Con este caudal de votos el gobierno
argentino se encuentra ante un desafío impensado hasta ahora: ¡Cómo administrar
el caudal político de aquí en más! ¿Cuáles son los riesgos de que las cosas hayan
salido con bien?
El contundente triunfo de Cambiemos
pone ahora a los gobernadores de las Provincias en una situación fundamental
para negociar.
La bancada kirchnerista, formada por
gente que estuvo al punto de irse, pero se quedó por razones de sobrevivencia,
será la más panqueque de todas, esto es, la que se dará vuelta con más
facilidad.
La traición interna será la lógica inherente
a la bancada de Cristina.
No puede ser de otra manera. Los une el miedo
a desaparecer en política y terminar en la cárcel y la única forma de
sobrevivir y comprar su libertad es darle gobernabilidad al gobierno.
Los que ordenaron toda su vida a hacerle daño
a Macri, ahora se encuentran ante dificultades muy grandes. El Presidente
argentino obtuvo la gobernabilidad que necesita para aplicar su programa de
gobierno. Lo votaron los sectores que se sienten castigados por el Estado
populista.
En el cristinismo la mayoría en vez de votar
a favor de algo, vota tirando una piedra contra Macri. Esa gente se va a llevar
una gran sorpresa ante los legisladores panqueques que inexorablemente, para
que sus provincias reciban recursos, tendrán que darse vuelta.
Hasta ahora Cristina ha venido perdiendo
aliados en forma permanente, en un camino permanente a la soledad, la división
y la derrota. Cómo decía Luis D'Elía: “el peronismo nos vomita a nosotros”. Lo
que le falta comprender es el hecho simple de que en realidad la sociedad
argentina es quien no los quiere. Son pianta votos.
Cristina se creyó más de lo que era y no tuvo
en cuenta que Cambiemos es el instrumento que la sociedad argentina generó para
terminar con el populismo.
Hoy hay un cambio cultural importante. La
sociedad argentina no está esperando a Papa Noel. Comprende que hay que pagar
un costo para salir de esta situación insostenible.
Todo lo que es para institucional, para
estatal, creció en Argentina al punto de que ahora disputan el Estado, negando
el espacio público. Dejaron una fuerza de seguridad devastada y esa es la peor
herencia que hace a la reestructuración de las fuerzas de seguridad. La
sociedad argentina de hoy no telera más mafias para estatales y ese es el
mensaje más fuerte que da en estos comicios.
Esto es un comienzo de un Lava Jato a la
argentina.
El centro de la corrupción hoy está
cuestionado.
En este cuadro al destino político del
kirchnerismo, los compromete el tratado de la no proliferación nuclear y la
asociación ilícita. Fue un pacto de impunidad con Irán muy claro. Lo único que
les da vida es también lo que los mata: polarizar con Macri y morir en una agonía
lenta. Cristina es funcional a Macri, porque representa el pasado, mientras
Macri significa el futuro. El espacio de representación, sociológico y
demográfico que tiene no lo va a perder, pero tampoco le sirve de mucho para
ganar.
El desafuero de Cristina puede ser antes de
que asuma y en el caso del encubrimiento de la AMNIA, por traición a la patria,
que es el peor castigo de todos.
El Presidente anuncia que va a convocar a un
diálogo y toda su fuerza política tiene mucho trabajo hasta el 31 de diciembre.
El peronismo, su aliado actual, se ha de ver obligado a reinventarse en
acuerdos con Macri, que le demuestren a la gente que es una fuerza de opción
política, y no simple oposición destituyente.
Lo que sucedió en Argentina es un pequeño
terremoto. La sociedad actuó muy razonablemente, con notas de madurez que son
raras en la política de dicho país.
Macri, que aparentemente no comprende la
política, termina venciendo a los que aparentemente la comprenden. Esa transformación
es de carácter cultural. Hoy se buscan respuestas pragmáticas y no ideológicas.
La política hoy es una App más, algo que resuelve problemas concretos.
El estilo dialoguista que representa
Cambiemos es lo que la sociedad ha elegido. El giro pragmático se orienta no
tanto hacia la moderación, como al sentido común. El éxito democrático es un fenómeno
cuantitativo, y ahora viene otra etapa más difícil. El programa de reformas que
haga de la economía algo más eficiente, implica reformas que no están claras
las contradicciones que habrá que resolver.
Hay un punto importante que son las expectativas
sociales de los argentinos. Piensan que las cosas van a estar mejor y por ende,
están en condiciones de hacer sacrificios.
Macri lidera un cansancio moral, pero lo que
ocurrió va más allá de su figura. Estamos ante un peronismo sin liderazgo
alguno, y una Cristina que le obtura el triunfo al peronismo.
No se puede hablar de la carrera política de
Cristina sin saber cuál ha de ser la carrera policial. El desafuero de De Vido
es la introducción a lo que el gobierno tiene que hacer, cuando la justicia se
saca el fuero judicial. Deberá proceder.
Está pasando una cosa importantísima en la
Argentina; se está acabando con la impunidad.
Hay algo que se rompió en 2015 y se sigue
rompiendo ahora. Para salir de los riesgos del ballotage a Macri, le faltan
pocos votos. Mientras Cristina participe del juego, el gobierno seguirá
creciendo.
La batería de reformas que el gobierno
necesita la va a obtener y de esa forma, el peronismo para sobrevivir se
terminará destruyendo.
El riesgo de Macri es la torpeza
institucional, cuando la política no se maneja con encuestas. Va a tener que
negociar negocios con la voracidad de la Provincias. ¿Hay un programa para
negociar? Hoy amanece una discusión inusual en la Argentina, ¿Cuál es el lugar
del Estado y los impuestos? Si toda la sociedad vive de los impuestos, cuál
entonces es el lugar del sector privado. ¿Cómo se reparte ese dinero entre la
clase política a nivel de la coparticipación provincial? Ese es el debate nuevo
que se abre en la Argentina.
El nuevo mapa del poder marca ahora
una lucha por la identidad. Los dos espacios, el cristinista y el macrista
tienen que romper la identidad del otro. Esa es la gran lucha. A su vez la desaparición del radicalismo deja
un vacío importante. También hay un cambio en el estilo de gobernar, que deja
de ser vertical y pasa a ser horizontal.
Cristina no tiene identidad, carece de
liderazgo, pero tiene por ahora votos. Eso la hunde más de lo que parece.
Cambiemos tiene que seguir ampliándose
y seguir ganando identidad.
El peronismo se equivocó al pensar que
lo de Cristina era un asunto ajeno; el kirchnerismo es parte connatural con lo
que se ha venido haciendo.
Estamos ante el final de los partidos del
Siglo XX. Hoy no vivimos en la sociedad industrial fordista y por ende, el
peronismo no tiene nada atractivo que ofrecer.
Con la obsolescencia peronista el Gobierno de
Cambiemos por más errores que cometa, tiene asegurado el triunfo el 2019.
El argentino busca y necesita un Estado
presente. Macri no puede vender que hace falta menos Estado, sino un mejor Estado.
El debate hoy es por la calidad del estado de derecho en que se vive. No
estamos en los años ’70, discutiendo el valor de la libertad y la democracia.
Este Macri con el mucho consenso que surge
ahora, debe enfrentar un nuevo desafío, y subir al ring a las mafias,
demostrando de ahora en más quién es el más fuerte.
El mandato electoral significa que el cambio
cultural del pueblo argentino, lo ha de apoyar hasta las últimas consecuencias.
Julio De Vido es la expresión del período
judicial que se avecina. Estamos a horas de que quede detenido. Con la licencia
le gana 48 horas a la cárcel. Para él los corruptos son quienes lo acusan.
En ese festival de coimas, no se dio cuenta
que es el anticipo del destino de Cristina.