Chávez
decía que era el hijo político de Fidel Castro. Maduro se dirige a la multitud
diciendo que Chávez es “Nuestro padre redentor” y que él es el hijo político de
Chávez. De lo que se desprende que Maduro es el nieto político de Fidel Castro.
Como
cualquiera entiende estamos en presencia de una dinastía en Cuba, la dinastía
de los Castro’s y del surgimiento de una estructura totémica tribal en
Venezuela. Es un orden jerárquico que va de Dios –o Simón Bolívar a los efectos
es lo mismo-, baja hasta Fidel Castro, se materializa en Chávez y por partenogénesis
deviene en Maduro. Es una reproducción asexual de fuerte contenido mítico que
por lo visto suele dar un enorme rédito político ante las masas.
Es
una fauna de crustáceos, insectos, anfibios y reptiles, más raramente de
algunos peces y, excepcionalmente, de aves, que por partenogénesis reproduce a Bolívar,
a los Castro’s y no es nada improbable que si el heredero de Chávez logra estar
más allá del bien y del mal, en el futuro veamos muchos hijos políticos de
Maduro.
En
psiquiatría se suele hablar de delirio paranoico cuando el individuo por
introyección proyectiva se identifica con una figura –en este caso Bolívar,
pero puede ser Napoleón o cualquiera- y obra como si fuera esa persona
imaginaria, desde un egocentrismo fuera de sí. En una ocasión usó 489 veces la
palabra “yo” en un mismo discurso, el 15 de enero del 2011. Este narcisismo
delirante suele ir acompañado por un comportamiento de falso denunciante. Lo
mismo que le hicieron a Bolívar, también se lo están haciendo a él idénticos
intereses y personas. La manera de relacionarse consigo mismo y con los demás
incluye insidias, infundios, conspiraciones, intoxicaciones y todo tipo de
conflictividades que surgen a su alrededor de manera difícilmente relacionables
con él. El falso denunciante es perfectamente capaz de denunciar falsamente los
delitos que él mismo comete.
Esto
es lo que hizo escuela en Venezuela. Decir que el terremoto en Haití lo provocó
Estados Unidos, es un indicador clarísimo de la patología propia del falso
denunciante. Decir que a Chávez le inocularon el cáncer, es otro ejemplo de
delirio querulante. Se podría sospechar en sentido inverso y sostener que en
realidad lo mataron en Cuba, pero qué sentido tiene denunciar sin pruebas
fehacientes a la vista.
Hace
años atrás participando en diversos foros de Internet, hacía la crítica del
marxismo leninismo y del socialismo real en crisis terminal en ese momento.
Tomaba tanto los libros fundamentales del marxismo leninismo como los diversos
planes quinquenales que hubo en el mundo socialista. Hacía un análisis
básicamente económico, -que es desde donde el marxismo contraatacaba, cada vez
que se le recriminaba políticamente su alejamiento del estado de derecho-, no
porque no fuera válida la crítica política, sino porque en el economicismo era
en dónde ellos hacían un centro, mientras iban a parar al más absoluto
desabastecimiento. Se me decía que no quería entender lo que es el Socialismo
del Siglo XXI, como si estuviéramos delante de algo muy distinto. Ya sé que en Latinoamérica
hay fecundaciones cruzadas entre el caudillismo de base hispánica y el
comunismo en todas sus variantes y siempre con la misma retórica de que “lo
nuestro es otra cosa diferente”, cuando en realidad es peor de lo mismo.
Lo
que más les dolía era mi crítica a la Iglesia Católica y su teología de la
liberación, porque generalmente es la que está detrás de estos esperpentos,
hasta que al final los religiosos son los primeros en arrepentirse de haber
apoyado eso, como sucedió en Nicaragua con Cardenal y en Paraguay, con toda la
jerarquía eclesiástica pidiendo a gritos que Lugo renuncie, para no ir más
lejos. Todos recordamos a San Perón y Santa Evita y ya sabemos como termina
eso.
El marxismo está con el obrero, pero no
quiere ser obrerista, la Iglesia dice tener una opción preferencial por los pobres,
pero no quiere caer en el pobrismo, en cambio lo de Chávez es mente de paria.
Es el lumpen desclasado el que hace la psicología de la masa. Si ese es el Socialismo
del Siglo XXI, es porque hemos caído muy bajo. Solamente la psicología oprimida
del hombre de las barriadas en Latinoamérica puede estar con eso.
Significativo
en este sentido fue la huelga contra Chávez en el 2002, auspiciada por la
patronal y los empleados, como así la emigración masiva de gente calificada que
Venezuela registra después. Es un hecho que el chavismo es en esencia, anti
obrero, solo que a diferencia del guevarismo y el maoísmo centrado en el
campesino, apunta al mejor estilo anarquista de carácter bakuninista al lumpen,
al paria, al mendigo.
Desde
el punto de vista marxista el paria no es revolucionario por una sencilla
razón, porque es un resentido social que
reacciona. Se le dice reaccionario porque en vez de accionar con conciencia,
reacciona sin conciencia.
Un
jacobinismo afrancesado y revolucionarista de exportación para consumo
internacional -que empieza como Jacques
Danton y termina como Maximilian Robespierre- y una férrea dictadura comunista
hacia adentro, con fuertes inflexiones rousseaunianas y asesoramiento
castrista, insultos abundantes en abstracto en donde la culpa de todo la tiene
Estados Unidos –el enemigo de paja- y la más absoluta desorganización interna a
la cubana, destrucción de la industria nacional al mejor estilo neoliberal con
el dólar bien bajo quitándole competitividad a la producción y acuerdos
comerciales con todo el mundo, pagando en especies al estilo de la ex Unión Soviética,
para sustituir esas unidades de producción local, -no se sabe bien culpables de
qué horrible delito oligárquico son quienes generan empleo y trabajo nacional-,
un culto delirante a la personalidad napoleónico y un bonapartismo internista
para la hinchada, generosa petrochequera
para comprar amistades en todos lados y sensacionalismo en la escena internacional
buscando siempre ser noticia de tapa, como si eso fuera “protagonismo” de un
país en política.
Es
esto lo que uno espera que se termine en Latinoamérica, aunque el chavismo
venezolano, como el peronismo argentino sea un mal endémico incurable, algo que
contra eso no se puede y hay que tolerarle los insultos porque no agreden, son
simplemente su protocolo de comunicación con el mundo, como berrinche de un
niño chico.
El
así llamado Socialismo del Siglo XXI, sin petrochequera, pasara a la historia
como la dinastía de los Castro’s, como una simple robolución sociolista.
Es
esto lo que nadie quería tampoco en el Frente Amplio cuando en el 94’ llega
Chávez al Uruguay, luego de un intento de golpe de estado y el Plenario de
dicha fuerza se reúsa a recibirlo. Según palabras de Seregni en ese momento: “Una
cosa es ser popular y otra populista”.
¿Cuál
es la distancia que va de aquellas declaraciones de Seregni, el Plenario del
Frente Amplio y los artículos periodísticos de Brecha, con ese raro amor enorme
que le tienen ahora, precisamente cuando el modelo económico está por caer? No
se puede ser ingenuo.
La
diferencia se llama petrochequera.