miércoles, 10 de diciembre de 2014

Es lo de siempre, hacer la maldad a conciencia pura.

     Es lo de siempre, hacer la maldad a conciencia pura.
     La del Imperio Romano, humillar a los de arriba, rascarle el lomo a los de abajo y expoliar poblaciones enteras, quedándose con todo: El oro, la plaza fuerte y las mujeres, que como bien sabemos en el Imperio, eran moneda de trueque.
     Mientras, por un lado, se lo pone al Uruguay entre la espalda y la pared para que acepte Sirios y prisioneros de Guantanamo, por el otro lado, salen ellos mismos a mostrar los trapos sucios de los cuales eran perfectamente conscientes, antes de poner a Uruguay entre cuerdas.
     Son gobierno y oposición, bajo el más frío y cínico desparpajo.
     Hay que joderse, porque son hombres ordinarios con poderes extraordinarios, capaces de condenar a las mayorías silenciosas, a vivir como mayorías silenciadas.
     Mientras tanto llueve como en los trópicos.