Ayer viernes 21, por la dolarización
electoral, se fueron del vecino país 8 mil millones de dólares de las
reservas. El gobierno aún cuotificando
la demanda de divisas, sufrió el mayor drenaje que se haya visto desde la
guerra de las Malvinas de 1983 a la fecha.
Más allá de esto, los contratos de
futuros de dólar, fijado en 10,65 pesos, cuando se sabe que el dólar va a estar
a más de 16, podrían costar hasta $ 70.000 millones. Pero el tema no
concluye aquí, porque el Banco Central argentino utilizó ayer, otros 110
millones de dólares de las reservas para atender la demanda de importadores y
ahorristas, con lo que aportó el 40 por ciento de los billetes negociados.
Si se contabiliza la sangría se puede
apreciar que liquidó US$ 560 millones en la semana y lleva vendidos US$ 1.750
millones en lo que va del mes. De esta manera se comprueba que tanto el proceso
electoral, como el cepo cambiario para un dólar irreal, le insumió 8 mil 15
millones de dólares al Banco Central.
A Alejandro Vanoli no le importa que
se trate de una suma equivalente a un tercio de las reservas brutas que declara
el Banco o al total de lo neto propio que tenía, puesto que lo único que le
interesa es largarle el clavo ardiente al próximo Presidente, mientras el
continuismo quedante acusa a Macri de todo lo horrible de una devaluación.
Según informes veraces de la vecina orilla, todos están de acuerdo en que ahora
sólo quedan dólares de los ahorristas y la porción invertida en oro.
Quienes ya están pagando los platos
rotos del cristinismo son los importadores y todos aquellos que dependen de los
insumos importados para producir.
Argentina, como Uruguay, son semi
colonias gobernadas por hombrecitos que lo único que saben hacer es agobiar a
impuestos al que produce y tirar manteca al techo con los dineros del
contribuyente, como si la generación de riqueza fuera un granizado que llueve
del cielo, a cambio de nada.
El único en Argentina que supo hablar
claro fue el diputado del Frente para la Victoria Roberto Feletti, cuando
interrogado por la oposición confesó: "Tenemos los dólares suficientes
para funcionar hasta el 10 de diciembre".
La herencia maldita del próximo
presidente se llama, déficit fiscal, déficit de la balanza de pagos, distorsión
de los precios relativos, de las tarifas energéticas, el tipo de cambio, el
cepo, la falta de dólares para importar, los impuestos a las exportaciones, la
presión inflacionaria, la falta de financiamiento externo, las deudas con los
fondos buitres y demás. No se dieron cuenta que lo importante no es tener
dinero, sino crédito y crédito viene del latín credere, que quiere decir creer.
Tampoco se dieron cuenta que la confianza baja en ascensor y sube por la
escalera. Hoy Mauricio Macri es creíble porque demostró capacidad de gestión,
hasta confirmar que la mejor manera de decir es hacer, por eso ahora se respira
otro aire, que vaticina un shock de confianza. Con un Mauricio marcando un
perfil propio y no con un Scioli como segundo de Cristina, se viene una nueva
era en la relación internacional y en la inserción al mundo occidental.
La pregunta que Scioli y otros
desvergonzados se hacen sobre de dónde ha de sacar Macri los dólares, se
contesta sola, porque con confiscarle las cuentas innominadas que Cristina y De
Vido tienen en los 34 paraísos fiscales, con eso sólo se le devuelve a
Argentina, lo esquilmado.
Sabido
es que se acuerdan de Santa Barbara cuando truena y la única respuesta que dan
ante el fin del ciclo izquierdista es seguir designando gente con mandatos que
están más allá de quien asuma.
En una Argentina devastada por ese
raro huracán tropical de la Patagonia, que trajo tanto pingüino y pinguina
voladora, ya nadie compra ni siquiera peronismo, porque como decia “El Pocho”
su heredero es el pueblo y como pueblo somos todos, queda claro que su heredero
es nadie. Tampoco “los pobres”, porque se puede estar en la miseria y no
comulgar con la limosna vergonzante que humilla, tanto a quien la da, como a
quien la recibe. Mucho menos al trabajador que tiene que pedirle al patrón que
le baje el sueldo y le pague la diferencia por fuera de planilla, porque si no
los impuestos le comen su salario. Lo que tanto Argentina, como Uruguay
precisan, no es un gobierno populista a la peronista y paternalista al estilo
batllista basado en la más baja y gris mediocridad moral y espiritual, lo que
estos países necesitan, creo yo, es lo de Artigas, que llegue la hora en que
los buenos no se confundan con los malos y que el ejemplo, venga de arriba. No
es el gobierno el dueño de la sabiduría y el conocimiento, sino la sociedad
civil, que ahora demuestra que está más allá de la cabeza de los dirigentes.
El rioplantense aprende por
conocimiento o sufriendo y la cura contra la ingenuidad y la estupidez suele
ser muy dolorosa, cuando se queda económicamente, con el trasero al aire. Decía
el Dante que el peor castigo no es la pobreza, “sino añorar en la miseria el
tiempo feliz”.
Argentina es riquisima, tiene los
cuatro climas y el Uruguay podría albergar a mucho más gente que la que hoy
padece tantas penurias sobre su suelo. Lo que nos ha dañado hasta la fractura
social es el pobrismo mental de tanto curita laico. No se dieron cuenta que el
modo más inteligente de ejercer el poder, tanto en el área pública, como en la
privada es entender que el tan anhelado poder puede extinguirse en una tarde.
Todos recordamos al ex Presidente guatemalteco Arbenz expulsado desnudo en el
aeropuerto o al ex Presidente Belaúnde Terry sacado a bayonetazos de la cama,
subiendo en calzoncillos al avión; a Gomulka en Polonia saliendo de la cárcel
para tomar el poder o a Perón disparando a bombazos por la Cañonera Paraguay.
En el Uruguay los iluminados hacen la
vista gorda, cuando todos sabemos que en lo que va de este año un millón de
uruguayos, esto es, la tercera parte de la población, fue a comprar ropa a la
Argentina y si el vecino país entra en un default serio, no va a existir
temporada turística y con el dólar planchado, desaparece la industria, el agro
y el comercio.
No quiero ni pensar el viraje político
que vamos a vivir en el Uruguay si gana Mauricio Macri, más allá de las
pataletas del MPP, La Raulito y el desmarque de Mujica Cordano. Vamos a ver a
un Vázquez que siempre estuvo del lado de Cambiemos porque él es el cambio en
el Uruguay y cosas así, previsibles para enanos mentales de Comité de Base a la
peronista.
Uruguay va a regularizar su situación
con Argentina mandando a los capitales que dispararon de allá, mientras con el
dólar planchado muere con los ojos abiertos, en una relación de comercio
exterior en dónde por ahora, gane quien sea, no va a cambiar sustancialmente.
La relación comercial nos desfavorece en un déficit de mil millones de dólares
y nos ha de desfavorecer más con una Argentina más competitiva por la paridad
de los poderes de compra. Uruguay le compra más a Argentina, que lo que
Argentina le compra. Más allá de las dificultades del primer año del nuevo
gobierno, una Argentina saludable nos ha de beneficiar también, compensando
este desequilibrio en la Balanza Comercial y de Pagos. Habrá que ver como se
perfila la etapa de transición y todos sabemos que la familia Macri tiene
vínculos muy sólidos en el Uruguay. Como se emperraron en planchar el dólar y
fijarse suculentos sueldos para los cargos de particular confianza, creando un
estado dentro del estado, al mejor estilo Nixon antes de la caída, no es nada
improbable que a mediados de 2017 haya un sinceramiento en la sociedad uruguaya
y para ese entonces, como en el tango, vendrán caras extrañas.
Mañana es el día D.
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