio de 2013

Tiempos de aprender

3 Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
2 un tiempo para nacer,
y un tiempo para morir;
un tiempo para plantar,
y un tiempo para cosechar;
3 un tiempo para matar,
y un tiempo para sanar;
un tiempo para destruir,
y un tiempo para construir;
4 un tiempo para llorar,
y un tiempo para reír;
un tiempo para estar de luto,
y un tiempo para saltar de gusto;
5 un tiempo para esparcir piedras,
y un tiempo para recogerlas;
un tiempo para abrazarse,
y un tiempo para despedirse;
6 un tiempo para intentar,
y un tiempo para desistir;
un tiempo para guardar,
y un tiempo para desechar;
7 un tiempo para rasgar,
y un tiempo para coser;
un tiempo para callar,
y un tiempo para hablar;
8 un tiempo para amar,
y un tiempo para odiar;
un tiempo para la guerra,
y un tiempo para la paz.
Eclesiastés 3.1.13

Hubieron épocas en nuestro país de profundo retroceso cultural. Tal vez ésta que hoy estamos viviendo sea la más retrograda de todas.
Pienso como en el Eclesiastés, que épocas hay para cada cosa y que probablemente exista una relación pendular en el proceso histórico en dónde, en determinado momento, se invierten los agentes intervinientes.
Fuimos educados en la creencia de que el proceso evolutivo es lineal y, que por esa causa somos mejores que nuestros padres y ellos eran más avanzados que nuestros abuelos, y así sucesivamente, en una representación falsamente antropológica, que consiste en pensar que el hombre primitivo era un simio con una piedra filosa en los dientes, que sólo sabía chasquear dos piedras para hacer el fuego. Si se tiene esa visión, entonces hay que convenir con la letra de la canción cuando dice, que el hombre de hoy es el padre del mono del futuro.
El tema es que las cosas no son ni remotamente así como se nos ha dicho. Cuando era chico todos decían que el 2000 iba a encontrarnos unidos o dominados, que era el momento culminante de la evolución humana en donde los que no llegaron al desarrollo económico iban a quedar rezagados por la eternidad. Incluso informes serios de la Unesco sostenían que para el 2000 se avecinaba un peligro muy grande sobre la Humanidad: Íbamos a vivir en un mundo de super hombres y de homínidas.
El 2000 era eso que a todos nos superaba por el progreso increíble e inconcebible que estaba por llegar. Todos pensaban en términos evolucionistas, desde los que creían que se venía una sociedad “de leche y de miel”, un mundo de abundancia, que superado el reino de la necesidad, le iba a posibilitar a la Humanidad la entrada en el reino de la libertad. Una sociedad justa, más humana, donde el hombre es hermano del hombre, sin explotados ni explotadores y donde cada cual da a los otros según su capacidad y obtiene de acuerdo a lo que necesita. Hasta los que creían que todos los males de la Humanidad los iba a resolver la ciencia, creando una gigantesca Tecnópolis, algo así como lo que se ve en las películas de Flash Gordon.
Fui parte del optimismo filosófico y con los años comencé a practicar un pesimismo práctico, que consiste en seguir creyendo en el hombre, pero desconfiando del individuo.
Pienso que los procesos son de progresión y regresión. No existe progresión lineal, ni retroceso directo, sino que es una alternancia en donde las épocas de regresión incuban el salto cualitativo que luego aflora intempestivo en los momentos de progresión. Siempre están los que ven más lejos. Los que captan en la progresión los elementos dados de la futura regresión y los que ven en la descomposición, el re ordenamiento del futuro salto hacia adelante. Pero esa no sería la visión necesaria a cada momento concreto.
Tan larga es la regresión como abrupta la progresión. Eso explica la razón por la cual se puede vivir como en China 50 años de regresión, para 10 de progresión impetuosa e imparable, al punto de que aquellos que en el período anterior habían sido purgados y puestos en prisión durante mucho tiempo, son los que hoy dirigen ese avance de la economía. No existen cronogramas pre establecidos: es imponderable lo que cada momento puede durar.
El proceso hay que verlo como una espiral en donde se va en una dirección hasta doblar la curva en dirección opuesta para luego entrar en la misma dirección, pero en una plataforma más alta que la anterior.
Nadie sabe en que momento está doblando la curva, por la sencilla razón de que la circularidad vista desde el camino a ras de suelo, parece para quien la transita una línea recta en progresión. Es lo ilusorio, en un mundo que es esférico, pero todo lo que se construye a nivel del mar es recto y plano.
Lo que hoy estamos viviendo en el Uruguay otros hombres en el pasado no lo hubieran permitido. Como me decía un taximetrista comentando la situación política del Uruguay: “Me faltan jugadores pa' el cuadro”. Las cosas existen políticamente, porque existen socialmente, dejan de existir socialmente, dejan de existir políticamente.
En el 99' ya se veía claro que había una ceguera en la sociedad uruguaya, mientras la peste lamía las paredes. En ese año de campaña electoral se palpaba un aire a tragedia en Montevideo.
Veamos los temas uno por uno.
Desde que me recuerdo a mi mismo se pasaron la vida diciendo que la causa de fondo de todas las cosas estaba en la matriz económica y que lo demás era una simple consecuencia. Así por ejemplo la violencia de arriba generaba la violencia de abajo y la culpa de la delincuencia no la tenía el pobrecito que roba una gallina, sino el orden social injusto en que vive. Ahora dicen que por culpa de tanto desempleo del pasado, el que se quedó sin trabajo aprendió a robar y aunque la economía mejoró, no le sirve trabajar. Razonar así es no tener vergüenza.
Vivieron diciendo que la educación era fundamental para el desarrollo de las fuerzas productivas porque hace a la mejor calificación de la mano de obra y cuando le preguntan en un comité a Nora Castro porqué la enseñanza no educa en cuestiones más prácticas y útiles, contesta “Porque el educando precisa fundamentos generales y darle eso es limitarlo”.
Se cuenta el caso de la maestra que lloraba la milonga frente a los alumnos explicándoles lo poco que gana y una alumna le dice: “¡Y por qué no haces como mamá, que sale con la carterita a ganar plata!”. La chiquilina le contesta así, por una razón muy sencilla, porque no le ve ningún sentido a lo que la maestra le está dando. Si lo que recibe tuviera significación para ella, no contestaba de ese modo.
Nunca la educación recibió el 4,5 del presupuesto general como ahora y cayó de la forma en que está.
Nunca se volvió más difícil alquilar como en esta burbuja inmobiliaria en la que hoy vivimos.
Recuerdo a Danilo Astori hablando en SX 30 a comienzos de los años 80', explicando minuciosamente que el dólar había que ajustarlo a la inflación, porque si se lo plancha de ese modo se estaba en presencia de una bomba de tiempo, que empezaba volviendo irrentable la producción uruguaya y generando una transferencia de recursos netos del sector productivo al especulativo. Hicieron eso mismo, con el agravante que agobiaron impositivamente a quien más trabaja y usaron ese dinero para un descomunal despilfarro. Chavizaron la relación con su gente y hoy todos estamos viendo que Venezuela tiene reservas para importar durante dos semanas.
La realidad desmintió toda la ideología frentista.
Aquí hubo un proceso que me llamó la atención desde sus orígenes.
Cuando el Frente entra en crisis ideológica en los años 90' tras la caída del socialismo real es cuando empieza a irle mejor políticamente y Vázquez gana la Intendencia Municipal de Montevideo. Algo inédito en el mundo: un partido socialista mintiéndole a la gente y afirmando que ellos eran los directos continuadores de Frugoni y que no tenían nada que ver con las cosas horribles que hicieron los comunistas allí. Ellos eran los buenos, los malos eran “los primos”, cuando todos sabemos que Frugoni tuvo que renunciar porque no aguantaba más la infiltración tupamara y comunista. Fue ilegalizado ese partido porque todos sabían que estaba tomado.
Cualquiera que sepa la historia del partido socialista uruguayo, sabe perfectamente que si los comunistas son malos, ellos son peores. Son la “Escuelita” de todo lo que ha ocurrido. El Partido Comunista nace de un desgajamiento socialista en el año 20' cuando las Tesis de Abril y se le queda con casi todo. Los tupamaros vienen de allí y todos esos grupitos de izquierda son el producto de diversas purgas que tuvo el partido socialista en cada viraje político. Es gente que hace “entrismo” allí, aprende marxismo, recluta unos cuantos, adquiere la noción de cuadro político, lo expulsan y forma otro grupo. No le hace una guerra a otro socialista, sino a la dirección política. Por eso no pierde los contactos.
Hoy Vázquez, para no ir más lejos, es la personificación de otro disidente.
Lo que el proceso político uruguayo muestra en los años 90' es que se puede estar en descomposición ideológica y crecer políticamente. Lo que viene a confirmar que el ideologismo de la face anterior era una limitación política que la izquierda en su conjunto tenía.
Significativo es también que cuando el Frente entra en crisis política tras la desautorización de Seregni por parte de Vázquez es cuando comienza a moverse como el pez en el agua y en términos impredecibles. Al final, en una jugarreta política lo mandatan para que acuerde la reforma constitucional que hoy nos rige y después lo desautorizan, ante lo cual Seregni renuncia a la presidencia del Frente. No lo dejaban entrar a ningún comité de base. Lo que está indicando cómo se termina allí después de tanto cántico y tanta libación multitudinaria.
El vazquismo está formado precisamente por aquellos que siendo comunistas hacían entrismo en el partido socialista. Eran aquellos que cuando le preguntaban: “¿Vos sos socialista o qué?”, contestaban “Yo soy socialista porque estoy con el partido de la patria de Lenín”. Estaba claro que luego se arrepintieron -o hicieron un gran sacrificio, como decían, tras el colapso del partido de la patria de Lenín-, y volvieron al partido socialista de la mano de un oportunista agarra todo como Vázquez.
Si la crisis ideológica lo beneficio al Frente, la crisis política lo condujo al unicato y el caudillismo vazquista. Eso le dio un cierto atractivo para mucha gente del partido nacional y fue lo que hizo que solo el partido colorado tuviera la voluntad política de enfrentar a Vázquez.
Lo que está indicando que esto es una consecuencia de la falta de liderazgo de los partidos tradicionales durante ese período. Porque la idiosincrasia uruguaya fue con inflexiones siempre la misma.
La Intendencia de Montevideo es paradigmática al respecto. Es la quinta vez que gana el Frente y la ciudad es cada día que pasa más una cueva de malvivientes viviendo en la más horrenda suciedad concebible, amén del hecho de ser tributariamente la más cara del mundo. Lo que está indicando que las señales políticas con las que se maneja la opinión pública uruguaya están dadas en función de ponderables psico políticas, que no responden al universo del discurso ideológico, político o económico.
El Uruguay parece ser un país anestesiado mentalmente, en donde el odio de ayer no les permite sacar hoy las conclusiones que ahora hay que extraer y una socio cultura, al estilo de una unidad de base a la peronista, parece cohonestar la mentalidad que premia y castiga políticamente, conduciendo al triunfo de las nulidades.
Era Rubio quien sostenía recientemente que a compañeros muy especializados en un tema concreto se los mandaba a un cargo de especial confianza política y si bien entendían del asunto, no sabían como moverse allí.
Todos sabemos que para estar en un ente autónomo o en un servicio descentralizado no se necesita ser un experto. Se precisa sí, haberse leído y estudiado la Constitución de la República y tener nociones básicas de derecho administrativo. Entender lo que es un acto administrativo. Lo técnico se adquiere allí hablando con los jerarcas de la repartición. De eso “los compañeros especializados en un tema”, no se dieron cuenta.
Esto que digo, que parece una opinión despechada o enfurecida, no lo es. El Estado uruguayo lleva perdido 40 millones de dólares por juicios que le han hecho contra los actos administrativos que adopta. Frente a eso el Presidente de la República no encuentra nada mejor que insultar a los abogados. Hoy cualquiera le hace un juicio al Estado y lo gana por una razón muy simple: Por la desprolijidad anti jurídica con que se maneja esta gente.
A veces pienso que es mejor que así sea, porque, no nos engañemos, no hacen más daño, porque no les da la capacidad.