sábado, 26 de diciembre de 2015

Los grandes desafíos del nuevo Mercosur

        Uno de los grandes desafíos de Mauricio Macri es devolverle a su país la calidad institucional de la que carece.
      ¿Por qué los argentinos quieren tanto el dólar? Evidentemente que es porque no confían en sus instituciones.
        La solidaridad en Argentina, que es mucha, es una consecuencia de que las instituciones no funcionan como deberían y que el Estado no está a la altura de sus obligaciones. De ésta forma, la solidaridad termina siendo una práctica sustitutiva, que consiste en ponerse a hacer por uno mismo, lo que en verdad debe reclamar que se haga.
        Si Chile y Uruguay se le aparece como algo insólito y primer mundista, no es porque se hayan alejado del mundo, sino porque la calidad institucional se fue degradando con el tiempo. Cosas que son de sentido común entre nosotros, son nostalgias de un tiempo pasado para los argentinos.
        Algo tan simple como que el Presidente de la República se junte con el Consejo de Ministros y no con los íntimos, es toda una conquista allí, cuando en realidad para nosotros, es algo de sentido común.
        Un tipo de cambio único y no 5 tipos de cambios o cambios múltiples, como había aquí en los años 60’, es una cosa que recién ahora están empezando a entender, cuando entre nosotros, desde hace 50 años está claro como el agua.
        Que los países no crecen comprándose a sí mismo, sino obteniendo divisas de lo que venden al exterior y que por eso deben orientar su economía en función de sus ventajas comparativas para poder vender, parecería que recién ahora se está comprendiendo.
        Que debe haber certezas jurídicas para poder trabajar e invertir y que el salario mínimo vital y móvil y el ahorro, también es propiedad privada, parecería haber estado ausente del horizonte político argentino.
     Defender la propiedad privada es impedir las ocupaciones de tierras, el abigeato, pero también defender el salario, el ahorro y los depósitos bancarios.
        Con respecto a la orientación de la política internacional darse cuenta que se debe ser pragmático y que los países no viven del comercio por ideología y que por tal causa, no hay política internacional verdadera, sin un correlato en el comercio exterior, es una cosa que tardó muchísimo en ser entendida. Como dice Susana Malcorra: "La noción de que cerrándonos tenemos más trabajo, es una noción que está desvirtuada". Ya no existen autarquías en ningún lado y los países no son independientes porque se cierren, sino porque generan interdependencia al abrirse a todo el mundo. Darse cuenta que abrir las importaciones es una forma de evitar la suba de precios y posibilitar el stock de los productores, ha sido una conquista importante de este shock de optimismo que trajo Mauricio Macri para Uruguay, que ahora venderá costillas a Argentina. No puede llamar la atención entonces que hoy en Argentina las encuestas digan que el 75 por ciento de la población considera buena la gestión que está llevando Mauricio Macri.
        En el mundo actual lo malo no es la globalización. Internet es globalización y es buenísimo. Lo malo es el regionalismo monetarizado, en donde en una supuesta Unión Aduanera devalúa un país y descompagina la paridad de los poderes de compra de sus socios, forzando una caída estrepitosa de la economía en los demás.
        No podrá nunca existir la unión latinoamericana, sin sistemas de compensación monetaria, ante los ajustes de uno de los miembros, fundamentalmente, los grandes.
        Estar en un Mercosur que tiene una cláusula que establece que ninguno de sus miembros puede hacer acuerdos de forma independiente, es perder soberanía y haber quedado sometido a pedir permiso para poder comerciar. Gobernar una semi colonia decía Celso Furtado “es sacarle punta al lápiz en el álgebra de la miseria” y si hay que existir de stress financiero, en stress financiero, ante los agujeros negros que va dejando el déficit fiscal, para después en la dura matemática de la pobreza, vivir en una permanente puja distributiva de carácter presupuestal ¡Cómo se puede seriamente delegar soberanía en el manejo del comercio exterior, que es la fuente de ingresos por excelencia de un país!
        Hasta ahora el único que cumplió con el Mercosur fue Uruguay, porque tanto Argentina, como Brasil, hicieron lo que se les da la real gana.
        Ha sido y es tanta la estupidez de ésta izquierda, que incluso el partido socialista se desfleca, porque hasta el más desavisado entiende, que no se aguanta más la ideología.

      ¡Recién ahora se están dando cuenta que se hacen acuerdos comerciales con cualquiera, con el que se descuide y no con el que piensa igual!


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