Dije en un artículo anterior que lo que le dolía al Frente Amplio no era ser minoría ante el escenario no frentista, sino que el Partido Nacional fuera mayoría capaz de vencerlo por sí mismo.
Desde el punto de vista político esta ojeriza lo conduce a un ensañamiento contra el blanco propiamente dicho, que llega al punto de la desconsideración hacia su identidad nacionalista, como es el hecho de decirle "blanqui‑colorado" o "rosado" como forma de no dirigirse concretamente, a su competidor. Todos sabemos que el Partido Colorado hace ya un par de elecciones que no está en su mejor momento histórico, de modo que no se ve la razón por la cual para dirigirse al competidor, haya que negarle la identidad política, el orgullo de ser blanco.
Este hecho se paga en política y con más razón en un país como el Uruguay que tiene los partidos tradicionales más viejos del mundo. Si ha crecido Pedro Bordaberry dentro del Partido Colorado ha sido justamente, por su capacidad de reivindicar el orgullo de ser y sentirse colorado y si el Partido Nacional se ha vuelto opción de Gobierno, con un despegue fenomenal en credibilidad de sus candidatos presidenciales -solo comparable al de Jorge Batlle en el 99'- es precisamente por esa manera que el Gobierno y su hinchada tienen de dirigirse a la oposición, sin respetarle la identidad histórica.
La relativa mayoría que una interna puede dar, debe leerse como lo que la interna es: una definición de cada partido para buscar su candidato único. Otra lectura es ponerse fuera del pleito y hacer una proyección de los resultados hacia octubre. Probablemente se mantengan, pero nada indica que tengan que conservarse en términos matemáticos, allí dónde el voto es obligatorio. Leer los resultados de junio, con mentalidad de octubre -como hacen los politólogos y las empresas encuestadoras- es un error gravísimo, porque en octubre, tampoco está en juego el balotaje, sino la composición parlamentaria. Sólo aquellas dos fuerzas que no alcancen la mayoría, van en noviembre a una definición del Presidente, de modo que no hay razones tacticistas al estilo del voto útil, para no elegir el parlamentario que se desea. Qué un candidato suscite aversión y rechazo fuerte en un sector específico, no significa por eso que sea útil votar a ese sector. Puede ser útil votar a cualquier otro, auque también se comparta el rechazo a ese candidato. No estamos en la época de la Constitución del 67', en dónde muchos votaban como quien tira una pedrada contra otro. Lejos estamos hoy de la época en dónde había quienes decían que no votar el Partido Colorado era hacerle el juego al comunismo, puesto que, argumentaban, era debilitar a la única fuerza que podía enfrentarlo con eficacia.
Al Frente Amplio no le conviene el balojate, porque sabe que en ese escenario además de perder, queda expuesto a su clásica y ya típica debilidad argumental. Por ende, polariza desde las internas jugando a quien enfrenta mejor al otro. La señal que tiene es la de quien es mayoría, pero no internamente, sino externamente. Es una rara forma de interpretar resultados internos con mentalidad externa que hunden sus raíces en la proyección que las internas del 99' y del 2004 dejan, como si fuera una ley nueva en política: el que en una interna demuestra ser más participativo y militante que el otro en términos externos, aunque no tenga mayoría absoluta comparativamente considerado, es el seguro ganador de las elecciones nacionales.
Es una forma infrecuente de interpretar los datos de la realidad política. Hunde sus raíces en varias aristas y aspectos propios de la mentalidad de esta gente: Creen que el Frente Amplio es un Partido Único en dónde lo que se acepta es nada más que discutir el tamaño de los afiches y el tipo de letra de los volantes, si el delegado es este o aquel y a quien le corresponde ser secretario del secretario del Secretario General adjunto. Constatar que frente a sí tiene una fuerza organizada que discute políticamente y no administrativamente, y que internamente expresa un nivel de cohesión importante, es algo que realmente le preocupa y molesta sobremanera. Que la Cámara de Comercio, la Cámara de Industria, la Federación Rural, los exportadores, los importadores ‑lo que en términos marxistas se llama la burguesía nacional‑ estén en contra de ellos, al parecer no les preocupa en absoluto. Los industriales, por ejemplo, ya dijeron que iban a salir a actuar políticamente y esa es en gran parte la recomposición y concentración en liderazgo del Partido Colorado y el nuevo vigor del Partido Nacional. Eso no los inmuta, pero que un partido no frentista tenga unos puntos más que ellos en una simple interna, eso les enciende la señal de alarma.
El hecho cierto de que ya no es época para síndicos, parecen no haberlo registrado.