Se equivocó la paloma, se equivocaba...
Es interesante comprobar como, pese a la caída del así llamado socialismo real en los años 90' y pese a que nadie hoy en día se siente, al menos formalmente, identificado con ese régimen, empero existe gente que mantiene aquí, un culto, una admiración y un espíritu siempre exaltado cuando de opinar sobre este tema se trata.
Es un caso raro, dado que solo puede ser comparado con los 40 años de franquismo y de salazarismo y además es la dictadura más larga de todas. La diferencia es que del franquismo y del salazarismo se entra un día y otro se puede salir, en cambio del castrismo se sabe como se entra, no se sabe si se sale.
Hay gente que cree que Cuba es la dignidad, el valor, el coraje, la voz de una América La Pobre que se levanta ante el Coloso del Norte y no le tiene miedo, pese a tenerlo a tan solo 90 millas de sus costas. Cuba para ellos es algo así como David enfrentando a Goliat.
Esto es algo tan, pero tan infantil, que no resiste el más mínimo análisis, dado que es no darse cuenta que en realidad la Dinastía de los hermanos Castro, es el mejor aliado que tiene Estados Unidos de Norteamérica. Todos sabemos que los Castro's son más confiables que Somoza, Trujillo, Strossner o Pérez Jiménez. Tienen lo que Estados Unidos más valora: capacidad de liderazgo para hacer lo que se le de la real gana. Es lo que los americanos llaman "nuestro HP preferido".
Otro cuento infantil es el tema del tan traído y llevado bloqueo económico. El embargo norteamericano es muy limitado. Estados Unidos le vende comida subsidiada a Cuba. Este año fueron 600 millones de dólares en productos agrícolas, que en Estados Unidos son todos subsidiados. Le vende medicinas. Y le hace una concesión política única en América latina: otorgarle 20.000 visas. Casi es un trato de nación más favorecida. El embargo consiste en que Cuba no tiene acceso a créditos y los norteamericanos no pueden gastar su dinero en Cuba. Obviamente, que Cuba puede comerciar con el resto del mundo.
Es cuestión de sentido común, si Estados Unidos es todo lo más malo y asqueroso que hay en el universo, la cosa incomparablemente más puerca se lo mire por donde se lo mire, un mundo malévolo en dónde habita el mismísimo demonio, entonces, si EE.UU es todo eso, tiene al menos un derecho a decir, a este no le doy crédito y no quiero que ningún norteamericano gaste su dinero allí. Aparte de eso, es un bloqueo hipócrita, porque en realidad lo esta sosteniendo de todas las formas habidas y por haber. El verdadero bloqueo, está en la cabeza de la Dinastía de los hermanos Castro.
Me parece muy bueno que siga esa dictadura y que esa gente quede allí, bien lejos de uno. Más vale castrista en mano, que ciento volando. Es mejor, lo digo sinceramente, que las cosas sigan siendo así, porque parafraseando al Gabo, "las especies condenadas a cincuenta años de soledad, no tendrán otra segunda oportunidad sobre la tierra".
50 años no es nada.
Una de las cosas más increíbles que ocurrió en la Cuba de los Castro's son las reformas económicas que se llevaron a cabo. Cambiaron el monocultivo, representado por la caña de azúcar y, también el monocomercio, representado por los Estados Unidos de Norteamérica y, lo sustituyeron por el cultivo de monos, representado por la Dinastía de los Castro.
Hay gente que creyó que el cultivo de monos, era mejor que el monocultivo y se puso a formar cuadros políticos, cuadrados y bien cuadrúpedos. Lo dicen todos los que alguna vez sintieron la tentación totalitaria y después, cuando se arrepintieron, vieron que era tarde. Allí no importó más nada que la ambición de los Castro's. No hubo modelo de país, ni ideología, sino antes bien, retórica incendiaria al servicio de una burrocracia que vive de la robolución y el sociolismo. Lumpen burocracia, lumpen socialismo, esa es la cuestión de fondo. Por eso, nadie los quiere, y todos callan y otorgan mirando para el costado, dado que es mejor que vivan en el país cárcel que ellos se fabricaron, a que hagan daño por el resto del mundo. Ya lo intentaron en el pasado, cuando la Trilateral, con suerte dispar. ¡Qué necesidad de tener gente peor que los Castro's repartida por todos lados!
Como dice la Editorial "50 años es mucho", pero no en el sentido de alguna fortaleza especial: 50 años de no abrir los ojos es mucho; 50 años de ceguera ideológica lindante en el glaucoma para mantener un esquemita de manual marxista-leninista, es evidentemente demasiado; 50 años de ignominia y frases hechas, de respuestas prefabricadas, hablando en prosa sin saberlo, retrucando en versitos estudiados, en dónde para sobrevivir hay que negar las razones del vivir y aún así, al final, no sobreviven, sino que sobremueren aplastados por un régimen que lleva en su haber 8 mil desaparecidos; 50 años de prometer el plato de lentejas de Jacob a cambio de toda la suma de poder político y todavía, encima, de regalo, tener tontos útiles por el mundo que justifican que la gente tenga que comer racionada, haciendo colas, levantándose bien temprano para encontrar el alimento que escasea y entre otras cosas tener que llevarse bien con el que reparte la comida en el dispensario público, porque si al buen señor se le antoja, sencillamente a esa persona no le vende; 50 años de hacer la política del avestruz, en dónde ningún despropósito es condenado y además, no se sabe bien porqué, se quiere para el cubano, lo que nadie desea para sí mismo.
50 años de soledad es mucho, pero según el Gabo, se puede llegar a 100. Ya casi no hay margen histórico para "ajustar los sueños a la realidad", cuando las utopías se demostraron ectopias, los sueños, pesadillas y la realidad una irrealidad delirante para vegetar en la más absoluta ignominia.
Si ustedes en La República piensan así, no se ofendan si Asamblea Popular y Radio 36, están esperando el momento de cortarles la cabeza, porque al fin y al cabo, el que a Castro mata, a Castro muere.
El duro recordatorio.
50 años de justificar lo injustificable puede que sea mucho para cierta vida individual, pero no es nada para el castro comunismo, variante caudillista hispana del marxismo soviético.
Es evidente que un pueblo con esa baldosa encima tiene sellado su no entrada en el siglo XXI, como esas tribus africanas que quedaron suspendidas en el túnel del tiempo, por las cuales la civilización no paso.
Pienso que la Dinastía de los Castro es un duro recordatorio tanto para cierta ingenuidad "izquierdista" a lo Osvaldo Dorticós, como para el mismo empresariado y los agentes económicos en Latinoamérica. Es una forma que EE.UU tiene de decirle al socio local: Si ustedes no saben reaccionar con las medidas adecuadas en tiempo y forma, yo no he de quitarles las castañas del fuego. El socio local obró durante los años 60', primero en Brasil, luego en el resto de América Latina, compelido por el desafío de evitar a toda costa algo parecido a lo de Cuba. La Doctrina de la Seguridad Nacional es un claro indicador, de que si el avance de la Revolución Cubana, "La Larga Marcha del Castrismo", en el decir de Regis Debray, es inevitable, porque la revolución está a la vuelta de la esquina y solo se necesita encontrar la Sierra Maestra en cada lugar, entonces también son inevitables los operativos quirúrgicos tendientes a extirpar del organismo social sus vísceras corroídas. De aquellos polvos castristas, esos lodos castrenses.
Por eso creo que conviene que la prédica política parta de premisas sanas y no de simpatías extraviadas, como si se tuviera derecho a usurpar el poder de por vida, matar la gallina de los huevos de oro, expropiar absolutamente todo al servicio de una camarilla de delincuentes y creer que no pasa nada, que los demás se chupan el dedo.
Es algo que no puede merecer respeto teórico y consideración política, excepto para aquellos que no creen en la democracia formal y que en este tema específicamente, muestran la hilacha totalitaria.
Están pidiendo una mano dura, que al final, se hará llegar, aunque bien lo sabemos con el signo ideológico opuesto al que defienden.
Cuba, si para algo sirvió efectivamente, fue para impedir procesos de otra naturaleza que dentro de la democracia buscaban cambios y reformas sin irse del sistema en que vivimos. Es aquí en dónde los castristas saltan furiosos, con adjetivos calificativos en dónde "chupamedia", "pequeño bugué", y "proimperialista" es lo más suave que se puede oír.
Ser insultado por esta ralea de fascistas de izquierda, es una clara señal de que se está en el buen camino. En el puntapié llevan el homenaje.
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