Tenemos siempre presente aquella frase que Artigas estampara en una carta al Directorio de Buenos Aires (25 de diciembre de 1812), por las intrigas y hostigamientos que su representante, Don Manuel Sarratea, urdía en su contra y en contra del ejército oriental: "El pueblo de Buenos Aires es y será nuestro hermano, pero nunca su gobierno actual".
Manuel de Sarratea, presidente del triunvirato, llegó al campamento oriental con la idea de recomponer la alianza y retomar la lucha contra los españoles. Entre ambos jefes se vieron dos concepciones de la revolución.
Sarratea, general en jefe del Ejército del Norte, sostenía que a Buenos Aires, como ex capital virreinal, correspondía dirigir la guerra en todo el territorio de las Provincias Unidas: el ejército oriental era auxiliar y subordinado. Artigas y los jefes orientales entendían justamente lo contrario: para ellos el oriental era el ejército principal, mientras el enviado por Buenos Aires había acudido en carácter de auxiliar. Por ello, cuando Sarratea comunicó a Artigas que el mando estaría a cargo del coronel Francisco Xavier de Viana y que los orientales marcharían a la retaguardia, Artigas renunció a todos los cargos que hasta ese entonces le habían sido otorgados por el gobierno porteño, para quedarse solo con el de jefe de los orientales. No veía en ello desacato alguno, sino la clara distinción entre un pueblo -el oriental- y un gobierno que no tenía potestad sobre él.
La querella iba más allá de un conflicto de competencias y de una rivalidad personal. Ejemplificaba dos maneras distintas de entender la soberanía de los pueblos. La postura oriental, por otra parte, era compartida por muchos otros pueblos de las Provincias Unidas: Tucumán, Cuyo, Mendoza, más tarde el litoral, entendían, fieles a la tradición española, que la soberanía radicaba en "los pueblos", las "patrias chicas", lo local.
Algunos jefes y soldados orientales y unos pocos civiles acaudalados fueron tentados por las propuestas de Sarratea de abandonar las milicias antigüistas. En unos casos, por entender que era lo correcto o lo más seguro para obtener el triunfo; en otros, por la ambición o el interés de ascensos y prebendas. Pero el grueso del pueblo y algunos calificados caudillos como Rivera, Lavalleja y Otorgués, permanecieron en el ejército oriental.
Para Buenos Aires, en Artigas se focalizaba el origen de una clara insubordinación. En más de un oficio sugirió a Sarratea apresar al jefe oriental, pero la habilidad y la creciente influencia de éste aconsejaron prudencia. Por otra parte, el frente del norte -Salta, Jujuy, Tucumán- seguía comprometido y el propio triunvirato recibía serias críticas por la conducción de la guerra: no era momento para dividir las fuerzas.
Como consecuencia de la fuerte oposición, el primer triunvirato fue finalmente derrocado en Buenos Aires en octubre de 1812. En la Banda Oriental esto significó reforzar la estrategia ofensiva contra Montevideo.
La incorporación del ejército antigüista al segundo sitio fue precedida de negociaciones entre Artigas y Sarratea. En la Navidad de 1812, aquel envió al jefe porteño el oficio conocido como "Precisión del Yi". En él se especificaban condiciones para esta incorporación. En primer lugar, la reparación de los agravios cometidos contra Artigas y los orientales. En segundo término, el retiro del territorio oriental, de Sarratea y sus principales colaboradores. A estas cláusulas se sumaban otras relativas a temas reiterados como la cuestión de la jefatura del ejército oriental y del carácter auxiliador de las tropas porteñas. Como es de suponer, el documento provocó el rechazo de Sarratea, que intentó dilaciones para su aprobación.
Pese a ello, a principios de enero de 1813 se firmó un preacuerdo en el campamento antigüista, entre delegados de Sarratea y Artigas. En el "Pacto del Yi", Sarratea aceptaba los requerimientos de la "Precisión", aunque más tarde objetó que fueran planteados como condiciones previas a la incorporación y el asunto volvió a fojas cero.
La creciente tensión dio paso a acciones de hostigamiento contra las tropas porteñas, en tanto Artigas enviaba a Buenos Aires a Tomás García de Zúñiga en procura de una solución. La misión García de Zúñiga tenía por finalidad principal confirmar que "la soberanía particular de los pueblos sería precisamente declarada como objeto único de nuestra revolución", recalcando, una vez más, el plural "pueblos", que comprendía los derechos de los territorios autónomos.
Antes de conocer la respuesta -que nunca llegó-, las resistencias generadas por Sarratea entre sus propios subalternos dirimieron el conflicto. El descontento de varios de sus jefes provocó su retirada y la inmediata incorporación de Rondeau como jefe del ejército porteño. Ese mismo día, 21 de febrero de 1813, los orientales se sumaron a la línea sitiadora.
BALANCE Y LIQUIDACIÓN DE SARRATEA.
Carlos Anaya en sus Memorias nos cuenta cómo fracasó un plan urdido por Sarratea con la colaboración de algunos orientales, para convencer al general Otorgués de que asesinara a Artigas. Para ello le enviaron un par de pistolas y una recompensa en dinero. Otorgués se quedó con el dinero y con las pistolas, y reveló el plan a Artigas. Hechos como este explican por qué se define a Sarratea, como el "intrigante".
Conflicto con Sarratea
La acción en el Ayuí desencadenó las dificultades
Más que un conflicto personal fue una lucha entre 2 concepciones en torno a la revolución.
La tenacidad de Sarratea es lo que le da apariencia de conflicto personal.
Duró del 13 de junio de 1812 al 21 de febrero de 1813.
El conflicto
Sarratea: presidente del 1º Triunvirato.
Designado en abril de 1812 para la dirección de las operaciones sobre
“Representante del Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río de
Instaló su cuartel general en el Arroyo de
Previo se dirige al campamento artiguista.
Se hizo reconocer su autoridad suprema.
No acepta la renuncia de Artigas.
Envía comunicaciones: calificado de anárquico el campamento artiguista.
Cortó los auxilios bonaerenses.
Se hace más tensa: por la perspectiva de reiniciar el 2º sitio de Montevideo.
Cambios de autoridades en Montevideo.
Elío se retira de Montevideo: abolición del virreinato.
Gaspar de Vigodet: Capitán General.
Bando del 17 de enero de 1812: rompe con el armisticio.
El 26 de mayo de 1812 acuerdo: Nicolás Herrera y el portugués Juan Rademaker
Mediante presión inglesa.
Se logra retiro de los portugueses.
Junio de 1812 reingresaron las tropas patriotas.
Cuando se inician las operaciones: se agudiza el conflicto.
Puntos de vista:
Estrategia y táctica militares
La subordinación y dependencia de los orientales.
Desplazamiento y disminución de la autoridad artiguista.
Puntos de discusión:
1) Las formas de subordinación militar
Ejército auxiliar
2) Orden de las marchas
Dispersión de las fuerzas artiguistas
3) Plan de operaciones
Ataque y toma de Montevideo
Unos jefes artiguistas abandonan las filas de los orientales.
Otros: proponen la separación de Buenos Aires y la creación de una junta independiente separada.
Artigas: comunica al triunvirato y Cabildo de Buenos Aires el 27 de agosto.
Protesta formarl.
Concepto doctrinario fundamental: el pacto tácito entre orientales y Buenos Aires se había roto por el armisticio de octubre.
Había originado el desarrollo autónomo del pueblo oriental.
Similar las notas enviadas al Paraguay.
Desarrolla la idea de pacto y federación.
Instalación del 2º Triunvirato 8 de octubre de 1812.
Se trata de la reconciliación.
Por los reveses militares en el Alto Perú.
Envío de Carlos de Alvear.
Apoyó de plano a Sarratea.
Otro ejército es enviado: al mando de Rondeau, reinicia el 2º sitio.
25 de diciembre de 1812 “Precisión del Yí”.
Enjuiciaba la política del gobierno bonaerense y se proclama la ruptura.
Exigía la separación del mando de Sarratea.
Situación se le complica a Sarratea: deserciones.
Entrevista entre delegados de ambos.
Pacto del Yí 8 de enero de 1813
1) Renuncia de Sarratea y sustitución por Rondeau.
2) Reconocimiento de Artigas como jefe militar de las fuerzas orientales.
3) Separación de los jefes orientales que habían abandonando a Artigas.
4) Igualdad de auxilios para tropas de línea y milicias.
5) Reconocimiento del carácter auxiliar de las tropas venidas de la capital.
Revestía carácter político
Reconocer la existencia política del pueblo oriental.
Sarratea se negó a reconocer el Pacto.
Se agudizan las hostilidades.
Rivera les sacó las caballadas.
Se organiza un complot contra Artigas y lo declaran traidor a
Misión García de Zúñiga al gobierno bonaerense.
Con instrucciones similares al Pacto del Yí.
“La soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada cómo único objeto de nuestra revolución”
Los otros principales jefes: French y Rondeau
Intentan la conciliación de los bandos.
21 de febrero destitución de Sarratea
Cargo provisorio: Rondeau
26 de febrero: los orientales se unen al sitio