viernes, 4 de diciembre de 2009

Sobre el secreto bancario y otras sorpresas.


Uno de los temas que ha de sacar chispas en la relación que Uruguay tiene con Argentina, lo configura la cuestión del secreto bancario.

Todos los que vivimos en el Uruguay, trabajamos y pagamos impuestos sin tener ningún derecho como contribuyentes, sabemos sobradamente que si un juez, por razones de carácter penal, exige el levantamiento del secreto bancario de alguien implicado en algún presunto dolo, éste es levantado inmediatamente, no bien el Oficio de la Corte llegue al Banco Central.

Acusar al Uruguay de encubridor, es una falsedad mayúscula, solo porque aplica el precepto constitucional, según el cual, todo hombre es inocente, hasta que se demuestre lo contrario.

Si existen pruebas fehacientes contra alguien, qué se demuestren. La carga de la prueba está en quien acusa, no en el acusado. Y con dichas pruebas, entonces sí, se levanta el secreto bancario.

A la “patota kirchnerista”, como el mismo Mujica reconoció que es en “Pepe Coloquios”, no le sirve esto. Acostumbrados a llevarse a todo el mundo por delante, Provincia por Provincia, creen que Uruguay es “pan comido”. Se van a levar una sorpresa de Patiño Mayer a Cristina. Ya dijeron que van a levantarlo el secreto a pedido de cualquier país, menos de Argentina y lo dijo la logia, que ya es decir.

Los argentinos tienen depositado en el Uruguay más de 2 mil millones de dólares y también poseen títulos bursátiles, inmuebles de alto valor –fundamentalmente en Punta del Este‑ y yates y empresas que filman películas y todo así, a lo grande, a lo argentino.

En muchos casos se trata de patrimonios no declarados al fisco de su país, que buscan refugio en el Uruguay, porque los parásitos sociales del peronismo, acostumbrados a morder siempre a expensas del que trabaja e invierte, no tienen jurisdicción aquí, para toquetearles el nido.

Si a nadie le gusta que le toquen la cola, menos que le pongan las manos en el bolsillo.

Cristina Kirchner, vive desesperada a manijazos de su marido y quiere que el Uruguay le entregue información sobre las operaciones financieras que realizan aquí los argentinos, a modo de darles caza y morder coimeando un poco más de lo que ya han robado.

La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) de Argentina, cobijada por la Dirección General Impositiva, la Dirección General de Aduanas y la Dirección de Seguridad Social, mientras pretenden asfixiarlo al Uruguay en el Mercosur y mantienen los cortes de ruta, quieren que el Uruguay encima, a cambio de lo que la Corte de la Haya ha de resolver independientemente de ellos, les brinde, porque sí, porque son argentinos y punto, la información fiscal.

También el Banco Central de la República Argentina es otro que bien baila, junto a la Comisión Nacional de Valores, haciendo lobby en el Uruguay buscando ver por donde encuentran alguien que filtre esa información.

Parecen no reparar en algo que está en la tapa del libro: Si los capitales se van de Argentina no es porque Uruguay tenga un sistema financiero más sólido, sino porque los Kirchner’s se especializaron minuciosamente en correrlos de allí.

A todo esto hay que agregarle la hipocresía del G‑20 que en vez de agarrárselas con el agobio fiscal al sector productivo, no encuentran nada mejor que emprenderla contra los inevitables refugios que los capitales buscan cuando los patrimonios están atacados.

Parecen no darse cuenta que el capital es cobarde, se esconde y nunca pelea ante el ataque, sino que más bien huye hacia lugares más seguros.

Si en el mundo existen quienes con escasas regulaciones en sus sistemas financieros reciben aflujos importantes de dinero fresco, lo que en verdad indica es que debe ser otra la política a llevar en materia tributaria. Pregunto yo, no se dan cuenta que es una ley de la economía: A mayor presión, mayor evasión.

Tanto el G‑20, como la OCDE van por el mal camino: les gusta la cosa, pero no sus consecuencias. Les encanta controlar totalitariamente todo, pero no les hace ninguna gracia que esos capitales disparen como golondrinas a nidos más seguros y confiables.

No se puede chiflar y comer gofio todo junto a la vez; pretender agobiar impositivamente el trabajo productivo y creer que esos directivos se chupan el dedo, porque sí así fuera, si mascaran vidrio, no serían jefes de empresa. Es más, en el caso del kirchnerismo y su patota peronista es tan evidente la voracidad corrupta que muestran hasta en la cara, que no hace falta ser muy lince para trabajar enviando remesas al exterior. Como dice el tango: “Se te nota desde lejos, pelandruna abacanada”.

Argentina no encontró en el Uruguay la receptividad que tuvo con Costa Rica. Quieren un acuerdo de intercambio de información y no recibieron respuestas formales. Es más, hubo un profundo malestar en el equipo económico uruguayo en su momento, porque el gobierno argentino nos es hostil en absolutamente todo. Lo que los argentinos quieren, en todo caso, se le pide a un amigo, no a quien se vive pateando, escupiendo y basureando.

El que da la pauta de lo que ocurre en la cabeza del kirchnerismo es Echegaray: Resulta que ahora quieren una Plaza Financiera –la tan denostada patria financiera‑ pero la quiere quitándole al Uruguay lo que trabajosamente alcanzó. Echegaray tiene el mismo esquema mental de la izquierda peronista: Sacan hoy las conclusiones que debieron sacar ayer, pero no sacan hoy las conclusiones que deben hoy extraer. O entendieron tarde lo que pasó, o ya pasó lo que entendieron.

Echegaray cree que con Mujica le ha de ir mejor y está esperando el próximo equipo económico, que los que vivimos aquí y no en una nube latinoamericanista, sabemos sobradamente que va a ser astorista, es decir, anti kirchnerista.

Echegaray anda como loco por el Uruguay, habla con diversos jerarcas para que compartan datos fiscales, con Juan Carlos López Mena, quien integra la Cámara de Comercio Uruguay‑Argentina y cree que porque el dueño de Buquebús le dijo que sí, está todo pronto. También desde el Subgrupo sobre Asuntos Financieros del Mercosur quieren hacer la del oso cuando se abalanza hacia la miel, solo que es muy lento el macro consenso en ese ámbito. Allí están preocupados por el “ejercicio teórico para clarificar estas cuestiones” porque están arriba de una inconstitucionalidad que atenta contra la propiedad privada que expresa, en última síntesis, el secreto bancario.

Mujica es el responsable de haber abierto la puerta de las ilusiones kirchneristas, las ventajas que a cambio busca de Argentina, se las está negando la patada asnal, que un día sí y otro también, se da desde allá al comercio exterior uruguayo.

Astori es aquí quien habla claro: No van a existir cambios al respecto y todos sabemos al final de los finales, qué opinión prima en ese Frente, cuando Astori habla de economía.

El prominente Ministro de Economía y Finanzas, el astorista Fernando Lorenzo, también fue claro al respecto y no van a existir cambios de ninguna índole en este sentido.

Digo yo: Se puede ser más imbécil que un kirchnerista sin socio local en el Uruguay.