lunes, 2 de octubre de 2017

Un fantasma recorre Europa

        Es innegable a esta altura de los acontecimientos a nivel mundial que se está procesando un cambio importante de paradigma. Este proceso que parece que va a continuar en forma cada vez más creciente, está indicando que algo no funciona bien en la Unión Europea.
        Primero la salida de Inglaterra (Brexit), y ahora el referéndum separatista en Cataluña, están indicando una tendencia.    Si a esto se le suma también el avance de la derecha anti europeísta en Alemania, podemos afirmar que indudablemente estamos delante de una nueva época.
        Rajoy llegó al gobierno usando lo que se llama catalanofobia contra Zapatero que había impulsado un nuevo estatuto en el relacionamiento con Cataluña. Este fue reafirmado en un referéndum en 2006.
        Ante esto Rajoy reclama modificaciones al Tribunal Constitucional y éste lo recortó, quitando varios artículos y el preámbulo entero que daba a Cataluña categoría de nación. Fue un triunfo que encendió la mecha del independentismo catalán. El nacionalismo pasó de moderado a pasional y el separatismo dejo de tener 10 diputados para pasar a ser mayoría absoluta.
        Rajoy creyó que el tradicionalismo catalán, los republicanos socialdemócratas y el anarquismo anti capitalista se iban a pelear entre ellos antes de intentar la separación y la crisis del referéndum demuestra que se equivocó. Las tendencias opuestas al independentismo también le están reprochando a Rajoy su absoluta incapacidad en el manejo de la crisis catalana y las cuestiones no resueltas de la organización territorial de España. Se lo acusa de pasivo, inhábil y de delegar responsabilidades.
        La represión brutal contra los que querían votar, además de ser una salvajada es de una torpeza política raras veces vista. Porque sea inconstitucional el referéndum o un derecho de los pueblos a la autodeterminación, la forma de manejar la situación lo único que hizo fue agrandar aún más la grieta entre Cataluña y el Reino de España. Para que sea legal ambos tienen que negociar el acuerdo y llamar a referéndum a toda España. Fue lo que sucedió con Quebec en Canadá y  con Escocia en Gran Bretaña. En ambos casos ganó el no. El sentido común dice que si votaran los 46 millones de españoles y no exclusivamente los catalanes que son 7 millones y medio, lo más probable es que gane el no a la separación.
        El uso desproporcionado de la fuerza dejando 900 personas heridas lo único que logra es apagar el incendio con gasolina. Gente que fue a votar no a la separación, también está indignada. Fuerzas anti disturbio golpeando a personas desarmadas y requisando urnas y papeletas es la foto de una jornada comicial que recorrió el mundo. Y que hizo que los independentistas ganaran la batalla por el relato visual. Si bien es cierto que la policía catalana (Mossos d'Esquadra) hizo la vista gorda, fue la que envió Madrid quien se encargó de prohibir los comicios y si finalmente se lograron realizar fue porque no tuvieron el número suficiente para impedirlo. El fracaso del gobierno español en este intento es lo que agranda el desafío catalán que ahora tiene.  Solo cerraron por completo 92 colegios.
        Cualquiera entiende que es una cuestión que va más allá del Reino de España y afecta a toda la Unión Europea. Si ésta no se notifica que algo está fallando en la globalización, el separatismo va a seguir creciendo por todos lados.
        Es muy fácil decir que "más allá de los aspectos puramente jurídicos de este asunto, la Comisión considera que son tiempos para la unidad y la estabilidad, no para la división y la fragmentación", como difícil manejar una situación dada en donde la mayoría (el 90,09%) quiere independizarse porque se considera injustamente discriminado por el gobierno central.
        Las declaraciones de Bruselas dejan mucho que desear, porque sostener que hay que pasar “muy rápidamente de la confrontación al diálogo”, como si la agresión hubiera venido de la gente y no de la policía, aclarar que “la violencia nunca puede ser un instrumento en política”, para concluir que confían en el liderazgo de Rajoy es algo que no cierra. Sostener por un lado que es un problema interno de España, y aclarar por el otro que en caso de separación, la Unión Europea no los reconocerá, huele a amenaza y por ende los inhabilita para jugar un rol mediador. En ningún momento llegó a decir que las cargas policiales fueron desproporcionadas. Por ahora nadie en la Unión Europea quiere dar consejos, porque todos están ante un mismo fenómeno político y lo que digan puede ser usado en su contra por las mismas tendencias separatistas en cada lugar.
        Con este panorama no se ve que sean nítidos y sólidos los valores esenciales que puedan darle un sustento a la idea de lo común. Lo que sí se puede ver desde ahora es el hecho de que el independentismo catalán se convertirá en un imán muy fuerte para las diecisiete autonomías que hay en España.
        Por ahora Cataluña desploma la bolsa de valores de España, pero no las de Europa. Los bancos españoles abrieron con bajas de 3,2% y el euro pasa a estar en su nivel más bajo en seis semanas, por la preocupación generada en el riesgo político que empieza a tener la zona euro, dado que todo indica que si la oposición a Rajoy quiere valerse de este hecho por razones de rédito político, el gobierno cae.
        Hoy España vive la crisis política más grande en lo que va de los últimos 40 años de democracia. Pero esa crisis no es exclusivamente catalana, sino que antes bien, el mismo fantasma recorre a toda Europa.

       

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