jueves, 9 de noviembre de 2017

Los nuevos desafíos de la sociedad chilena actual

        Uno de los grandes errores de la política de Bachelet es no haber sabido comprender que las reformas educativa, laboral y tributaria, se enmarcan dentro de lo que es una política de estado y no de un antojo sectorial.
        En este sentido Sebastián Piñera ya ha dicho que lo primero que va a corregir es lo legislado en estos tres rubros básicos de la política de Bachelet. "El futuro gobierno tendrá que hacer cambios muy profundos a la obra gruesa de la Nueva Mayoría", sostuvo.
        “Hoy Chile está peor que cuando comenzó el gobierno”, dijo, porque “se partió de un diagnóstico equivocado”. “Se partió de una política fracasada por pensar que el Estado tiene que hegemoneizar todos los ámbitos de la actividad humana”, acotó. “Malas políticas públicas, mal diseñadas y mal implementadas”, expresó
          A esto hay que agregarle que una misión de esa magnitud no puede ser tarea de un solo gobierno llamado a durar 4 años, sino que exige una continuidad sostenida en el tiempo. Sin un acuerdo interpartidario es impensable una reforma que abarca varios códigos, el tributario y el laboral.
        En Chile el desfasaje entre la sociedad y el Estado se ha vuelto muy evidente por la sencilla razón de que la sociedad se fue modernizando en un proceso de movilidad ascendente y descendente y en cambio el Estado no lo hizo al mismo ritmo y por ende, no logra colmar lo que de él se espera.
        La grieta en Chile no es con los mapuches, como se pretende hacer creer, sino entre el Estado y la sociedad. 
          El gobierno no ha sabido evaluar el impacto social de sus políticas, no ha tenido una línea centrada en la eficacia y eficiencia de la gestión capaz de resolver las exigencias de las personas.
        Un Estado gordo, que ni siquiera tiene la capacidad de atraer y retener talento, no es un Estado fuerte. Problemas de coordinación, déficit en la gestión pública, mala atención al usuario de los servicios públicos, son apenas algunas de las carencias que sector privado le recrimina.
        En la preocupación de la gente el principal problema después de la delincuencia es el pésimo sistema de salud que existe.
        La disparidad en Chile es muy grande, porque si algo ha caracterizado al empresariado en estos últimos 30 años ha sido la capacidad de innovación y creatividad para atraer mercados exteriores, en una economía que pese a ese enorme esfuerzo, sigue pagando tributo a los ciclos del cobre.
        El gobierno que ahora se retira ha hecho promesas sin contar con algún grado de eficacia gubernamental para implementarlas en cosas concretas y eficaces. Ni siquiera han tenido cuadros políticos preparados para llevar a la realidad con acierto su programa de gobierno, siempre entre marchas y contra marchas y con contradicciones graves que vuelven inaplicables ciertas leyes.
        En julio de 2016 el Centro de Estudios Públicos, convocó a una comisión de 29 personas del mundo académico, público y privado que deliberó durante 15 meses hasta redactar un informe caracterizando las carencias del Estado chileno. Le piden al próximo presidente que aproveche el impulso que ofrece el artículo 33 de la Constitución chilena que dice: “El Presidente de la República podrá encomendar a uno o más Ministros la coordinación de la labor que corresponde a los Secretarios de Estado y las relaciones del Gobierno con el Congreso Nacional”. Para una reforma del Estado esto significa que el Ministro coordinador es el responsable con nombre y apellido del impulso. Para que no sea algo secundario, se recomienda que sea el Secretario General de la Presidencia o el Ministro de Hacienda el coordinador y para que no quede todo en agua de borrajas, se le exige dar cuenta pública periódicamente de los avances en dicha reforma.
        El Estado es para los ciudadanos y no éstos para el Estado. Hasta ahora el sector político ha sustituido con amiguismo al Estado y éste a los ciudadanos transfiriéndoles los costos al sector privado.
       En los próximos años Chile tendrá que tomar definiciones que son claves en muchos ámbitos de la política pública. 
       Los planteos que estaban en boga hace 4 años hoy por diversas causas ya no están en el candelero político.
      Desgaste del electorado, cansancio, demagogia, malas políticas pensadas desde el escritorio, pero que no son aceptadas y legitimadas por la ciudadanía, ponen hoy nuevos temas en la agenda.
        Influye en este sentido el hecho de que al gobierno de Bachelet no lo ayudó la constante caída del precio del cobre y ahora que comienza a subir, la gente pide un cambio de lo que representó su política. No falta quien diga que es una ingratitud de la vida, pero el hecho cierto es que si sus políticas hubieran sido consensuadas, no pasaba eso y el recambio de gobierno, no mostraba una grieta tan grande.