sábado, 9 de agosto de 2014

Un poco de latinoamericanismo y memoria política

       En este vídeo especial que ofrezco, hay dos cosas que son importantes aclarar previamente a su visión.
       En primer lugar, Estados Unidos no jugó el rol que se le suele atribuir, lamentablemente en este vídeo.
 El que derrocó a Salvador Allende fue el empresario chileno, “la burguesía nacional” y el sistema colapsó, cuando la huelga de los camioneros.
       Cualquiera que haya tratado con gente que vivió esa época y estaba en Chile, sabe que en los tiempos de Allende, había un clima de joda, de charanga y que las multitudes zapateaban en las manifestaciones, cómo burlándose de los otros.
    Había además, desabastecimiento y el sistema de producción, distribución, comercialización y consumo, estaba obstruido.
   Además, existían expropiaciones indirectas de la propiedad privada y violaciones a las mujeres “de los oligarcas”, entendiendo por tal, cualquier hombre de corbata.
       Está también, toda la lloradera a lo Víctor Jara y Violeta Parra, que llora sobre la leche derramada, pero no dice la causa por la cual sucede eso horrible, que no les gusta.
       Allende tenía legitimidad de origen, lo habían votado, pero cuando se puso a gobernar con resquicios legales empezó a carecer de legitimidad de ejercicio.
      Olvidó que la democracia no es el gobierno de la mayoría, sino el gobierno de la mayoría que respeta a la minoría.
       Su gente quería que agarrara las armas y lo acusaba de reformista, de blando, de pequeño burgués.
       Fracturó la sociedad con su discurso y su metodología de querer calmarlos de una forma que en realidad, lo único que venía a hacer, era apagar el incendio con gasolina.
     Hoy tienen un trauma y no quieren hablar de estos temas. No les conviene. Son lisiados morales.
   Cometieron los mismos errores que la República Española, y los de la Primera República en el Portugal de antes de Salazar. Parecen ser expresiones que se reiteran en el tiempo.
       En vez de moverse con los agentes intervinientes reales que operan en un momento concreto y específico y tratar de llevar las cosas sobre la base de determinadas prioridades plausibles y posibles, salen a inventar la realidad de lo que debe ser, esto o aquello.
       Así les va.
     Cuando uno dice las cosas es como hablarles a la pared.
    Hoy estamos delante de otro Salvador, que descubrió una fórmula mágica: atarse el rabo de filisteo y después emprenderla contra la burguesía nacional y sus empleados.
       ¿Sabremos detener esto?

       ¡Qui lo sá!


No se dio cuenta que le dieron el gobierno, pero no el poder.

Al médico hay que decirle
lo mismo que él le dice a los demás,
zapatero a tus zapatos.

¡No queremos la vía pacífica al genocidio!