Yasir Arafat nació en El Cairo, Egipto un 24 de agosto de 1929 y murió en Clamart, Francia, el 11 de noviembre de 2004 a los 75 años.
Este líder palestino fue Presidente para la Organización de la Liberación de Palestina, presidente de la Autoridad Nacional Palestina y líder del partido político secular Fatah, que fundó en 1959.
Toda su vida es un grito de guerra modulado de diversas maneras contra Israel y siempre en nombre de la autodeterminación de los palestinos. Así vemos que inicialmente, si bien se opuso a la existencia de Israel, en 1988 cambió de posición aceptando la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Arafat y su movimiento operaron desde varios países árabes. A finales de los años 60' y principios de los de 70', Fatah se enfrentó a Jordania en una breve guerra civil. Al ser forzado a huir de Jordania hacia el Líbano acusado de traidor, salvó su vida bajo la ayuda soviética. Fue un hombre declaradamente belicista en sus inicios, pero le gustaba posar de mártir ante la opinión Palestina y de esta manera simbolizaba sus aspiraciones nacionales, mientras su fracción llevaba ataques contra civiles.
Posteriormente, Arafat entabló una serie de negociaciones con el gobierno de Israel para terminar con el conflicto de décadas entre este país y la OLP. Estos incluyeron la Conferencia de Paz de Madrid, los Acuerdos de Oslo y la Cumbre de Camp David de 2000. Sus rivales políticos, incluyendo a los islamistas y varios izquierdistas de la OLP, le criticaban a menudo por ser corrupto o demasiado sumiso en sus concesiones al gobierno de Israel. En 1994, Arafat recibió el Premio Nobel de la Paz, junto a Isaac Rabin y Shimon Peres, por las negociaciones de Oslo. Durante este tiempo, Hamás y otras organizaciones militares tomaron el poder y sacudieron los cimientos de la autoridad de Fatah que Arafat había establecido en los territorios Palestinos.
A finales de 2004, tras llevar confinado más de dos años en su complejo de Ramala por el ejército israelí, Arafat cayó enfermo y entró en coma. Aunque sigue sin conocerse la causa exacta de su muerte, los médicos hablaron de púrpura trombocitopénica idiopática y cirrosis, pero no se hizo ninguna autopsia.
A Arafat le sucedía en política una cosa que es rara para nosotros, los uruguayos. Un ex guerrillero "arrepentido" permanentemente "calmando y tranquilizando" a sus compinches, vendiendo la imagen de hombre "que busca la paz y hace lo que puede", acusado de "vendido, corrupto y traidor" por los ultras, pero apoyado a conciencia por un grupo que le sirve vender esa imagen mientras se prepara por detrás, es algo que desde el punto de vista uruguayo, recién ahora estamos empezando a padecer.
Digo yo: Si hay que deberle la paz y la tranquilidad a una cosa así ¡Qué pobre concepto de estado de derecho hay que tener en esta vida! Es algo que no se lo cree nadie. Para ser como Arafat hay que ser lo suficientemente idiota como para bailar políticamente, de esa manera y lo necesariamente cínico, como para decirle a cosas opuestas, lo que quieren escuchar.