viernes, 7 de noviembre de 2014

Entre la razón y los muchos motivos de la sinrazón.



        Los partidos fundacionales que hicieron desde su origen al Uruguay, cometieron, como ya fue analizado en otro post, varios errores graves en lo que va de los últimos 50 años.
        Probablemente, cierto tipo de dirigente clásico, se merezca el castigo de los tiempos que corren. Por obsesivo, leguleyo, justifícalo todo, verborrágico y fundamentalmente, por querer tener siempre razón y no entender o no querer entender, los motivos que tienen los demás, para obrar políticamente, del modo en que lo hacen.
        Lo he dicho en otros temas; no alcanza con tener razón, hay que saber organizar esa razón, porque muchas veces lo que se tiene más que razón, es una razón y más nada.
        Era Feliciano de Silva el que decía: "La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura.".
        Tal vez, algo de eso esté sucediendo en el Uruguay de hoy.