En
este vídeo especial que ofrezco, hay dos cosas que son importantes aclarar
previamente a su visión.
En
primer lugar, Estados Unidos no jugó el rol que se le suele atribuir,
lamentablemente en este vídeo.
El
que derrocó a Salvador Allende fue el empresario chileno, “la
burguesía nacional” y el sistema colapsó, cuando la huelga de los
camioneros.
Cualquiera
que haya tratado con gente que vivió esa época y estaba en Chile, sabe que en
los tiempos de Allende, había un clima de joda, de charanga y que las
multitudes zapateaban en las manifestaciones, cómo burlándose de los otros.
Había
además, desabastecimiento y el sistema de producción, distribución, comercialización
y consumo, estaba obstruido.
Además,
existían expropiaciones indirectas de la propiedad privada y violaciones a las
mujeres “de los oligarcas”, entendiendo por tal, cualquier hombre de
corbata.
Está también, toda la lloradera a lo Víctor Jara y Violeta Parra, que llora sobre la leche derramada, pero no dice la causa por la
cual sucede eso horrible, que no les gusta.
Allende
tenía legitimidad de origen, lo habían votado, pero cuando se puso a gobernar
con resquicios legales empezó a carecer de
legitimidad de ejercicio.
Olvidó
que la democracia no es el gobierno de la mayoría, sino el gobierno de la
mayoría que respeta a la minoría.
Su
gente quería que agarrara las armas y lo
acusaba de reformista, de blando, de pequeño burgués.
Fracturó
la sociedad con su discurso y su metodología de querer calmarlos de una forma
que en realidad, lo único que venía a hacer, era apagar el incendio con gasolina.
Hoy
tienen un trauma y no quieren hablar de estos temas. No les conviene. Son lisiados
morales.
Cometieron
los mismos errores que la República Española, y los de la Primera República en
el Portugal de antes de Salazar. Parecen ser expresiones que se reiteran en el
tiempo.
En
vez de moverse con los agentes intervinientes reales que operan en un momento concreto y específico y tratar de
llevar las cosas sobre la base de determinadas prioridades plausibles y
posibles, salen a inventar la realidad
de lo que debe ser, esto o aquello.
Así
les va.
Cuando
uno dice las cosas es como hablarles a la pared.
Hoy
estamos delante de otro Salvador, que descubrió una fórmula mágica: atarse el rabo de filisteo y después
emprenderla contra la burguesía nacional y sus empleados.
¿Sabremos detener esto?
¡Qui
lo sá!
No se dio cuenta que le dieron el gobierno, pero no el poder.
Al médico hay que decirle
lo mismo que él le dice a los demás,
zapatero a tus zapatos.
¡No queremos la vía pacífica al genocidio!
¡No queremos la vía pacífica al genocidio!