Puede que Dios sea argentino, pero una sola cosa es
cierta,
Dios no es peronista.
Cuando
uno analiza lo que se dice de este nuevo Papa desde las diversas posiciones,
tomando como referente a Horacio Verbisky y a Pérez Esquivel, defensor acérrimo
de los derechos humanos y no por qué sí, Premio Nobel de la Paz, una
cosa salta a la vista. Los montoneros como Horacio Verbisky no tienen autoridad
moral, ni para decir “esta boca es mía”.
Debieran, si tienen dignidad, callarse. Pérez Esquivel los desautoriza, lisa y
llanamente.
Quiero
aclarar mi posición, primeramente. No tengo nada que ver con ese credo y esa
creencia que es el catolicismo. Por lo tanto mi opinión debe ser evaluada, no
desde el punto de vista eclesiástico, sino desde el punto de vista político.
Creo
que este es el Papa humilde que la Iglesia Católica estaba desde hace mucho,
precisando.
Creo
que este es el Papa político para una época en donde el materialismo y el
consumismo horadan las raíces del existir.
Creo
que este es el Papa de la verdad y la justicia tan pregonada por aquellos que
entienden por verdad, lo que a ellos les conviene y confunden justicia con
venganza, solo porque fueron derrotados en el combate que eligieron para morir.
El compromiso existencial de Sartre, hoy los condena.
Es
verdad que la dictadura militar fue una cosa horrible y cualquiera que me
conozca, sabe que fui un opositor desde que tenía 17 años a la fecha, pero aquí
hay que entender una cosa básica. La dictadura fue espantosa porque asfixió el
libre debate del pensamiento y confundió ideas con personas. Se vivió muchos
años en una atmósfera moral asfixiante e irrespirable. Por eso estuve en
contra, pero hay que reconocer, si se es limpio de alma y no un sucio montonero
o tupamaro, que la dictadura cuando enfiló sus armas contra una cosa “No
erró el tiro”, no salieron a matar cualquier cosa. Sabían lo que
hacían. Ese es el tema que le duele, al Horacio Verbisky y compañía.
Los
atentados montoneros y tupamaros, tuvieron “culo”, pero una sola cosa es
cierta, no tuvieron “contra culo” y
la culpa no es ni de Gorrirán Melo, desde el ERP, Firmenich y Horacio Verbisky
desde los montoneros o Amodio Pérez desde los tupamaros, la culpa es de todos
ellos que son criaturas inmaduras que no razonan. No razonaron antes y menos
ahora, cuando todo los condena, allí en donde creen ganar por la vía política,
lo que perdieron por las armas.
Si
tuviera un poquito de dignidad, el ex guerrillero se calla la boca y mira para
adelante. Pero no la tiene y va a seguir “pateando
contra el clavo”. Era hora de que la Iglesia Católica pusiera las cosas en
su sitio.
Quiero
aclarar mi posición en este tema, porque en estas cosas no se puede ser
frívolo. Son temas serios y nos va la
vida el tratar de no errar el camino.
San
Pancho de Asís viene a decirnos un par de cosas que me parece que son
esenciales al desenvolvimiento humano sobre la faz del planeta.
No
se trata de estar con los pobres desde un pobrismo a expensas de los demás,
sino de dejar de ser egoísta y hacer uno por sí, lo que pretende que los demás
hagan. No es con “Planes trabajar” y voto cautivo para robar a cuatro manos,
sino haciendo uno lo que le exige a los otros.
Los
Kirchner, las Cristinas, los Vázquez, los Lula, los Chávez son gente que se
enriqueció oprobiosamente degradando la convivencia, polarizando la sociedad y
atacando al hombre que produce, que trabaja, que crea riqueza.
Es
inadmisible tanto el discurso que tienen, como su perspectiva a futuro: “Que
pague más el que trabaja más”. Deben ser combatidos y la Iglesia Católica está
dando a entender una cosa clara como el agua, “No son cristianos, ni
católicos”. Son falsos pobres.