sábado, 16 de marzo de 2013

San Pancho de Asís




Puede que Dios sea argentino, pero una sola cosa es cierta,
Dios no es peronista.

        Cuando uno analiza lo que se dice de este nuevo Papa desde las diversas posiciones, tomando como referente a Horacio Verbisky y a Pérez Esquivel, defensor acérrimo de los derechos humanos y no por qué sí, Premio Nobel de la Paz, una cosa salta a la vista. Los montoneros como Horacio Verbisky no tienen autoridad moral, ni para decir “esta boca es mía”. Debieran, si tienen dignidad, callarse. Pérez Esquivel los desautoriza, lisa y llanamente.
        Quiero aclarar mi posición, primeramente. No tengo nada que ver con ese credo y esa creencia que es el catolicismo. Por lo tanto mi opinión debe ser evaluada, no desde el punto de vista eclesiástico, sino desde el punto de vista político.
        Creo que este es el Papa humilde que la Iglesia Católica estaba desde hace mucho, precisando.
        Creo que este es el Papa político para una época en donde el materialismo y el consumismo horadan las raíces del existir. 
        Creo que este es el Papa de la verdad y la justicia tan pregonada por aquellos que entienden por verdad, lo que a ellos les conviene y confunden justicia con venganza, solo porque fueron derrotados en el combate que eligieron para morir. El compromiso existencial de Sartre, hoy los condena.
        Es verdad que la dictadura militar fue una cosa horrible y cualquiera que me conozca, sabe que fui un opositor desde que tenía 17 años a la fecha, pero aquí hay que entender una cosa básica. La dictadura fue espantosa porque asfixió el libre debate del pensamiento y confundió ideas con personas. Se vivió muchos años en una atmósfera moral asfixiante e irrespirable. Por eso estuve en contra, pero hay que reconocer, si se es limpio de alma y no un sucio montonero o tupamaro, que la dictadura cuando enfiló sus armas contra una cosa “No erró el tiro”, no salieron a matar cualquier cosa. Sabían lo que hacían. Ese es el tema que le duele, al Horacio Verbisky y compañía.
        Los atentados montoneros y tupamaros, tuvieron “culo”, pero una sola cosa es cierta, no tuvieron “contra culo” y la culpa no es ni de Gorrirán Melo, desde el ERP, Firmenich y Horacio Verbisky desde los montoneros o Amodio Pérez desde los tupamaros, la culpa es de todos ellos que son criaturas inmaduras que no razonan. No razonaron antes y menos ahora, cuando todo los condena, allí en donde creen ganar por la vía política, lo que perdieron por las armas.
        Si tuviera un poquito de dignidad, el ex guerrillero se calla la boca y mira para adelante. Pero no la tiene y va a seguir “pateando contra el clavo”. Era hora de que la Iglesia Católica pusiera las cosas en su sitio.
        Quiero aclarar mi posición en este tema, porque en estas cosas no se puede ser frívolo. Son temas serios y nos va la vida el tratar de no errar el camino.
        San Pancho de Asís viene a decirnos un par de cosas que me parece que son esenciales al desenvolvimiento humano sobre la faz del planeta.
        No se trata de estar con los pobres desde un pobrismo a expensas de los demás, sino de dejar de ser egoísta y hacer uno por sí, lo que pretende que los demás hagan. No es con “Planes trabajar” y voto cautivo para robar a cuatro manos, sino haciendo uno lo que le exige a los otros.
        Los Kirchner, las Cristinas, los Vázquez, los Lula, los Chávez son gente que se enriqueció oprobiosamente degradando la convivencia, polarizando la sociedad y atacando al hombre que produce, que trabaja, que crea riqueza.
         Es inadmisible tanto el discurso que tienen, como su perspectiva a futuro: “Que pague más el que trabaja más”. Deben ser combatidos y la Iglesia Católica está dando a entender una cosa clara como el agua, “No son cristianos, ni católicos”. Son falsos pobres.