lunes, 30 de junio de 2014

La fiesta "progre" se termina.

        Lo vengo diciendo desde hace mucho tiempo: Argentina es la crónica de una muerte anunciada.
        Lo que ahora estamos viendo es la forma específica que una crisis política adopta. Las crisis económicas son nacionales por su forma, pero universales por su contenido profundo.
        Era Samuelson quien decía que “en economía se puede hacer prácticamente todo, menos, no afrontar las consecuencias”.
        A ese país le aguarda menos empleo, más recesión, menos competitividad.
        Entran en conflicto con Uruguay porque pagan de más y nosotros de menos. Ellos pagan un 25 por ciento por los bonos de deuda, nosotros tan solo un 5 por ciento, gracias al buen manejo del nunca bien ponderado ex Presidente de la República Oriental del Uruguay, Jorge Batlle.
        Héctor Marcos Timerman, Ministro de Relaciones Exteriores, un verdadero experto en perder batallas, le declara la guerra comercial al Uruguay. El gobierno se deja manosear hasta la pérdida de más de 400 emprendimientos económicos, con la única esperanza de que el día de las elecciones en nuestro país, les dé un día de asueto a los casi 40 mil entrometidos en una realidad que no están viviendo.
        Sabrá Timerman, si al hombre que se preparó para la guerra contra ellos, llamando al más fuerte e ignorando olímpicamente la opinión de la oposición que quería ayudarlo, le dará ese changui tan grande para ganar.
        Mientras esto ocurre con nuestro país, Argentina se va quedando sin divisas, en un proceso en el cual Cristina lo único que quiere es llegar hasta las elecciones y después de ella, el diluvio.
        Pero la realidad es siempre más fuerte, porque los hechos son tozudos e insisten.
        Mientras a Amado Boudou le hacen un auto de procesamiento por cohecho –que en términos populares quiere decir coima-, y negociaciones incompatibles con su cargo, Cristina se llama a un Profundo y Prolongado Silencio (PPS), tapando, como se dice vulgarmente, el cielo con un harnero, porque todos sabemos que son delitos penados con hasta 6 años de prisión.
        Mirar para el costado es el indicador más evidente del hecho de que Amado Boudou, no estaba carente de respaldo presidencial. Si Amado Boudou canta, dejaría de ser amado por la Presidenta.
        Mientras Argentina avanza hacia una virtual cesación de pagos, sufre el enfriamiento de la economía que hace rato que fue entrando en lo que en economía se llama estanflación, esto es, estancamiento con inflación.
        Es indudable que al kirchnerismo su futuro electoral a esta altura le importa poco, sino más bien comprar la impunidad.
         Boudou tiene fueros parlamentarios y por ende, nada impide procesarlo, pero si arrestarlo.
        ¡No se dan cuenta que el día que pierda esos fueros, se puede pedir perfectamente, la captura por Interpol! Parece que no. Creen que van a pisar el freno justo antes de chocar y mientras tienen esa ilusión, sosteniendo a un procesado por cohecho apagan el incendio con gasolina.
          Tener una bomba de tiempo con los bonitas que no ingresaron a las restructuraciones y jugar peligrosamente, con los tiempos políticos allí en donde está cuestionada la misma Vicepresidencia y por ende, también la Presidencia, solo cabe en una cabeza “progre”.
        La volatilidad financiera que hacía ya tiempo estaba a la orden del día, ahora fluye con mayor velocidad.
        La cuenta regresiva está en marcha. Se termina la fiesta “progre” y otras realidad nos aguarda, en donde los que van a pagar la orgía son, como lo vengo diciendo, los nabos de siempre, los contribuyentes.
        Escuché hace ya tiempo decir a Danilo Astori, que en el Uruguay no había posibilidades de un posible efecto contagio, porque estaban muy bien controlados los depósitos de los no residentes. Eso quiere hacerle creer a gente de su fuerza política, que incluso, no lo respeta.

        Pobre Uruguay, tan lejos de Dios, tan cerca de los argentinos.