domingo, 30 de junio de 2013

La crisis del partido colorado


        Todos queremos que al partido colorado le vaya bien. Es un partido democrático y republicano. No hay razones para buscar que le vaya mal, cuando bien sabemos que es una espada importante en todo esto.
        Pero acá hay una cosa que es inadmisible. En primer lugar el comportamiento de Amado y luego el de Pasquet. Son goles en contra.
        Hay un hecho que no se quiere asumir en todo esto. Los sectores triunfadores de las internas del 82’ dentro del partido colorado fueron precisamente aquellos que estuvieron en contra la dictadura.
        El partido colorado –en tanto que partido orgánicamente considerado- siempre estuvo en contra de la dictadura y cuando emerge luego de las internas, aflora, apoyado por su gente, el batllismo, esto es, aquel sector que estuvo en la vereda de enfrente del golpismo. Eso es inocultable, lo otro, es entrar en el comportamiento personal de aquellos que no se ajustaron a la línea del partido.
        No los voy a defender. No soy colorado. Pero hay un hecho que no se puede negar. Jorge Batlle, fue el primer preso político que tuvo el Uruguay. Fue también uno de los proscriptos que no pudo presentarse a las elecciones, como Wilson y Seregni. Cuando lo ponen preso, por manija tupamara, tuvo que salir Adela Reta a defenderlo, porque si no, hubiera corrido la misma suerte que los otros.
        Indigna que exista gente como Pasquet que no ve esa realidad esencial.
        Veamos el siguiente ejemplo para entender lo que quiero significar. Martín Recaredo Etchegoyen –mano derecha de Luis Alberto de Herrera-, Consejero de Estado de la dictadura, desde el primer momento, se alineó con el golpismo. ¡Alguien seriamente puede decir que por eso, el partido nacional fue cómplice de la dictadura, cuando todos sabemos que no es así, se lo mire como se lo quiera ver!
        El Frente Amplio quiere embarrar la cancha falsificando las cosas y escribiendo la historia como a ellos les conviene. Amado primero y, Pasquet luego, son instrumentos de ese juego. Por eso hay lío interno gordo.
        Los sectores triunfadores de la interna colorada, los que luego gobiernan el país, Sanguinetti y Tarigo, son precisamente los que enfrentaron a la dictadura. Lo hicieron en su estilo, que es diferente al de otros. Pero lo hicieron y lo hicieron cotidianamente que ya es decir ante la magnitud de agobio en que se vivió en aquellos años. No hay derecho hoy a negar los hechos como son. ¡Quién no leía el diario El Día cuando la dictadura!
        Las diferentes administraciones del Frente Amplio han sido un fracaso total por la ineficiencia y la ineficacia en su gestión de gobierno. Frente a ese hecho, como no tienen nada que ofrecer, quieren embarrar la cancha con elementos de irritación histórica.
        Todos sabemos que Pedro es una buena persona, solo que el apellido no lo ayuda.
        El Frente Amplio quiere polarizar la opinión pública, para no competir con el partido nacional. Quiere crear la dicotomía falsa del tipo Pedro o Tabaré, para no competir con Larrañaga y los blancos. Quiere hacer lo mismo que el partido colorado en el 71’ cuando inventa la falsa oposición Pacheco-Seregni, como forma de ningunear a Wilson.
        Quiero que a Pedro le vaya bien. ¡Por qué no quererlo! Pero quiero que la República salga ganando y aquí hay que darse cuenta que toda esta inmundicia de anti bordaberrysmo trasnochado, porque el viejo está muerto y el hijo no tiene nada que ver con eso, responde a un solo propósito, polarizar la opinión pública ninguneando al partido nacional. Como si los blancos no existieran.
        Hombres como Jorge Batlle dignifican el Uruguay y solo el partido nacional es la fuerza que puede enfrentar todo este estropicio que estamos viviendo.