domingo, 9 de junio de 2013

La crisis del Mercosur


        Aécio Neves, el senador socialdemócrata, líder del mayor partido de la oposición brasileña, precandidato para las elecciones presidenciales del próximo año, es el que en el actual contexto regional habla claro. Sabe que arrebatarle el poder a Dilma Rousseff, con un 79% de popularidad no es tarea fácil, pero no tiene miedo a decir las cosas tal cual son.
        Cuando le preguntan -¿Qué lugar ocupará el Mercosur en ese esquema?, contesta: “Estamos muy preocupados por lo que hoy sucede en el Mercosur, que está muy anquilosado. Dudamos si la unión aduanera es aún el mejor camino. No debemos perder las alianzas comerciales de Brasil con la Argentina, pero tenemos que transformar el Mercosur en un área de libre comercio que permita a cada Estado-miembro firmar acuerdos comerciales con otros países. De la forma en que está ahora, en los últimos años, el Mercosur no ha beneficiado en todo lo que debería haber beneficiado ni a Brasil ni a la Argentina. Tenemos que tener el coraje de repensar y revisar el Mercosur. En este sentido, la Alianza del Pacífico, constituida por México, Colombia, Perú y Chile, es un ejemplo ya de movilidad y dinamismo.”
        Habría que agregarle a este acertado juicio que el Mercosur no sólo no ha beneficiado ni a Brasil, ni a Argentina, sino que expulsó gratuita y anti reglamentariamente a Paraguay, sin respetar la decisión soberana del Parlamento paraguayo y no supo hacer otra cosa que pretender imponerle a Uruguay, lo que ni Brasil y Argentina estaban dispuestos a cumplir. Hizo entrar a Venezuela por la ventana y no dijo esta boca es mía ante el fraude electoral que posibilitó el triunfo de Maduro y en cambio puso el grito en el cielo ante el juicio político constitucional que el Parlamento paraguayo le hizo a Lugo. Una verdadera vergüenza.
        Estamos hablando de un Brasil que pidió que la Alianza del Pacífico rechace la membresía como observador del Paraguay, y que se está moviendo para que Uruguay no pueda concretar nada. No todos piensan así y además Paraguay le va a hacer un juicio por daños y perjuicios a Brasil y Argentina, tema que ha de complicar la situación internacional brasilera a nivel mundial. El canciller de México, José Antonio Meade, expresa que los países de la Alianza “están muy contentos y agradecidos de que Paraguay forme parte” como observador del bloque económico. Lo que está indicando que  ingresar a un bloque que representa el 50% del comercio de la región, con exportaciones por US$ 556.000 millones e importaciones por 551.000 millones en el 2012, es un atractivo para cualquiera. Si América Latina en su conjunto representa el 6% del comercio mundial, la Alianza del Pacífico significa el 3%. Para hacerse una idea de lo que esto es los cuatro países que conforman la Alianza del Pacífico reúnen 210 millones de habitantes, representan más de la tercera parte del producto interno bruto de América Latina y juntos se constituyen en la octava economía del mundo.
        Como dice Sebastián Piñera es el respeto al estado de derecho, la democracia y la libertad económica lo que signa la Alianza del Pacífico. Se lo ve con claridad en esa monstruosidad en que se ha convertido el Mercosur: No hay democracia sin libertad económica.
        Por primera vez en mucho tiempo volvemos a analizar los verdaderos temas que hay que poner sobre la mesa: la cuestión del arancel 0 para el 90 por ciento de los productos con el objetivo de aumentar el libre comercio entre ellos y conquistar conjuntamente los mercados del Pacífico, aumentando las exportaciones y atrayendo más inversión extranjera. Es un golpe muy fuerte para los que creen que la integración regional es convertir en Provincia al otro y “cortarle los víveres de arriba” si no se alinea políticamente a la peronista, o un Distrito Federal cualquiera que tiene que esperar las órdenes dadas por los planificadores centrales de Brasilia. En cualquiera de los dos casos son patrones de estancia o de fazenda, los que dirigieron la economía regional a impulsos de una petrochequera indiscreta, en donde la valija de Antonini Wilson, es la parte visible del iceberg.
        El tema de Paraguay es una cuestión de dignidad. No tiene por qué ratificar el ingreso, puesto que eso se hizo violando todas las normas establecidas. No hay ingreso a ratificar. Partir de eso sería ratificar un acto nulo de nulidad absoluta e insanable. Es una contradicción en sí misma dejar el precedente de haber sido excluido ilegalmente y a la vez aprobar lo que en su momento –el ingreso de Venezuela-, también fue ilegal.
        Para Dilma Rousseff, Horacio Cartes tiene que aceptar el ingreso de Venezuela para poder volver al Mercosur, cuando en realidad es Dilma Rousseff quien debe indemnizar a Paraguay por daños y perjuicios comerciales al haberlo excluido anti reglamentariamente del Mercosur.
        Estamos hablando de una situación en donde ahora Venezuela asume la presidencia rotativa del Mercosur, lo que significa que el país que propició todo este desbarajuste, está ocupando un cargo que no le correspondería.
        Tuvieron que posponer la Cumbre del Mercosur, para el próximo 15 de agosto, cuando se dé la asunción de Horacio Cartes, porque no aceptan a Franco.
        El cinismo de esta gente llega al extremo de que para lograr un reingreso pleno al Mercosur sus socios deberán "avalar" que se restablecieron las condiciones democráticas en Paraguay, -cuando en realidad nunca se rompieron-, y si éste país se opone al ingreso de Venezuela al bloque –decisión que le es soberana al Parlamento paraguayo y en la cual estos defensores inveterados de la No Intervención no debieran entrometerse- alargarían la suspensión, desatando otra crisis institucional.
        Quieren que Paraguay se coma el sapo de la indignidad de aceptar aquello que se resolvió anti reglamentariamente a sus espaldas, para existir en un organismo que en realidad no sirve para absolutamente más nada, que hacer daño contra los chicos y no ir a ningún lado entre los grandes.
        Paraguay mira más lejos y busca una Alianza del Pacífico que le posibilite al Chaco paraguayo acceder al mercado asiático, uno de los más apetecidos del mundo, que demanda, justamente, el tipo de producción agro-ganadero forestal que Paraguay genera.
        México, Colombia, Chile y Perú son los que más comprensivos se han mostrado con la situación de exclusión que Paraguay ha vivido durante este proceso de quiebre del Mercosur.
        Lo de Paraguay es la parte más irritante de lo que ocurre como así, el rol lamentable que jugó en todo esto nuestro país, parte de una vergüenza nacional que nos retrotrae a los tiempos de la Triple Alianza.
        Pero el tema de fondo que hace a la gran crisis del Mercosur, es que si hubiera avanzado como área de libre comercio hoy tendría firmado cada país por su cuenta Tratados de Libre Comercio con quién quiera. Al constituirse como Unión Aduanera imponiendo un arancel externo común y una política comercial externa conjunta, lo que logró es generar un impedimento para que cada una de las naciones llevaran a cabo negociaciones como las que produjeron tantos beneficios a México, Chile, Perú y Colombia, los cuatro países que acaban de conformar la ”Alianza del Pacífico”.
        Este es el mismo error que ahora van a cometer Rusia. Kazakhstan y Bielorusia al formar una Unión Aduanera que solo puede beneficiar a Rusia y ha de condicionar a los otros impidiéndoles que hagan comercio independiente con China o con quien sea. Van a delegar soberanía comercial en un ámbito en dónde el más fuerte, Rusia, va a imponer sus condicionantes. Cuando las relaciones comerciales son asimétricas a esa escala lo mejor es un área de libre comercio y que cada cual tenga la soberanía de comerciar con quien quiera.
        Hoy la situación del Mercosur hace agua porque el proteccionismo brasilero es muy fuerte y las barreras que pone Argentina son infranqueables hasta para cosas tan elementales como el libre tránsito de mercadería.
        Porque no nos engañemos, para una Unión Aduanera, como la que se pretendió formar, los países chicos, -que significan muy poco económicamente- son los que tienen que sentir que salieron ganando en la unión. Brasil y Argentina, preocupados pura y exclusivamente por la petro chequera y festejando la destrucción de la industria nacional venezolana para poder llenar ellos ese nicho de mercado, no tuvieron ni siquiera la más elemental ponderación en los modales para manejar las relaciones multilaterales al respecto.