martes, 12 de marzo de 2013

14 años perdidos en Venezuela



        Chávez decía que era el hijo político de Fidel Castro. Maduro se dirige a la multitud diciendo que Chávez es “Nuestro padre redentor” y que él es el hijo político de Chávez. De lo que se desprende que Maduro es el nieto político de Fidel Castro.

        Como cualquiera entiende estamos en presencia de una dinastía en Cuba, la dinastía de los Castro’s y del surgimiento de una estructura totémica tribal en Venezuela. Es un orden jerárquico que va de Dios –o Simón Bolívar a los efectos es lo mismo-, baja hasta Fidel Castro, se materializa en Chávez y por partenogénesis deviene en Maduro. Es una reproducción asexual de fuerte contenido mítico que por lo visto suele dar un enorme rédito político ante las masas.

        Es una fauna de crustáceos, insectos, anfibios y reptiles, más raramente de algunos peces y, excepcionalmente, de aves, que por partenogénesis reproduce a Bolívar, a los Castro’s y no es nada improbable que si el heredero de Chávez logra estar más allá del bien y del mal, en el futuro veamos muchos hijos políticos de Maduro.

        En psiquiatría se suele hablar de delirio paranoico cuando el individuo por introyección proyectiva se identifica con una figura –en este caso Bolívar, pero puede ser Napoleón o cualquiera- y obra como si fuera esa persona imaginaria, desde un egocentrismo fuera de sí. En una ocasión usó 489 veces la palabra “yo” en un mismo discurso, el 15 de enero del 2011. Este narcisismo delirante suele ir acompañado por un comportamiento de falso denunciante. Lo mismo que le hicieron a Bolívar, también se lo están haciendo a él idénticos intereses y personas. La manera de relacionarse consigo mismo y con los demás incluye insidias, infundios, conspiraciones, intoxicaciones y todo tipo de conflictividades que surgen a su alrededor de manera difícilmente relacionables con él. El falso denunciante es perfectamente capaz de denunciar falsamente los delitos que él mismo comete.

        Esto es lo que hizo escuela en Venezuela. Decir que el terremoto en Haití lo provocó Estados Unidos, es un indicador clarísimo de la patología propia del falso denunciante. Decir que a Chávez le inocularon el cáncer, es otro ejemplo de delirio querulante. Se podría sospechar en sentido inverso y sostener que en realidad lo mataron en Cuba, pero qué sentido tiene denunciar sin pruebas fehacientes a la vista.

        Hace años atrás participando en diversos foros de Internet, hacía la crítica del marxismo leninismo y del socialismo real en crisis terminal en ese momento. Tomaba tanto los libros fundamentales del marxismo leninismo como los diversos planes quinquenales que hubo en el mundo socialista. Hacía un análisis básicamente económico, -que es desde donde el marxismo contraatacaba, cada vez que se le recriminaba políticamente su alejamiento del estado de derecho-, no porque no fuera válida la crítica política, sino porque en el economicismo era en dónde ellos hacían un centro, mientras iban a parar al más absoluto desabastecimiento. Se me decía que no quería entender lo que es el Socialismo del Siglo XXI, como si estuviéramos delante de algo muy distinto. Ya sé que en Latinoamérica hay fecundaciones cruzadas entre el caudillismo de base hispánica y el comunismo en todas sus variantes y siempre con la misma retórica de que “lo nuestro es otra cosa diferente”, cuando en realidad es peor de lo mismo.

        Lo que más les dolía era mi crítica a la Iglesia Católica y su teología de la liberación, porque generalmente es la que está detrás de estos esperpentos, hasta que al final los religiosos son los primeros en arrepentirse de haber apoyado eso, como sucedió en Nicaragua con Cardenal y en Paraguay, con toda la jerarquía eclesiástica pidiendo a gritos que Lugo renuncie, para no ir más lejos. Todos recordamos a San Perón y Santa Evita y ya sabemos como termina eso.

        El marxismo está con el obrero, pero no quiere ser obrerista, la Iglesia dice tener una opción preferencial por los pobres, pero no quiere caer en el pobrismo, en cambio lo de Chávez es mente de paria. Es el lumpen desclasado el que hace la psicología de la masa. Si ese es el Socialismo del Siglo XXI, es porque hemos caído muy bajo. Solamente la psicología oprimida del hombre de las barriadas en Latinoamérica puede estar con eso.

        Significativo en este sentido fue la huelga contra Chávez en el 2002, auspiciada por la patronal y los empleados, como así la emigración masiva de gente calificada que Venezuela registra después. Es un hecho que el chavismo es en esencia, anti obrero, solo que a diferencia del guevarismo y el maoísmo centrado en el campesino, apunta al mejor estilo anarquista de carácter bakuninista al lumpen, al paria, al mendigo.

        Desde el punto de vista marxista el paria no es revolucionario por una sencilla razón, porque es un resentido social que reacciona. Se le dice reaccionario porque en vez de accionar con conciencia, reacciona sin conciencia.

        Un jacobinismo afrancesado y revolucionarista de exportación para consumo internacional  -que empieza como Jacques Danton y termina como Maximilian Robespierre- y una férrea dictadura comunista hacia adentro, con fuertes inflexiones rousseaunianas y asesoramiento castrista, insultos abundantes en abstracto en donde la culpa de todo la tiene Estados Unidos –el enemigo de paja- y la más absoluta desorganización interna a la cubana, destrucción de la industria nacional al mejor estilo neoliberal con el dólar bien bajo quitándole competitividad a la producción y acuerdos comerciales con todo el mundo, pagando en especies al estilo de la ex Unión Soviética, para sustituir esas unidades de producción local, -no se sabe bien culpables de qué horrible delito oligárquico son quienes generan empleo y trabajo nacional-, un culto delirante a la personalidad napoleónico y un bonapartismo internista para la hinchada,  generosa petrochequera para comprar amistades en todos lados y sensacionalismo en la escena internacional buscando siempre ser noticia de tapa, como si eso fuera “protagonismo” de un país en política.   

        Es esto lo que uno espera que se termine en Latinoamérica, aunque el chavismo venezolano, como el peronismo argentino sea un mal endémico incurable, algo que contra eso no se puede y hay que tolerarle los insultos porque no agreden, son simplemente su protocolo de comunicación con el mundo, como berrinche de un niño chico.

        El así llamado Socialismo del Siglo XXI, sin petrochequera, pasara a la historia como la dinastía de los Castro’s, como una simple robolución sociolista.

        Es esto lo que nadie quería tampoco en el Frente Amplio cuando en el 94’ llega Chávez al Uruguay, luego de un intento de golpe de estado y el Plenario de dicha fuerza se reúsa a recibirlo. Según palabras de Seregni en ese momento: “Una cosa es ser popular y otra populista”.

        ¿Cuál es la distancia que va de aquellas declaraciones de Seregni, el Plenario del Frente Amplio y los artículos periodísticos de Brecha, con ese raro amor enorme que le tienen ahora, precisamente cuando el modelo económico está por caer? No se puede ser ingenuo.

        La diferencia se llama petrochequera.