Dedico éste post a mis amigos del Opus y el Partido Nacional.
Es mucha la gente que me pregunta sobre el arte de escribir un artículo breve, pero contundente y sintético.
Cualquiera que me conozca sabe que no me guardo nada y en lo que está a mi muy humilde alcance, brindo lo que sé y aprendí desde los viejos tiempos en que estudiaba en UTU para ser linotipista.
Lo primero es entender un poco de gramática benotista. Conviene leer a Benot y su Arquitectura de las Lenguas en donde nos explica la relación entre la oración regente y la regida. Si yo digo al entrar a una habitación: “me tiene mal esta situación”, nadie entiende de que estoy hablando y todos van a pensar que estoy mal de la cabeza. Pero si digo: “Desde que me han traicionado, me tiene mal esta situación”, todos comprenden que si bien no queda claro la situación que me tiene mal, la frase tiene sentido. “Me tiene mal esta situación” es una oración regida, en este caso por: “Desde que me han traicionado” que en el contexto sintáctico oficia como regente.
Dice Benot así como en una oración existe sujeto, verbo y predicado, también en los párrafos existen oraciones sujeto, verbo y predicado con sus respectivas regentes y regidas.
“Esta casa es mía”, es una oración sujeto, “Bueno es el amor”, es una oración predicado, “Fui por lana y salí trasquilado” es una oración verbo.
Ser consciente de esto es lo esencial, porque la gramática clásica lo único que puede enseñarnos es que el estilo, como decía Girot, “es el arte de conjugar el verbo”; si vengo hablando en participio pasivo y digo: “Que esto sea, que aquello tal cosa”, no puedo cambiar el modo de conjugar. Lo más importante es entender en que tiempo verbal se está hablando, si en impersonal: “Se dice”, “Se sostiene”, o en personal: “Me parece”, “Vengo diciendo”, o en tercera persona: “Nosotros decimos”, “Aquí sostenemos” y demás.
Más allá de esto está lo que decía Levi Strauss y Ferdinand de Soussure, y que es ni más ni menos que la estructura de un texto. Los nexos oracionales, lo que antes se llamaba modo adverbial son los que estructuran un texto. De esta manera, asimísmo, de cualquier modo, junto a esto y los adverbios, fundamentalmente, básicamente, esencialmente, le dan al texto su estructura. Si el verbo está bien conjugado y ponemos nexos oracionales adecuados a la estructuración de un texto, estamos delante de un universo del discurso que debe ser rico, coherente, consistente, decidible y veraz, como pedía Kant desde posiciones filosóficas.
Además de esto, el texo tiene que tener inicio, cuerpo y conclusión en su elaboración integral y cada parte debe dar cuenta del Origen, la Conformación, las Manifestaciones, la Evolución o las leyes y una Conclusión, la finalidad por la cual eso que se escribe recupera significación.
Así si vamos a hablar de la música, por ejemplo, debemos explicitar el origen de los géneros musicales, como se han conformado en los diversos instrumentos que se utilizan, las diversas manifestaciones, como han evolucionado en el tiempo y tener una conclusión, una finalidad de aquello que queremos expresar sobre dichos géneros musicales.
Escribir, es el arte de transcribir y se aprende parafraseando a otros. Así, si alguien dice: “En estas cuestiones hay que tener en cuenta siempre lo delicado que suele ser tomar decisiones apresuradas”, podemos parafrasear diciendo: “En dichos asuntos se debe considerar lo difícil que resulta obrar de una forma demasiado espontánea” y nadie se dará cuenta que copiamos y pegamos.
Desde que terminé Preparatorios, lo que hoy es sexto año de liceo, me pasé la vida parafraseando y estudiando arte de escribir, guardando mis artículos en un cajón y leyéndome muchas veces. Todos decían que era un pésimo escritor y eso me ponía mal.
Espero con estas breves digresiones ayudar a todo aquel que quiera usar las nuevas tecnologías del mismo modo que las uso aquí.