miércoles, 8 de noviembre de 2017

El verdadero beneficiado de la crisis catalana.

        El gobierno de Rajoy estaba acorralado por diversas causas judiciales que lo caracterizaban, según el inspector jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional, Manuel Moroch, “con el perfil de una organización delictiva”. Según el inspector, Rajoy “cobró dinero de la caja negra del partido”, que por lo visto llevaba “una contabilidad paralela”.
        Ahora el show mediático cotidiano montado por Carles Puigdemont, lo prestigia a Mariano Rajoy y posiciona al Partido Popular con la intención de voto en primer lugar. También se agrandaron las grietas en la izquierda radical de Podemos y el plan de derrumbar a Rajoy se terminó para siempre, gracias a la proclamación de esa república imaginaria que hizo Puigdemont.
        El independentismo catalán hoy es el segundo tema que preocupa a los españoles después del desempleo. La situación se polariza de un modo favorable a Rajoy. La corrupción ahora es el tercer tema que importa.
        Así este miércoles los independentistas catalanes hicieron una huelga general cortando autopistas, carreteras, calles y vías de ferrocarril en protesta por sus líderes encarcelados. Como los sindicatos con más fuerzas (CCOO y UGT) no apoyaron el paro, los huelguistas procedentes de sindicatos de sectores como la educación o la agricultura, así como de las principales organizaciones independentistas Omnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana (ANC), se concentraron en cortar los caminos.
        Si bien es cierto que la huelga tuvo una participación ínfima, los problemas de tránsito dificultaron que la gente fuera a trabajar. Como dice el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna la, a su juicio, "mal llamada huelga general" en Cataluña es de impacto "mínimo" y "prácticamente inexistente" ya que se reduce a "actos vandálicos" que están perjudicando al funcionamiento de los servicios públicos. "Seguimiento mínimo, pero daño máximo",
        Por el otro lado desde Bruselas, en un acto organizado en “Bozar”, un centro de conferencias, Puigdemont recibió la visita de 200 alcaldes independentistas. Pidió que se votara con sentido unitario una sola candidatura, pero ya parece muy improbable que el independentismo concurra a los comicios con una lista única. Significativo es el hecho de que a ese acto acudieron varios eurodiputados de partidos nacionalistas, entre ellos del N-VA flamenco y un individuo poco dado en Bruselas, el xenófobo y eurófobo Mario Borghezio, de la Liga Norte italiana.
        Trataron de vender la imagen de que España no dio ni un paso hacia la democracia después de la muerte de Francisco Franco.
        La campaña electoral se acerca y todo este circo político al único que beneficia es al Partido Popular, que sigue creciendo en intención de voto mientras la atmosfera moral se polariza hasta límites increíbles, como es el hecho de que el 23 por ciento de los españoles afirma de que ya no compra productos catalanes, mientras el 47 por ciento de los catalanes dijo que dejó de comprar productos de las empresas que se fueron de Cataluña. Sea cual sea el resultado electoral ya están en marcha los recortes centrales de las partidas presupuestales, mientras el Gobierno le adeuda al Gobern’ pagos extras al personal dependiente de la Generalitat.
          El desacreditado sistema político hoy en vez de ser parte de la solución, es parte del problema. La estrategia secesionista se basa en apelar a lo emocional en forma simplista. “España nos roba, nos oprime, nos reprime.”. La post verdad –lo que parece que es así, pero no es‑, arma un relato, con imágenes y con historias que generan impresiones falsas. La parte habla por el todo y lo ilegal se vuelve legítimo. Es un discurso maniqueo basado en un nosotros los buenos, ellos los malos. Pocas ideas a mucha gente durante poco tiempo. Un victimismo para consumo exterior.
        Si pierden los independentistas –lo que las encuestas dicen‑, se termina este problema y comenzará otro desafío a futuro. Si en cambio ganan y se declaran otra vez independientes, aplicarán nuevamente el artículo 155 y el escenario que se abrirá le será adverso a Rajoy, porque las elecciones del 21 de diciembre, de un modo u otro operan como referéndum indirecto.
        Así, según el expresidente del Gobierno, José María Aznar si los independentistas ganan las elecciones Cataluña quedará sumida «en la ilegalidad, en la secesión, en la rebelión y en el imperio de la anarquía».
        El independentismo cometió muchos errores, pero desde el punto de vista político el más grave fue haber rechazado las elecciones que le plantearon a condición de que no se declarará independiente. Dijeron que no era una prioridad y ahora desde Bélgica y haciendo agitación política en Cataluña, con prisión a sus dirigentes, apuestan todo a elecciones que no quisieron y que pudieron haber evitado todo este desconcierto actual. Si se declaraban independientes después de ganar las elecciones que quería el gobierno, el problema ahora era de Rajoy, porque el referéndum –que dicen que Rajoy toleró sotto voce‑, tuvo muchas irregularidades en el conteo de votos.

        Lamentablemente todavía va a seguir deparando sorpresas el proces’.