Aquí se hizo justicia hasta la mitad. Falta la otra parte.
Si el asesino de Silveira Regalado pudo ser Presidente de la República y, está llamado a ser "un peso pesado" en el nuevo gobierno recientemente electo y si las Macarena Gelman fueron reparadas y van a ocupar un lugar en la Cámara Baja, mientras que en la alta el hijo del sedicioso Sendic es el fiel de la balanza, entonces, es de estrico rigor y justicia que se repare a las víctimas de los tupamaros y sus alrededores.