Cada vez que se habla del tema Cuba y de Fidel Castro las opiniones que se suelen verter encierran siempre una carga emotiva que impide el debate racional y mesurado. Todos sabemos que estamos en presencia, para decirlo suavemente, de un régimen de fuerza, en donde hay votaciones, pero no hay elecciones propiamente, dichas. Los mismos que de 1917 a 1991 –durante 74 años ininterrumpidos- defendieron a ultranza –¡y valla cómo!- a la ex Unión Soviética, son los que siguen defendiendo sin condiciones el régimen imperante en esa isla. Lo que está indicando que si bien es cierto que cayó el marxismo soviético, no cayó empero el reflejo pavloviano por volver a instaurarlo.
El comunismo, lo he dicho muchas veces, sufre tres derrotas esenciales:
1º) Después de caer en el año 1991, nunca más nadie volvió a querer reinstalarlo.
2º) No tuvo reivindicación histórica, esto es, el beneficio de la duda retrospectiva de decir a posteriori, que si bien hubieron cosas malas, son más las buenas que tuvo, ante lo terrible de lo que sucede después. No cuenta con esa posibilidad. Todos prefieren lo malo que viene, a lo terrible que sufrieron.
3º) Cada vez que hay elecciones libres en los países ex comunistas, el viejo y estaliniano partido, no gana en absolutamente, ningún lado.
Es significativo que en el marco de estas tres derrotas básicas, exista gente que sin embargo se aferra a lo de Cuba, como si fuera una excepción, una rara flor lindísima en lo que fue el espantoso jardín del socialismo mundial. Digo yo: Se puede ser más estúpido y presumido.
Una de las características del castrismo –lo vimos todos cuando Kirchner lo invita a Castro a la Argentina- es insultar a cualquier oponente diciéndole: “¿Cuánto te paga el imperialismo?”, muletilla esta que parecería ser el signo de identidad más connatural de la contrarréplica castrista.
Si se lo analiza fríamente, la pregunta que hay que hacerse es exactamente la misma, pero al revés. ¿Cuánto les pagan los hermanos Castro por defender ad infinitum semejante esperpento político, social, económico y cultural? ¿Es tan importante el turismo sexual cubano? ¿Es tan lindo acostarse barato con una profesional universitaria? Se ve que debe ser muy delicioso el precio que paga dicho régimen para tener defensores a ultranza, en todos los lugares del mundo. Porque eso es algo que rompe los ojos que no puede ser: No se dan cuenta que dejó de ser una ideología política y se convirtió en un problema psiquiátrico que el parque jurásico de los cretinos útiles latinoamericanos, tiene en la cabeza.
Una persona con dos dedos de frente, si defiende una posición lo hace razonablemente, cuando la posición deja de ser tal, lo que era una postura, se convierte en una impostura. Cuando se “destape el tarro” ya se sabe, ponen cara de “yo no fui” y de “no tengo conocimiento”, pero se derriten y relamen cuando ven un pueblo sojuzgado y oprimido, sólo porque tienen que mantener a cualquier precio una construcción teórica de carácter político.
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