lunes, 23 de octubre de 2017

El gran cambio cultural del pueblo argentino

Con este caudal de votos el gobierno argentino se encuentra ante un desafío impensado hasta ahora: ¡Cómo administrar el caudal político de aquí en más! ¿Cuáles son los riesgos de que las cosas hayan salido con bien?
          El contundente triunfo de Cambiemos pone ahora a los gobernadores de las Provincias en una situación fundamental para negociar.
          La bancada kirchnerista, formada por gente que estuvo al punto de irse, pero se quedó por razones de sobrevivencia, será la más panqueque de todas, esto es, la que se dará vuelta con más facilidad.
La traición interna será la lógica inherente a la bancada de Cristina.
No puede ser de otra manera. Los une el miedo a desaparecer en política y terminar en la cárcel y la única forma de sobrevivir y comprar su libertad es darle gobernabilidad al gobierno.
Los que ordenaron toda su vida a hacerle daño a Macri, ahora se encuentran ante dificultades muy grandes. El Presidente argentino obtuvo la gobernabilidad que necesita para aplicar su programa de gobierno. Lo votaron los sectores que se sienten castigados por el Estado populista.
En el cristinismo la mayoría en vez de votar a favor de algo, vota tirando una piedra contra Macri. Esa gente se va a llevar una gran sorpresa ante los legisladores panqueques que inexorablemente, para que sus provincias reciban recursos, tendrán que darse vuelta.
Hasta ahora Cristina ha venido perdiendo aliados en forma permanente, en un camino permanente a la soledad, la división y la derrota. Cómo decía Luis D'Elía: “el peronismo nos vomita a nosotros”. Lo que le falta comprender es el hecho simple de que en realidad la sociedad argentina es quien no los quiere. Son pianta votos.
Cristina se creyó más de lo que era y no tuvo en cuenta que Cambiemos es el instrumento que la sociedad argentina generó para terminar con el populismo.
Hoy hay un cambio cultural importante. La sociedad argentina no está esperando a Papa Noel. Comprende que hay que pagar un costo para salir de esta situación insostenible.
Todo lo que es para institucional, para estatal, creció en Argentina al punto de que ahora disputan el Estado, negando el espacio público. Dejaron una fuerza de seguridad devastada y esa es la peor herencia que hace a la reestructuración de las fuerzas de seguridad. La sociedad argentina de hoy no telera más mafias para estatales y ese es el mensaje más fuerte que da en estos comicios.
Esto es un comienzo de un Lava Jato a la argentina.
El centro de la corrupción hoy está cuestionado.
En este cuadro al destino político del kirchnerismo, los compromete el tratado de la no proliferación nuclear y la asociación ilícita. Fue un pacto de impunidad con Irán muy claro. Lo único que les da vida es también lo que los mata: polarizar con Macri y morir en una agonía lenta. Cristina es funcional a Macri, porque representa el pasado, mientras Macri significa el futuro. El espacio de representación, sociológico y demográfico que tiene no lo va a perder, pero tampoco le sirve de mucho para ganar.
El desafuero de Cristina puede ser antes de que asuma y en el caso del encubrimiento de la AMNIA, por traición a la patria, que es el peor castigo de todos.
El Presidente anuncia que va a convocar a un diálogo y toda su fuerza política tiene mucho trabajo hasta el 31 de diciembre. El peronismo, su aliado actual, se ha de ver obligado a reinventarse en acuerdos con Macri, que le demuestren a la gente que es una fuerza de opción política, y no simple oposición destituyente.
Lo que sucedió en Argentina es un pequeño terremoto. La sociedad actuó muy razonablemente, con notas de madurez que son raras en la política de dicho país.
Macri, que aparentemente no comprende la política, termina venciendo a los que aparentemente la comprenden. Esa transformación es de carácter cultural. Hoy se buscan respuestas pragmáticas y no ideológicas. La política hoy es una App más, algo que resuelve problemas concretos.
El estilo dialoguista que representa Cambiemos es lo que la sociedad ha elegido. El giro pragmático se orienta no tanto hacia la moderación, como al sentido común. El éxito democrático es un fenómeno cuantitativo, y ahora viene otra etapa más difícil. El programa de reformas que haga de la economía algo más eficiente, implica reformas que no están claras las contradicciones que habrá que resolver.
Hay un punto importante que son las expectativas sociales de los argentinos. Piensan que las cosas van a estar mejor y por ende, están en condiciones de hacer sacrificios.
Macri lidera un cansancio moral, pero lo que ocurrió va más allá de su figura. Estamos ante un peronismo sin liderazgo alguno, y una Cristina que le obtura el triunfo al peronismo.
No se puede hablar de la carrera política de Cristina sin saber cuál ha de ser la carrera policial. El desafuero de De Vido es la introducción a lo que el gobierno tiene que hacer, cuando la justicia se saca el fuero judicial. Deberá proceder.
Está pasando una cosa importantísima en la Argentina; se está acabando con la impunidad.
Hay algo que se rompió en 2015 y se sigue rompiendo ahora. Para salir de los riesgos del ballotage a Macri, le faltan pocos votos. Mientras Cristina participe del juego, el gobierno seguirá creciendo.
La batería de reformas que el gobierno necesita la va a obtener y de esa forma, el peronismo para sobrevivir se terminará destruyendo.
El riesgo de Macri es la torpeza institucional, cuando la política no se maneja con encuestas. Va a tener que negociar negocios con la voracidad de la Provincias. ¿Hay un programa para negociar? Hoy amanece una discusión inusual en la Argentina, ¿Cuál es el lugar del Estado y los impuestos? Si toda la sociedad vive de los impuestos, cuál entonces es el lugar del sector privado. ¿Cómo se reparte ese dinero entre la clase política a nivel de la coparticipación provincial? Ese es el debate nuevo que se abre en la Argentina.
          El nuevo mapa del poder marca ahora una lucha por la identidad. Los dos espacios, el cristinista y el macrista tienen que romper la identidad del otro. Esa es la gran lucha.  A su vez la desaparición del radicalismo deja un vacío importante. También hay un cambio en el estilo de gobernar, que deja de ser vertical y pasa a ser horizontal.
          Cristina no tiene identidad, carece de liderazgo, pero tiene por ahora votos. Eso la hunde más de lo que parece.
          Cambiemos tiene que seguir ampliándose y seguir ganando identidad.
          El peronismo se equivocó al pensar que lo de Cristina era un asunto ajeno; el kirchnerismo es parte connatural con lo que se ha venido haciendo.         
Estamos ante el final de los partidos del Siglo XX. Hoy no vivimos en la sociedad industrial fordista y por ende, el peronismo no tiene nada atractivo que ofrecer.
Con la obsolescencia peronista el Gobierno de Cambiemos por más errores que cometa, tiene asegurado el triunfo el 2019.
El argentino busca y necesita un Estado presente. Macri no puede vender que hace falta menos Estado, sino un mejor Estado. El debate hoy es por la calidad del estado de derecho en que se vive. No estamos en los años ’70, discutiendo el valor de la libertad y la democracia.
Este Macri con el mucho consenso que surge ahora, debe enfrentar un nuevo desafío, y subir al ring a las mafias, demostrando de ahora en más quién es el más fuerte.
El mandato electoral significa que el cambio cultural del pueblo argentino, lo ha de apoyar hasta las últimas consecuencias.
Julio De Vido es la expresión del período judicial que se avecina. Estamos a horas de que quede detenido. Con la licencia le gana 48 horas a la cárcel. Para él los corruptos son quienes lo acusan.

En ese festival de coimas, no se dio cuenta que es el anticipo del destino de Cristina.