sábado, 21 de noviembre de 2009

Los ultras, ese cachito que le falta al Frente Amplio para llegar



La dirigente del movimiento Plenaria, Memoria y Justicia Irma Leites al criticar con dureza al presidente, Tabaré Vázquez, al candidato presidencial del FA, José Mujica, y al ex tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro por “subirse al carro” del plebiscito por la anulación de la Ley de Caducidad, dijo una cosa que es cierta: Estaban los votos para ganar con el Sí.

Lo que no dice Irma Leites es que los tupamaros a la salida de la dictadura fueron indemnizados –son los grandes indemnizados de nuestra historia‑ para algo, no fue porque sí, eso.

Acusa con certeza al Frente Amplio de instrumentar dicho vallado, pero olvida que cada vez que su movimiento participa, algún incidente grave suele ocurrir.

Mc Donald’s, una víctima anterior de la agresión gratuita de este movimiento, con sabiduría supo paralizar el despropósito de esta gente cada vez que se moviliza “contra el imperialismo”.

Afirma Leites, desde su mentalidad totalmente antidemocrática e irrespetuosa de la voluntad popular, dijo que el resultado del plebiscito del 25 de octubre no cierra el reclamo por la anulación de la ley, sino que la lucha continuará. Pierde de vista que si hubo gente del Frente Amplio que cuando le dieron la lista con la papeleta del Sí y del voto epistolar incluido, quitó ambas y sin embargo, votó al Frente que auspiciaba esas opciones, no es por Tabaré Vázquez, Mujica o Huidobro, sino porque esas personas piensan, en esos dos temas, diferente a sus dirigentes, por más señales que algunos de ellos den, de no estar del todo de acuerdo, con eso.

Esta es gente confundida, que no sabe interpretar lo que sucede en la cabeza de un electorado que no necesariamente piensa en todos los temas igual al partido que, por diversas razones, luego vota.

Lo que sucedió con el voto epistolar es clarísimo: Todos sabemos que lo favorecía enormemente al Frente Amplio, en un sistema en dónde, epistolar o no, el voto es obligatorio. Sin embargo su gente, consideró desleal que desde el exterior otros que no viven la realidad interna decidan acerca de qué Gobierno deben tener los que viven la realidad de ese Gobierno.

Lo que Irma Leites no entiende es que cuando existe un divorcio tan importante en amplios sectores del electorado entre los dirigentes y su gente, algo ocurre que exige interpretación. No hay que olvidar que votaron por Sí, blancos y colorados y en cambio frentistas, quitaron el Sí de la papeleta. Lo que está indicando que si no llegaron a la cifra requerida es porque muchísima, pero muchísima gente del Frente quitó el Sí. Hacerles por tanto, el agravio de pensar que son satélites o monigotes de Tabaré Vázquez, Mujica o Huidobro, que formalmente apoyaron el Sí, aunque con actitudes que lo desmentían, no es una buena política para ubicarse en los tiempos que corren.

Se avecinan otros tiempos políticos y nuevas carnestolendas.