En política el indeciso no existe, lo que si hay es el hombre y la mujer que teme decir a quien va a votar, porque la presión social en la que vive es muy grande y si expresa públicamente sus preferencias, puede perder el trabajo. Es el caso de la cajera del Supermercado, el mozo de bar, el cocinero, el vendedor de diarios, el taxi metrista, gente a quienes la política no les sirve, porque para él opinar, significa todo un problema comprometedor. Es un tema que no se analiza. En la Argentina actual representan el 11 por ciento.
Esta gente vota por lo general pensando que “Más vale malo conocido que bueno por conocer” y suelen ser extremadamente conservadores, porque no quieren problemas. Pero en las épocas de cambio, cuando ven que hay un shock de optimismo y confianza como el que genera Macri en los operadores económicos, no es nada improbable que no digan lo que piensan por temor al totalitarismo prepotente de La Cámpora y sus secuaces mafiosos.
Lo único que genera miedo al miedo en algunos es Cristina, de modo que si se expresan como indecisos sin dar su opinión, el más elemental sentido común nos dice que hay una alta probabilidad de que voten a Macri.
No es una mayoría silenciosa, es antes bien una mayoría silenciada y suele ser el fiel de la balanza en los procesos de balotaje. Esa es la causa por la cual, al llegar a la recta final, todos los candidatos moderan el discurso.
Sin éste sector de indecisos bien decisos, Macri lleva una ventaja de 8 puntos, por lo cual me atrevo a decir, que va a ganar por mucho más de eso.
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No tengas miedo al miedo.