El triunfo de Trump cambió el escenario. Van
a subir las tasas de interés y por ende, la deuda externa. Se termina un ciclo
y el gobierno no tiene más remedio que cumplir con las pautas fiscales.
Las cosas van a ser distintas por
sector. Aquellos que en el ciclo anterior, tipo Fripur, estuvieron muy
favorecidos por la economía cerrada, serán los perjudicados. Otros como la
construcción, tendrán una lenta, pero segura recuperación.
El agro tendrá que esperar un cambio
de gobierno.
En todo este proceso dinámico de la
recuperación de la economía, Brasil no podrá crecer en términos reales durante
los próximos 20 años, lo que significa que ya no será nuestro cliente
preferencial.
Argentina necesita crecimiento
económico sostenido, en donde el Estado es quien desordena la economía. El
Estado argentino es un desordenador y no un ordenador.
La región sigue siendo una zona
volátil. Quien invierte es el especulador, el capital golondrina y eso no lo
resuelve una supuesta “transparencia”, que lo que viene hacer es a darle nueva
forma a lo mismo.
El crecimiento del personal del Estado
durante estos años, desde 2013 en adelante, es una de las causas más graves del
crecimiento del gasto público. No se resuelve transfiriéndole el costo al
sector privado.
Uruguay está en una encrucijada, en
dónde éste gobierno, emperrado en terminar con la clase media, lo único que
hace es apagar el incendio con gasolina.
Depender como depende nuestro país,
del turismo punta esteño, la ganadería y la soja, no garantiza un destino
promisorio. Los tiempos que corren, como venimos demostrando en este blogger
son vertiginosos y ésta aceleración nos da una sensación de inestabilidad
emocional, que tampoco ayuda a la recuperación de la economía. La cultura
cívica está como adormecida, mientras al que trabaja se lo agobia
impositivamente.
Ya la gente se está dando cuenta de lo
que perdió con estos gobiernos del Frente y hay desengañados para todos los
gustos.
La ruptura social que vinieron a
generar, la grieta uruguaya, tienen intereses creados en no supurarla, sino en
profundizarla. Hay sectores interesados en no reconocer el cambio que hoy se
vive. Por eso Courtoisie está nervioso. La vida política le está dando una
cachetada. Eso no quiere decir que quieran la Nación, o la entiendan,
simplemente habitan un territorio con gente. Tienen miedo al juicio político.
Se la ven venir.
Se les derrumba todo. Por izquierda y
por derecha.
2016 puede que sea en la historia, el
comienzo del fin. O no, o el comienzo del infierno a la venezolana.
Las democracias también se suicidan.
Sea como sea, aunque conserven el
gobierno, el mapa mundial, les es totalmente adverso y el regional, mucho más.
No me hago ilusiones, porque el hecho
de que el gobierno esté en falsa escuadra, no quiere decir que la oposición
encante electorado. Son temas de cosmética política. Pero en términos
políticos, no pueden, aunque quieran en éste contexto, ir a lo de Venezuela o
Cuba y eso los pone muy nerviosos y agresivos. Estaban en la etapa democrático
burguesa y ahora están en la etapa, camino al abismo.
En política el que se calienta pierde.
Courtoisie es claramente, un rostro de la derrota y Gonzalo Mujica, la
expresión de un ciclo que se termina. Por ahora, las cosas son así. No pueden
reinventarse al estilo peronista y eso les duele.
El partido demócrata norteamericano ha
sido el único sostén que tuvieron, el que les gradualizó la decadencia del marxismo
leninismo. Eso también se les termina. Los chivatos de almacén campestre que
tiene la Embajada Norteamericana, van a recibir nuevas órdenes y Trump tiene
intereses comerciales concretos con Uruguay y Argentina.
Todos sabemos que cuando ganan los republicanos,
en un tris se termina el “izquierdismo”.
Esperemos que el factor Trump, sea
decisivo para un partido republicano, como el nacional uruguayo, que también
abolió la esclavitud, trabajó por el libre comercio y bregó incansablemente por
una sociedad de oportunidades.
El Partido Nacional fue
históricamente, el partido del American way of life. Que se fundamenta en las
libertades públicas, como las concebía John Stuart Mill, y en el valor de la
iniciativa privada, como la concebía Adam Smith. Un triunfo republicano, en
Estados Unidos, es algo muy positivo, aunque no nos guste el sesgo personal de
cierta forma de liderazgo, que desde aquí es difícil de entender.
No se trata de estar con Donald Trump,
se trata de ser entendidos por los republicanos y la ruta camino del partido,
que como sabemos, es el camino de la libertad económica.
Hay que esperar sus primeros 100 días de
gobierno para emitir una opinión.
Por ahora, le concedo el beneficio de la
duda.
Una sola cosa es cierta, un ciclo se termina.
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