viernes, 21 de noviembre de 2014

¿Cuál es la razón por la cual en cierta fuerza política, no se puede ser parlamentario y presidir el órgano jerárquico máximo?



        Hay cosas que son difíciles de entender y que solamente tienen explicaciones en términos rigurosamente marxistas y/o leninistas.
       Para Lenín el Parlamento es una estructura esencialmente burguesa que no sirve para gran cosa. Para lo único que sí sirve es para acceder a los sectores más atrasados de las masas populares y fundamentalmente, para obtener información privilegiada que de otro modo es imposible llegar a ella.
        Este criterio es el que Lenín defiende en una de las crisis importantes que tuvo su partido, después de la masacre de 1905 y que se llama “¿Qué hacer?”, ante la dispersión ideológica que una derrota de esa magnitud generó.
        Allí plantea dos cosas básicas para un partido revolucionario: tareas legales y tareas ilegales. Por legales entiende lo parlamentario y por ilegal, no aclara bien, pero se sobre entiende.
        En un partido “burgués” como el sistema de partidos fundacional del Uruguay, el hombre vale por los votos, en cambio en un partido proletario y popular, el individuo vale por sus ideas, de modo que no importa mucho si fue votado bien o mal, lo que interesa es que su pensamiento es relevante para el desenvolvimiento de la revolución socialista.
        Esto explica la sopa de siglas: PVP, PST, FLS, MPP y demás.
        Eso justifica el hecho de que no importe el nivel de estudios para legislar. Lo que sí interesa es ser fiel a la clase obrera y más nada.
        Cualquiera entiende que este tipo de conceptos leninistas responde a un partido conspiracionista, que vive en una situación histórico social muy especial, bajo la más implacable persecución. Pero no es entendible, para una fuerza política institucionalizada que cuenta con la mitad más uno del cuerpo electoral.
        No se ve la razón por la cual esa fuerza política, no permite que se pueda ser senador y presidir su Plenario, cuando los directorios de los partidos fundacionales que hicieron al Uruguay llevan rigurosamente a representantes parlamentarios.

Fueron de San Petesburgo a Petrogrado de 
Petrogrado a Leningrado y de
Leningrado a San Petesburgo.
Fue un giro de 360 grados lo que vivieron.