lunes, 4 de mayo de 2009

LA CUENTA REGRESIVA SE INICIA



        El Uruguay, tras el período de bonanza que se inicia a partir de agosto de 2003 y que llega hasta setiembre de 2007, vivió uno de los Gobiernos más ineficientes, incapaces y mediocres de su historia. Lo salva el buen mercado que tuvieron los commodities –materias primas- durante ese período, posibilitando un 4,5 por ciento de crecimiento anual de de la economía.


        Esta situación, completamente circunstancial, es la que quieren hacer valer los sectores “maduros”, “continuistas”, “responsables”, cuando todos sabemos que aplicaron una política impositiva asfixiante con el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), ampliaron la base financiera del Estado hasta límites leviatanescos, hicieron un exorbitante gasto público que deja perplejo hasta el más totalitario comunista peronizado y al final, terminaron ampliando el umbral de endeudamiento y le lanzan al próximo Gobierno, lo que en buen romance se llama “un clavo ardiendo”.


        El Uruguay, en el mejor momento histórico, tuvo el peor Gobierno de su historia desde la Convención Preliminar de Paz, por la cual el emperador de Brasil declara la Provincia de Montevideo, en ese entonces llamada Cisplatina, separada del territorio del Brasil, para que pueda constituirse en Estado libre e independiente. Desde el 18 de julio de 1830, no se ha visto gente que cuestione la condición de país independiente en la Cuenca del Plata y que esté a las órdenes de lo más bajo y patoteril del peronismo kirchnerista, mientras Brasil tiene que salir a emparchar una situación insostenible.


        Ante el ataque sistemático y contumaz del peronismo argentino, si no fuera, primero por Estados Unidos y luego por Brasil, el Uruguay hubiera desaparecido de la faz del planeta, con hombres como el ex Canciller Reynaldo Gargano o ineptos en el Ministerio del Interior, como José Díaz. Nunca se vio una cosa así.


        Éste ha sido un Gobierno que si no hizo más daño es porque no le da la capacidad para eso.


        Ahora, en pleno año electoral, están desesperados fundamentalmente, porque se juegan la sobrevivencia en política.


        Hoy, les sirve todo: el voto epistolar, porque desconfían de los que aquí vivimos; prohibir con tozudez el cigarrillo y plantear la legalización de la marihuana, el tema de los Derechos Humanos, pensado solo, pura y exclusivamente para la situación irreversible de 116 personas de hace 35 años atrás, mientras recibieron un Gobierno con 7.000 presos y hoy existen 8.158 en condiciones, según Manfred Nowak, relator de la ONU sobre derechos humanos, tortura y cárcel, basadas en un deterioro de los valores básicos de cualquier sociedad. Todo eso se da en el marco de 33 rapiñas por día y de comerciantes que se vienen armando desde que asumió este Gobierno.


        No satisfechos con todo este despropósito generalizado, están dispuestos a seguir toreando a la Iglesia Católica, con el tema del aborto y, encima se quejan de que ésta se pronuncie políticamente, como si no existiera un tiempo, un lugar y una tarea para cada cosa.


        Tenían en marcha una reforma constitucional que les fracasó y, la reelección de Vázquez que tuvieron que dar marcha atrás. En su desesperación destruyen el Servicio Oficial de Difusión, Radiotelevisión y Espectáculos (SODRE), rompiendo una programación ya pre‑establecida de contrataciones; desautorizan a docentes que piden el condigno castigo a estudiantes liceales que van con navajas y cuchillos a los centros de estudio y vamos en esta lista a ver más cosas, como el atentado a la Federación Rural del Uruguay, por parte de esa izquierda que está para “profundizar a este Gobierno”.


        Algo me dice, que se inicia la cuenta regresiva.