Tras
la caída del Muro de Berlín de comienzos de los años 90’, si algo ha
caracterizado al Frente Amplio desde entonces es el hecho cierto de haber
renunciado a la vieja retórica de un supuesto ¨proletariado revolucionario”,
caudillo y demiurgo de los cambios sociales.
Aparece
entonces, ante el fracaso estrepitoso del socialismo real, una nueva retórica
basada en “los pobres”, así en abstracto, sin referencias concretas a diversas
cuestiones que suelen ir de la pobreza de situación –desempleo relativo o
cerrado-, a la pobreza de condición, desempleo abierto. Se sabe que hay gente
que hoy está mal, pero mañana cuando se reactiva la economía consigue un nuevo
trabajo, en cambio hay quienes ni ante un florecimiento económico pueden
encontrar un lugar en el mundo. Sin especificar nada, se habla alegremente en
favor de “los pobres”, como si la pobreza fuera una bendición del cielo y no
algo que el gobierno debe disminuir y acotar. La pobreza no se combate, la
pobreza se disminuye.
Al
fin y al cabo la Internacional Comunista también decía “¡Vivan los pobres del
mundo!”, de modo que muy pocos podían sospechar el cambio de ropaje ideológico
del viejo marxismo-leninismo, a una suerte de catolicismo, sin fe en nada
trascendente.
Aquí
la Iglesia Católica juega realmente un rol deplorable, cuando hasta el mismo
Papa Wojtyła dijo que con “la caída del comunismo los pobres” quedaban “sin
nadie que los defienda”, como si esos regímenes de oprobio, no hubieran sido
los grandes fabricantes de pobreza que la humanidad conoce en su historia.
Mucho
se ha discutido desde entonces en foros académicos, seminarios, conferencias y
cursos sobre la causa por la cual unos países son ricos y otros pobres.
Debate
abierto si se quiere por lo incómodo y aparentemente enigmático del hecho de
que en determinados lugares del mundo se viva bien y en cambio en otros se viva
mal o muy mal.
Preguntas
incómodas que nadie sabe responder son por ejemplo las siguientes:
¿Por
qué en Australia se vive bien y en la Argentina en cambio se vive mal, si ambos
países tienen una casi idéntica matriz productiva? ¿Por qué Japón llegó a ser
una potencia mundial si en el ‘45 tenía dos bombas atómicas encima y en cambio
Argentina que entonces era el “granero del mundo”, se convirtió en uno de los
lugares en donde se vive peor, con un 32 por ciento de gente por debajo del
nivel medio de pobreza, o sea, indigentes?
¿Por
qué en la China de Mao se vivía tan mal y ahora China es una de las principales
potencias del mundo?
Se
han dado incluso fenómenos extraños: en el año ’20 se vivía mejor en Hong Kong
que en Londres, pese al hecho de que éste era una colonia británica. Más allá
de que en Hong Kong había libre comercio y economía política clásica y en el
Reino Unido el laborismo con su política “redistributiva” apagaba el incendio
de la post guerra con gasolina, hay un hecho: en la colonia se vivía mejor que
en la metrópolis.
Ante
esta realidad muy difícil de explicar, se han intentado varias interpretaciones.
Se
ha dicho que la causa de que unos sean pobres y otros ricos está en el clima y
que en lugares en donde hace mucho frío no hay posibilidad de gente vaga
durmiendo en la calle o en las plazas públicas. Donde hace mucho frío todos
tienen que trabajar y ganarse la vida, la gente vive de puertas adentro y tiene
un núcleo selectivo de amistades, en cambio donde el clima es tropical el robo,
la vagancia y la falta de deseos de trabajar que el calor agobiante suele
generar, es la causa de la pobreza, la inequidad, la injusticia social y
niveles altos de inseguridad ciudadana. Esto, que en parte es verdad, no
explica la razón por la cual en la Patagonia argentina se viva tan mal y en
Islandia, en donde el clima es más benigno gracias a la corriente de México, el
nivel de vida sea de los más altos del mundo.
También,
pero sin especificar claramente la causa, se ha dicho que en el Norte hay algo
que está bien y en cambio en el Sur hay algo que está mal: si es así, entonces
por qué Finlandia bajo dominación ex soviética vivía tan mal y hoy es una de
las potencias de la Unidad Europea.
Otros
sostienen que la verdadera causa está en la cultura. En países que priorizan la
educación y la cultura universal se vive bien, en cambio en donde hay atraso,
ignorancia y analfabetismo, inexorablemente se está llamado a vivir mal. Si es
así, porque entonces Francia que es uno de los países más cultos del mundo, no
es una potencia como Estados Unidos, en donde solamente uno de cada mil
personas lee un libro.
La
causa por la cual unos países son ricos y otros pobres sigue pues, siendo
enigmática. Ante ésta dificultad por entender qué es lo que realmente sucede
hay quienes han sostenido que la razón de fondo está en la religión
predominante.
En países en donde predomina el protestantismo
se vive mejor que en países católicos, porque allí imbuidos de la idea de un
supuesto pecado original sin solución, hacen de la familia un negocio y del
negocio una familia, en cambio en los países católicos, como creen que el
pecado original se corrige con arrepentimiento, nadie hace nada por sí mismo
para salir a flote en la vida y todos esperan que los demás, el gobierno, las
instituciones, la sociedad le resuelva su problema. Además el catolicismo hace
un culto a la pobreza, como si ser pobre fuera una bendición camino a la
salvación colectiva y no algo que hay que superar en la vida.
Si
es así, como lo han comprendido algunos sectores de la Iglesia que se dieron
cuenta que para ayudar a los demás hay que tener dinero, porque el dinero es
poder y en cambio si se es pobre no se está en condiciones de ayudar a nadie, y
que ser rico no es malo, malo es hacerse rico robando, la explicación que
atribuye la pobreza al catolicismo como tal, no explica cuál puede ser la razón
por la cual en la tan católica España, se viva mejor que en México que es uno
de los países más católicos del mundo. Es indudable que si bien lo religioso
influye algo, como enseñaba Max Weber, no suele ser la causa determinante de la
riqueza o la pobreza, como para hacer de eso una razón crítica a encarar
seriamente.
Si
bien es cierto que la etnografía, esa disciplina científica que describe los
pueblos y sus culturas, es una ciencia poco desarrollada que está en la etapa
de la recolección de datos, y que tiene muy débiles hipótesis de trabajo y
ninguna teoría, la única explicación que se puede encontrar hasta ahora acerca
de por qué unos son ricos y otros pobres, es el hecho de que son familias las
que hacen a la calidad de vida de los pueblos.
En
Pernambuco bajo dominación holandesa se estaba muy por encima que en cualquier
otro lugar de Brasil, en Malvinas se vive muy distinto que en Santa Cruz, la
comunidad italiana en la Argentina lleva un nivel de vida superior a los
mapuches, la comunidad alemana en Paraguay está mejor puesta que los guaraníes,
cualquier comunidad de descendientes de extranjeros en Brasil –bandeirantes-,
se encuentra mejor ubicada en la vida que los descendientes de africano. Esto
es así porque son familias, las que hacen a la riqueza o pobreza de un país.
Es
un hecho fácilmente constatable que la indigencia, la miseria y la pobreza
persistente y sin salida en todos los lugares de la América hispana, tiene cara
de indio, pinta de campesino y cuerpo de mujer y niño. En cambio los niveles de
vida que están mejor tienen el rostro de otras familias.
La
lucha por disminuir la pobreza entre nosotros los uruguayos, ha pasado por
abrir la sociedad al inmigrante. La dolorosa desaparición del gaucho y su
conversión penosísima en paisano y tropero de una campaña des ruralizada a partir
de 1850 es un claro indicador de que la riqueza o la pobreza de un país, pasa
por el tipo de familias que lo habitan.
Si
el Frente Amplio realmente quiere acotar los niveles de pobreza, que se deje de
razonar como un curita medieval y que empiece a abrir la economía uruguaya al
exterior.
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