Muchas
veces ocurre en política que contra los hechos nadie puede. Son tozudos,
insisten y más allá de todo lo que se pueda discrepar siempre tienen razón.
Inglaterra
no tiene el más mínimo interés en seguir coleccionando países a la vieja usanza.
Lo demostró últimamente cuando cedió Hong Kong a China. El Reino Unido hoy
pierde dinero cuando intenta mantener sus antiguos dominios coloniales. Hoy el
mundo lo dirigen las Multinacionales que son países dentro de países a escala
planetaria. Una posesión colonial implica hacerse cargo de un conjunto tal de
cosas que si se lo mira desde la fría matemática es algo que conduce a una
pérdida económica importante. Más que eso, el estado nacional clásico, tal como
lo conocemos desde el Código Napoleónico a la fecha, va camino a volverse
insustentable; son prácticamente todos deficitarios.
En
el tema Malvinas intervienen ahora otros factores. Sus habitantes fueron
agredidos por Argentina. Ese es el tema.
El
único colonialista fue Galtieri que invadió un lugar, sin importarle lo que pensaba
la gente que vive allí. Primero que no tienen razón histórica, las Malvinas son
uruguayas porque la Capitanía General de la Nación en tiempos del Virreinato
dijo a texto expreso que le pertenecía a lo que entonces era la Banda Oriental.
Pero no es ese el tema. Aunque Uruguay que tiene más credenciales que Argentina
en este asunto hiciera eso, no dejaría de ser una barbaridad obrar de ese modo.
En
el referéndum de autodeterminación que se celebró el domingo y el lunes, los
habitantes de las islas Malvinas votaron en un 99,8% a favor de mantenerse como
un territorio británico de ultramar. Sólo tres isleños votaron en contra. Un
92% de los 1.672 electores del archipiélago participaron en el referéndum.
El
mensaje que están dando los isleños es duro para Argentina que hace como que no
tiene importancia, pero la tiene. Así en el primer mensaje del gobierno
británico de las islas Malvinas, tras el referéndum, el consejero de la
Asamblea Legislativa Gavin Short local leyó un duro mensaje dirigido a Cristina
Kirchner. "Presidenta Fernández de
Kirchner, nosotros no tenemos en absoluto deseo de estar bajo el gobierno en
Buenos Aires", leyó Short. "Espero
que ahora usted (Cristina) pueda respetar eso. Ahora es también el tiempo para
que el resto del mundo empiece a escuchar la voz de los isleños de las
Falklands en lugar de las vacías mentiras, la retórica sin fin y las posturas
políticas (del gobierno argentino)", agregó, tratando de hacer valer
una posición, la de los que viven y trabajan allí.
“Esta mañana, mis socios isleños de las
Falklands me levanté con un nuevo futuro. Estoy orgulloso de nuestro pueblo y
de nuestra comunidad porque la voz de nuestro país se hizo oír anoche”, empezó
leyendo esta mañana Short, que hace de vocero de la Asamblea.
“Para aquellos que se lo perdieron,
hemos enviado un claro mensaje al mundo; un resonante “Sí” a nuestro deseo de
seguir siendo Territorio de Ultramar del Reino Unido. Por primera vez en
nuestra larga historia, no puede haber mala interpretación de cómo nos sentimos
en la relación con Gran Bretaña. Esta es una relación que evolucionó en las
centurias, y por la que nos sentimos orgullosos de mantener. Hemos abandonado
nuestro pasado colonial. Nuestra moderna relación, está basada en respeto mutuo
y valores democráticos”, dijo Short.
No
se dan cuenta en Argentina que la gran alegría que demuestran las fotos del
festejo por los resultados del referéndum viene del reconocimiento de haber
sido liberados por Inglaterra. Argentina ni reconoció la autodeterminación de los isleños cuando la dictadura de Galtieri, ni los
reconoce ahora Cristina al no aceptar que los isleños sean parte del dialogo en las
negociaciones.
Una
barbaridad propia de un militar tilingo de la dictadura es una cosa, reiterar
por otras vías la actitud igualmente arrogante que implica el desconocimiento
de los habitantes de las islas, por parte de un gobierno democrático que se
dice de signo opuesto a la dictadura, está indicando otra cosa.
Todos
sabemos que hay más para este boletín. Pero es evidente que Argentina sintió el
golpe que esta determinación implica.
Es
un gravísimo error que comete Argentina, porque si quisiera realmente las
Malvinas, tendría entonces una línea política de seducción hacia los isleños,
en vez de acosarlos, insultarlos y combatirlos.