viernes, 21 de noviembre de 2014

No nos doblegaran.


        “El enemigo enseña”
Franz Fanon, “Los condenados de la tierra”



“Hagámosle lo mismo que ellos nos hacen a nosotros,
dobleguémosles  la voluntad de resistir”
Lenin “¿Qué hacer?”



        El Frente Amplio y toda la prensa adicta, desprecia tanto al glorioso y heroico Partido Nacional, que no sabe en verdad delante de quienes está.
        De Oribe a Lavalleja, pasando por Timoteo Aparicio, Francisco Lavandeira, Aparicio Saravia, Washington Beltrán, Luis Alberto de Herrera, Fernández Crespo, Wilson Ferreira Aldunate, Luis Lacalle Herrera, Jorge Larrañaga y Luis Lacalle Pou, si algo ha demostrado a lo largo de sus jóvenes 178 años de historia, es que ha sido imposible doblegarle la voluntad de resistir.
        El Partido Nacional es el partido de la admirable alarma artigüista, porque sabe que nada podemos esperar, sino de nosotros mismos.
        Es el partido que nace como nacionalista bajo la divisa “Defensores de las Leyes”.
        Es el partido que ha sufrido dos siglos de injusticias políticas y se apresta juvenil mirando al futuro, de cara al siglo XXI que ya comienza.
        Es el partido de la resistencia civil, como quedó suficientemente demostrado cuando la dictadura militar fascista que azotó el país.
        Es el partido de la oposición constructiva, con planteos serios que son de recibo al tema que se está tratando.
        Es un partido esencialmente parlamentario, forjado al calor de la lucha ardorosa de las ideas, que ha sabido conjugar la ética de la responsabilidad, con la ética de la convicción.
        Es un partido republicano que inspirado en el pensamiento vareliano no conoce república sin republicano y que ha sido, como lo demuestran sus mejores hombres –Eduardo Acevedo, Carlos Roxlo, Lorenzo Carnelli, Carlos Quijano-, verdadera escuela de formación política a lo largo de 178 años de historia nacional. Como decía Eduardo Víctor Haedo: “El Partido Nacional es la patria”.
        Creer, como creen en el Frente Amplio que van a doblegar la voluntad de luchar y resistir de los blancos, como lo están haciendo con el Partido Colorado, es un profundo error que cometen. Porque nadie es nacionalista para jugar a las madres, esconderse debajo de la cama o jugar a las escondidas.






Este es el primer yingle que se hizo en el Uruguay